?ltimas noticias de Manuel Aza?a
Una nueva edici¨®n de las obras completas recupera textos in¨¦ditos y dispersos
"Que piensen en los muertos y escuchen su lecci¨®n", eso fue lo que Aza?a dijo dirigi¨¦ndose a las generaciones venideras. Se refer¨ªa a la lecci¨®n de todos los que hab¨ªan ca¨ªdo en la guerra luchando por un ideal grandioso y que, "abrigados en la tierra materna", nos env¨ªan "el mensaje de la patria eterna que dice a todos su hijos: paz, piedad y perd¨®n". Lleg¨® la paz que impusieron los vencedores, pero no hubo ni piedad ni perd¨®n.
El discurso lo ley¨® Aza?a en el Ayuntamiento de Barcelona el 18 de julio de 1938. La Rep¨²blica ten¨ªa entonces unas perspectivas muy negras y hab¨ªa algunos que consideraban que era imposible ganar la guerra. "Fue el ¨²ltimo de sus discursos, su testamento pol¨ªtico y moral", dice Santos Juli¨¢, el historiador que m¨¢s sabe de Aza?a y el responsable de coordinar la edici¨®n de sus obras completas.
La obra incluye papeles del pol¨ªtico requisados por la Gestapo en Francia
Los siete vol¨²menes permiten conocer a un Aza?a mucho m¨¢s ¨ªntimo
"Su pensamiento se conforma en los textos que escribi¨® a principios de siglo"
"Su modernidad sorprende. Habla de invenci¨®n al explicar el nacionalismo"
"Despu¨¦s de un terremoto, es dif¨ªcil reconocer el perfil del terreno", dec¨ªa tambi¨¦n Aza?a en ese discurso, en el que explicaba que la "profunda conmoci¨®n moral" que hab¨ªa producido la guerra hab¨ªa dejado a la sociedad sin disfraz, hasta el punto de que, ante un espejo, cada espa?ol ya s¨®lo podr¨ªa encontrar "lo que ha sido, lo que ha hecho y lo que ha dicho durante la guerra". Por eso eran tan necesarias la paz, la piedad y el perd¨®n.
El vibrante discurso de Aza?a se ha convertido en CD (que se presenta ma?ana en el Ministerio de Cultura) y se ha incluido como regalo junto a los siete vol¨²menes, de unas mil p¨¢ginas cada uno, de sus obras completas que aparecen ahora. La iniciativa surgi¨® de Jos¨¦ ?lvarez Junco y Javier Moreno Luz¨®n, presidente y vicepresidente del Centro de Estudios Pol¨ªticos y Constitucionales, la instituci¨®n que se ha embarcado en este proyecto junto al Ministerio de la Presidencia del Gobierno de Espa?a. Es en la sede del centro, al lado del Senado, donde el martes se espera a Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero para presentar este imponente trabajo.
Manuel Aza?a naci¨® el 10 de enero de 1880 en Alcal¨¢ de Henares. Habitualmente reservado para sus cosas, en esta nueva edici¨®n se han rescatado muchas p¨¢ginas in¨¦ditas, algunas de ellas muy reveladoras de sus conflictos familiares m¨¢s ¨ªntimos. As¨ª, por ejemplo, un relato in¨¦dito de 1904, La vocaci¨®n de Jer¨®nimo Garc¨¦s, donde se refiere (es la ¨²nica vez) a la muerte de su madre.
Juan Marichal ya hab¨ªa publicado en M¨¦xico en Oasis, entre 1966 y 1968, las obras completas de Aza?a en cuatro vol¨²menes. La nueva edici¨®n pr¨¢cticamente la duplica en p¨¢ginas. "Marichal trabaj¨® con el material que le pas¨® la viuda de Aza?a en M¨¦xico en los a?os sesenta", explica Santos Juli¨¢. "En 1984 se encontraron en unas dependencias de la Direcci¨®n General de Seguridad los papeles de Aza?a que hab¨ªa requisado la Gestapo en Francia en 1940 y que hab¨ªa entregado entonces a la polic¨ªa espa?ola. Unos a?os despu¨¦s, en 1996, la hija de Franco devolvi¨® tres cuadernos de los diarios de Aza?a que ten¨ªa desde que sesenta a?os antes se los hab¨ªa robado el vicec¨®nsul de Espa?a en Ginebra. Estos cuadernos perdidos se incorporaron a una nueva edici¨®n de los diarios. Pero lo que se desconoc¨ªa por completo son todos los papeles que incaut¨® la Gestapo".
