"Recordar es resistir"
La Ley de Memoria Hist¨®rica reconoce la lucha de los maquis contra la dictadura, aunque ¨¦stos consideran que "llega tarde y es insuficiente"
"Bajo una nueva apariencia de falso humanitarismo y fingida compasi¨®n, se desarrolla una nueva ofensiva de insidias y calumnias contra Espa?a, de la que es promotor y activo agente el comunismo internacional el cual, en efecto, trata de tergiversar los hechos glorificando como m¨¢rtires de una ideolog¨ªa pol¨ªtica a criminales vulgares y comunes".
Remedios Montero suspira mientras escucha c¨®mo alertaba Franco a la opini¨®n p¨²blica el 1 de marzo de 1942. Se lleva las manos a la cabeza cuando recuerda que durante muchos a?os ha sido tachada de criminal, bandolera o asesina. "Y yo, simplemente, era una persona que resisti¨® al r¨¦gimen: una guerrillera", dice orgullosa.
A sus 81 a?os, Reme esperaba que la Ley de Memoria Hist¨®rica -aprobada el mi¨¦rcoles en el Congreso- reconocer¨ªa por fin a los combatientes antifranquistas. Para su disgusto, el recuerdo a los maquis no pasa del pre¨¢mbulo. "Se ha perdido la oportunidad de dejar claro que no fuimos bandoleros; nunca ning¨²n Gobierno se ha acordado de nosotros", dice resignada.
Su obsesi¨®n es que no se menosprecie su gesta trat¨¢ndoles de bandoleros
"Ning¨²n Gobierno se ha acordado de nosotros", dice Remedios Montero
A Reme no le gusta malgastar el tiempo en lamentos. Prefiere rememorar su ¨¦poca de guerrillera. Primero apoy¨® al Maquis desde casa. Hasta que en 1949 decidi¨® echarse al monte y pas¨® a ser Celia, una de las pocas mujeres de la Agrupaci¨®n Guerrillera del Levante y Arag¨®n (AGLA). La aventura dur¨® tres a?os. Y recordarla, dice, es una forma de resistir. "Es lo ¨²nico que podemos hacer hasta que muramos; la rabia por todo lo que nos hicieron no nos la puede quitar ninguna ley, con o sin reconocimiento".
Sentada en el sal¨®n de su humilde casa en Valencia, Reme sonr¨ªe cuando se le pregunta si se acuerda de la vida en el monte. "Eso jam¨¢s se olvida; fueron a?os muy duros, ten¨ªas que dormir en el suelo, vestida, porque en cualquier momento llegaban los nacionales y ten¨ªas que huir. S¨®lo te pod¨ªas lavar en los r¨ªos. Entonces cre¨ªa imposible vivir en peores condiciones, pero el paso de los a?os "te hace darte de bruces con la realidad". Su marido, Flori¨¢n Garc¨ªa, Grande, tambi¨¦n guerrillero, est¨¢ a sus 90 a?os preso de una batalla "m¨¢s dura que la guerra: la p¨¦rdida de la memoria". Ella est¨¢ perdiendo vista, lo que le impide disfrutar de uno de sus mayores placeres: la lectura.
La Ley de Memoria reconoce "a quienes en distintos momentos lucharon por la defensa de los valores democr¨¢ticos, como los integrantes del Cuerpo de Carabineros, los brigadistas, los combatientes guerrilleros...". Una menci¨®n que, seg¨²n Reme, "llega tarde". Y se queda corta, porque en todo el texto no hay ni una sola referencia m¨¢s a los guerrilleros. S¨®lo en el art¨ªculo 2 se puede leer: "Se declara el car¨¢cter radicalmente injusto de todas las condenas, sanciones y cualesquiera formas de violencia personal producidas por razones pol¨ªticas, ideol¨®gicas o de creencia religiosa, durante la Guerra Civil, as¨ª como las sufridas por las mismas causas durante la dictadura". Entre los benefactores se menciona a los "grupos de resistencia". "?Qu¨¦ grupos son esos? ?En cu¨¢les me incluyo yo?", se pregunta desde Borja (Zaragoza) Jos¨¦ Manuel Montorio, de 86 a?os. Exiliado en Francia desde que acab¨® la Guerra Civil, volvi¨® a Espa?a en 1945 y enseguida ingres¨® en la AGLA. Pas¨® siete a?os en el monte. Fue el encargado de evacuar hacia Francia, en 1952, a sus compa?eros de agrupaci¨®n. Su experiencia, afirma Montorio, le carga de razones "para exigir un reconocimiento mayor de la lucha contra la dictadura, que fue una causa justa".
La mayor obsesi¨®n de los guerrilleros es conseguir que no se menosprecie su lucha trat¨¢ndoles de bandoleros. Esa palabra les suena a insulto. "Tampoco fuimos asesinos; claro que matamos gente, pero fue en defensa propia, no pod¨ªamos permitirnos el lujo de tener un delator".
En los montes espa?oles ya se escond¨ªan guerrilleros durante la Guerra Civil, e incluso antes, aunque no fue hasta apenas un a?o antes de concluir la II Guerra Mundial, en 1944, cuando se hizo m¨¢s s¨®lida. El Maquis se aferr¨® a la esperanza de que, tras Hitler, Franco ser¨ªa el siguiente en caer. Ese a?o, ex combatientes republicanos que se incorporaron a la resistencia francesa volvieron a Espa?a. Es el caso de Montorio, quien recuerda que por mucha organizaci¨®n que hubiese en el monte, la desigualdad con las tropas nacionales era abrumadora. "Yo me pas¨¦ siete a?os con unas 800 balas; en un combate de 10 minutos te arriesgabas a quedarte sin ninguna. Fue una lucha imposible".
Fue esa desigualdad la que oblig¨®, en 1952, a poner final a la lucha. Derrotados, los maquis abandonaron la monta?a, pero su coraz¨®n nunca se rindi¨®.
En un despacho que CC OO de Barcelona ha cedido a los ex presos pol¨ªticos, Llu¨ªs Mart¨ª Bielsa muestra con orgullo la Cruz de Sant Jordi que otorg¨® la Generalitat de Barcelona a la asociaci¨®n. Es igual que la que le concedieron a ¨¦l hace un a?o por su implicaci¨®n contra el fascismo "desde los 14 a?os hasta la actualidad". La condecoraci¨®n le lleg¨® a los 85 a?os. "Que nadie se confunda. A m¨ª me dan importancia ahora porque no quedan m¨¢s; no he sido importante ni en la guerra ni con Franco, s¨®lo cuando me he hecho viejo".
Mart¨ª Bielsa, con una verborrea desbordante, da quiz¨¢s en el clavo de por qu¨¦ no se ha dado un mayor reconocimiento a los maquis: "Al guerrillero no se le reconoce porque es una figura popular, que no est¨¢ registrada como un ente en la sociedad, una figura que act¨²a en un momento concreto y que luego desaparece. Y que, no olvidemos, fue objeto de barbaridades, aunque estuvieran justificadas".
Ese olvido de las Administraciones es inversamente proporcional, dicen, al de la gente, que nunca ha olvidado su causa. A fin de cuentas, dice Montorio, siendo exiliado, "siempre pensaba aquello de 'volver¨¦ y ser¨¦ millones': he vuelto y soy millones, las personas que nos apoyan".
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