Cohesi¨®n social y ciudadan¨ªa
Los d¨ªas 8, 9 y 10 de noviembre tendr¨¢ lugar en Santiago de Chile la XVII Cumbre Iberoamericana. Dicha cumbre se celebra en un momento en que Am¨¦rica Latina presenta unos indicadores pol¨ªticos y econ¨®micos sensiblemente mejores a los que ha tenido en los ¨²ltimos 20 a?os. Atr¨¢s quedan los a?os de dictadura en el Cono Sur, los conflictos armados en Centroam¨¦rica, as¨ª como el bajo crecimiento econ¨®mico o la hiperinflaci¨®n que amenazaba de forma permanente la econom¨ªa de la regi¨®n. Esto no quiere decir que todos los pa¨ªses hayan conseguido la deseada estabilidad, pero creo que, al menos, podemos coincidir en que las condiciones objetivas en que se encuentra Am¨¦rica Latina le permiten vislumbrar un horizonte cargado de futuro.
Los gobiernos iberoamericanos son muy conscientes de que la reducci¨®n de la pobreza es el reto m¨¢s importante al que tienen que enfrentarse (de hecho, un tercio de la poblaci¨®n latinoamericana, m¨¢s de 200 millones de personas, vive bajo el umbral de la pobreza), no s¨®lo por una raz¨®n de justicia social, sino porque estos altos ¨ªndices de desigualdad provocan una insatisfacci¨®n tal que repercute directamente en la consideraci¨®n que los pueblos de la regi¨®n tienen sobre el sistema democr¨¢tico. Las iniciativas nacionales son imprescindibles para abordar este problema, como lo est¨¢n haciendo Chile, Brasil o M¨¦xico, entre otros, pero tambi¨¦n es necesario adoptar proyectos que tengan repercusi¨®n en toda la regi¨®n. De ah¨ª que la Cumbre Iberoamericana haya elegido la cohesi¨®n social como tema central de su pr¨®xima cita. Si entendemos por cohesi¨®n social la manera en que la define la Comisi¨®n Europea, hablar¨ªamos de "prevenir y erradicar la pobreza y la exclusi¨®n y promover la integraci¨®n, la igualdad y la participaci¨®n de todos en la vida econ¨®mica y social". Y ¨¦stos son los objetivos que nos hemos venido marcando tanto en las Cumbres Uni¨®n Europea-Am¨¦rica Latina y Caribe como en las cumbres iberoamericanas pasadas, en las que se empieza a construir un acervo iberoamericano que incluye la progresiva eliminaci¨®n de las asimetr¨ªas existentes entre los pa¨ªses, la promoci¨®n de los derechos humanos y el buen gobierno, o la participaci¨®n de las sociedades civiles que, indiscutiblemente, fomentan el desarrollo y la cohesi¨®n social.
Todas estas iniciativas tendr¨¢n un efecto muy positivo en la construcci¨®n de sociedades m¨¢s cohesionadas, pero si queremos crear una aut¨¦ntica "comunidad iberoamericana de naciones" necesitamos ir un poco m¨¢s lejos. La experiencia europea podr¨ªa ser un punto de partida, aunque somos conscientes de que la construcci¨®n de la Uni¨®n Europea parte de unas premisas diferentes y se ha ido consolidando a lo largo del tiempo. Aunque la regi¨®n iberoamericana ha iniciado algunos procesos de integraci¨®n subregional, ¨¦stos a¨²n carecen de elementos suficientes para su consolidaci¨®n, porque no nacen con la misma vocaci¨®n de integraci¨®n y porque todav¨ªa son proyectos muy embrionarios. En todo caso, ninguna iniciativa, salvo las cumbres iberoamericanas, alcanza al conjunto de la regi¨®n.
Quiz¨¢s lo que podr¨ªamos plantear es que las cumbres pasen de ser un foro de concertaci¨®n pol¨ªtica a un foro que incorpore algunos instrumentos de integraci¨®n. Es cierto que para tener ¨¦xito en este tipo de tareas es importante una cierta homogeneidad en los modelos pol¨ªticos y econ¨®micos, pero lo que es imprescindible tener claro es que una regi¨®n no se construye sobre falsos debates ideol¨®gicos. Sobre estas bases estaremos en condiciones de solucionar los problemas (como el de la desigualdad), al tiempo que podr¨ªamos hacer frente a algunos de los retos comunes, como el cambio clim¨¢tico, la energ¨ªa o las nuevas tecnolog¨ªas. Y es que, al final, la cohesi¨®n social es inclusi¨®n, pero tambi¨¦n solidaridad interterritorial, adhesi¨®n a un proyecto p¨²blico compartido, sentimiento de pertenencia y certeza de que nadie va a ser abandonado a su propia suerte. Es con estos elementos como hemos encontrado la ciudadan¨ªa europea. Me pregunto si ser¨ªa posible pensar en una ciudadan¨ªa iberoamericana. No se me ocurre ninguna regi¨®n que presente unas condiciones objetivas m¨¢s favorables para lograr ese prop¨®sito: la lengua, la historia, la cultura o los valores son elementos poderos¨ªsimos para la ciudadan¨ªa iberoamericana, siempre que tengamos muy claro que ¨¦sta s¨®lo se construye por el conocimiento del otro. Los ciudadanos necesitan tener conciencia de identidad compartida y los ciudadanos iberoamericanos tienen esa identidad, pero necesitan compartirla. Quiz¨¢s as¨ª Am¨¦rica Latina tenga la oportunidad de desempe?ar el papel que le corresponde en el escenario global.
MIGUEL ?NGEL MORATINOS es ministro espa?ol de Asuntos Exteriores.
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