Un a?o despu¨¦s de que Aza?a perdiera a su madre (1889), muri¨® su padre. "Su infancia estuvo marcada por la muerte. Aunque ten¨ªa muchos amigos y jugaba, pasaba mucho tiempo solo, en el despacho de su padre, leyendo", dice Juli¨¢.
La posibilidad de descubrir a un Aza?a mucho m¨¢s ¨ªntimo es lo que, en primer t¨¦rmino, permite esta nueva edici¨®n. En las cajas que devolvi¨® la Gestapo est¨¢n "un buen mont¨®n de papeles condenados al fuego que Aza?a no se atrevi¨® nunca a romper", escribe Santos Juli¨¢ en la nota a esta nueva edici¨®n. Hay apuntes, entremeses, breves piezas teatrales, novelas inacabadas, art¨ªculos terminados pero no publicados, cartas, discursos, conferencias. Antes de que estas cajas viajaran a M¨¦xico de regreso a manos de la viuda de Aza?a, el Ministerio de Cultura microfilm¨® los documentos. A partir de este material se han elaborado los tomos. La mayor¨ªa de los in¨¦ditos est¨¢n incluidos en el s¨¦ptimo volumen.
Aza?a estudi¨® con los agustinos en El Escorial, despu¨¦s se licenci¨® en Derecho en Zaragoza. Hacia los 20 a?os, y ya en Madrid, el joven t¨ªmido es amigo de provocar pol¨¦mica en cada una de sus intervenciones p¨²blicas.
Las nuevas obras completas est¨¢n ordenadas cronol¨®gicamente. Muchos de los textos que Marichal no pudo incluir se han colocado en las fechas donde les correspond¨ªa. "En los textos que escribi¨® en las primeras d¨¦cadas del siglo es donde se conforman las grandes l¨ªneas maestras de su pensamiento", explica Juli¨¢. "Se enfrenta a la generaci¨®n del 98 y a quienes lamentan la ca¨ªda y decadencia de Espa?a. No soporta la literatura del desastre y hurga en la tradici¨®n para configurar su idea de Espa?a. Su modernidad sorprende. Habla, por ejemplo, de invenci¨®n para explicar el patriotismo y el nacionalismo. Y defiende que una naci¨®n es una tradici¨®n corregida por la raz¨®n. S¨ª, est¨¢n la lengua, la cultura, el arte, una manera de expresarse... Pero sin la libertad de elegir los derroteros de esa naci¨®n, ¨¦sta carece de sentido. 'La patria es el espacio de mi libertad', dec¨ªa Aza?a".
Entra en el Partido Reformista, funda la revista La Pluma, dirige el semanario Espa?a, crea Acci¨®n Republicana, participa en el Pacto de San Sebasti¨¢n. Y llega la Rep¨²blica. Tiempo de gigantescas ambiciones. Santos Juli¨¢: "Aza?a, al percibir el clima de alegr¨ªa y fiesta con que llega el nuevo r¨¦gimen, cree que es posible hacer una profunda reforma del Estado y la sociedad. Suyas son, de hecho, las mayores iniciativas que van a cambiar Espa?a: la reforma del Ej¨¦rcito, de la relaci¨®n del Estado con la Iglesia y la nueva configuraci¨®n territorial que se deriva de las autonom¨ªas. Las emprendi¨® a golpe de palabras, y consigui¨® ponerlas en marcha, pero su poder era muy limitado, ya que su base pol¨ªtica se reduc¨ªa a un partido minoritario".
Con la Rep¨²blica fue primero ministro de Guerra y luego presidente del Gobierno. Cuando se produjo el golpe de Estado de los militares y se desencaden¨® la guerra, era ya presidente de la Rep¨²blica. Hizo lo posible para frenar el caos inicial. Con Largo Caballero en el Gobierno no se entendi¨®. Empez¨® su aislamiento, reclusi¨®n y tristeza, con su retiro en Montserrat. A comienzos de 1937 recuper¨® la iniciativa. Consideraba que hab¨ªa que negociar, bajo presi¨®n internacional, una suspensi¨®n de armas entre los combatientes. Facilitar entonces la salida de los combatientes extranjeros, propiciar la reanudaci¨®n de relaciones entre las dos Espa?as divididas y convocar un plebiscito donde los ciudadanos deb¨ªan elegir el r¨¦gimen que desearan. En julio de 1938 estaba convencido de que la Rep¨²blica iba a ser derrotada. Fue cuando habl¨® de "paz, piedad y perd¨®n". Luego vino el exilio, su ruptura con los republicanos, el terrible dolor. Muri¨® el 4 de noviembre de 1940 en Montauban, (Francia) donde 250 personas le rindieron ayer homenaje.
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