Tres plantas y media
Cuando, hace unos meses, un amigo arquitecto me coment¨® (posteriormente pude o¨ªrlo y leerlo en breves rese?as period¨ªsticas) que en la Comunidad de Madrid se iban a prohibir los edificios con altura superior a tres plantas m¨¢s ¨¢tico, pens¨¦ que se trataba de una ocurrencia chistosa y pasajera de do?a Esperanza Aguirre. Tan absurda idea, por llamarla as¨ª, no pod¨ªa ser verdad y menos prosperar. Era una broma y no le di mayor importancia.
S¨®lo cuando he visto impreso en el Bolet¨ªn Oficial de la Comunidad de Madrid el texto de la Ley 3/2007, de "Medidas Urgentes de Modernizaci¨®n del Gobierno y la Comunidad de Madrid" (ni tan urgentes y, menos a¨²n, modernas), que en su art¨ªculo 13 dice literalmente "no podr¨¢ edificarse con una altura superior a tres plantas m¨¢s ¨¢tico (...)", para a?adir en el p¨¢rrafo siguiente que "no obstante lo anterior, los Ayuntamientos podr¨¢n autorizar la construcci¨®n de edificios singulares con una altura superior a la indicada en el p¨¢rrafo primero (...)", mi asombro e incredulidad iniciales se han transformado en asombro y rechazo frontal ante tan inculta e irresponsable imposici¨®n legal, emanada del Gobierno regional e inspirada, sin duda, por la visi¨®n id¨ªlica de su presidenta de una falsa e inexistente Inglaterra.
La limitaci¨®n de alturas supone apostar por la ciudad extensa
Algunos breves comentarios pueden dar raz¨®n a esta radical descalificaci¨®n de la medida legal. Limitar por ley, de forma extensiva e indiscriminada en todo el territorio de la Comunidad de Madrid, la altura de toda edificaci¨®n a "tres plantas m¨¢s ¨¢tico" supone imponer un paisaje edificado chato y anodino, impidiendo un perfil m¨¢s rico, variado y matizado en la construcci¨®n de la ciudad. Entre la torre de 20 plantas y el chal¨¦ pegado al suelo hay una amplia gama de tipolog¨ªas edificatorias con las que configurar los nuevos desarrollos urbanos y, m¨¢s a¨²n, rehabilitar y vitalizar los ya existentes en nuestra regi¨®n. La apropiada distribuci¨®n de tipos y alturas diversos, resueltos con una arquitectura digna (ciertamente escasa), responde con mayor flexibilidad y riqueza a los distintos territorios, tanto por su localizaci¨®n y caracter¨ªsticas morfol¨®gicas como por su especializaci¨®n funcional. Impedir esta diversidad es empobrecer y uniformar nuestras ciudades.
Esta limitaci¨®n legal supone favorecer y apostar por la ciudad extensa frente a la ciudad compacta. Ciudad extensa que significa ir ampliando la mancha urbana (hormig¨®n y ladrillo) en un imparable proceso de ocupaci¨®n de nuevos suelos, destruyendo recursos paisaj¨ªsticos (el vac¨ªo y la distancia es uno de ellos) ya hoy suficientemente expoliados por los incontrolados desarrollos de estos ¨²ltimos a?os, al amparo de leyes del suelo como las de 1998, de nivel estatal, y la auton¨®mica de 2001, para las que todo terreno es un solar edificable. Ciudad que se opone a la "ciudad compacta" defendida por una tradici¨®n mediterr¨¢nea, la raz¨®n medioambiental y econ¨®mica y las propias directrices de la UE. Frente a la ocupaci¨®n extensiva de nuevos suelos r¨²sticos es necesario reivindicar e imponer una pol¨ªtica territorial en la que prime hacer ciudad en la ciudad ya existente, aprovechando los vac¨ªos intersticiales actuales o en potencia, debidos a los procesos de obsolencia f¨ªsica, ambiental o funcional de muchos trozos de nuestra ciudad. Revitalicemos nuestras ciudades y dejemos tranquilo el campo.
?Y qu¨¦ decir de ese "¨¢tico" a?adido como calderilla a las tres plantas sustantivas? S¨®lo cabe entenderlo como el recuerdo de una forma urbana periclitada, que pone en evidencia la cultura urbana del legislador.
A esta cr¨ªtica se podr¨¢ responder remiti¨¦ndonos al segundo p¨¢rrafo del art¨ªculo 13, por el que se habilita la posibilidad de superar estas tres plantas y media permitiendo a los Ayuntamientos "autorizar la construcci¨®n de edificios singulares con una altura superior". Autorizaci¨®n plenamente discrecional y abierta a corruptelas y amiguismos en el momento de apreciar cu¨¢ndo concurren "circunstancias especiales" que as¨ª lo justifiquen. Baste recordar la aparici¨®n, en ¨¦pocas del franquismo, de rentables "edificios singulares" en muchas de nuestras ciudades, justificados por el trato de favor a personas y entidades afectas al r¨¦gimen o a los caciques locales.
En todo caso, causa extra?eza que una norma como ¨¦sta, que tiene graves y negativas consecuencias est¨¦ticas, ambientales y econ¨®micas, no haya suscitado una airada y generalizada oposici¨®n de ecologistas, promotores inmobiliarios y los propios alcaldes, muchos de cuyos planes y proyectos van a estar seriamente afectados. A menos que todos piensen que es una medida tan gratuita e insensata que pronto decaer¨¢ o, simplemente, no se aplicar¨¢. Una posible defensa ser¨ªa la de considerar "singulares" todos los territorios y edificios de la Comunidad de Madrid.
Profesionalmente me siento amparado por la r¨¢pida reacci¨®n del Colegio de Arquitectos y las declaraciones (voz y firma) de su decana, Paloma Sobrini, rechazando tan arbitraria e inculta norma.
Eduardo Mangada es arquitecto. Fue concejal de Urbanismo del Ayuntamiento de Madrid (1979-1982) y consejero de Pol¨ªtica Territorial (1983-1991).
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.