"No podemos librarnos del mal"
La relaci¨®n con el lenguaje escrito y la representaci¨®n de la escritura es uno de los aspectos m¨¢s fascinantes de la cultura portuguesa: refinamiento, rigor, innovaci¨®n. Portugal es el pa¨ªs de las palabras. Art¨ªculos, editoriales y reportajes, carteles de la calle, los fados a los que no se les puede tocar una coma, los poetas, el vocabulario preciso y rico que utiliza la gente... Cam?es, E?a y Pessoa otean desde arriba, y todo el que escribe en Portugal est¨¢ obligado a escribir bien, porque est¨¢ prohibido escribir mal, o regular.
La literatura se nutre de la inquietud imperecedera de Saramago y Lobo Antunes, las visiones de ensayistas como Eduardo Louren?o, la fresca subversi¨®n de los autores de las ex colonias (Luandino Vieira, Agualusa, Pepetela, Mia Couto...). Y ya est¨¢ ah¨ª una nueva generaci¨®n, nacida en las cercan¨ªas del 25 de Abril, que agrupa a un grupo de novelistas que, muchas veces, son adem¨¢s poetas y periodistas. Rui Zink, Jos¨¦ Lu¨ªs Peixoto, Mafalda Ivo Cruz, Pedro Mex¨ªa, Gon?alo M. Tavares, Jorge Marmelo, Pedro Rosa Mendes, Walter Hugo Mae...
"Siempre llevo varios a?os de adelanto entre lo que est¨¢ ya escrito y lo que publico. Esto me permite defenderme de lo que va sucediendo a mi alrededor"
Elegimos a dos de ellos, Tavares y Peixoto, como presentaci¨®n de la nueva narrativa lusa y aperitivo de la IV Mostra Portuguesa, que llega a Madrid la pr¨®xima semana.
Para empezar, Gon?alo M. Tavares (Lisboa, 1971). Seg¨²n Eduardo Louren?o, "con la nueva literatura estamos, por decirlo as¨ª, en un mundo de muerte entre par¨¦ntesis. Tal vez ning¨²n autor comunique mejor ese sentimiento que Tavares. Lleg¨® para quedarse, en un espacio que es s¨®lo suyo".
Estas palabras resumen la eclosi¨®n de un escritor sobrio y sint¨¦tico, que ha seducido a Saramago ("no tiene derecho a escribir tan bien a los 35 a?os, dan ganas de darle un pu?etazo") y a Vila-Matas ("triunfar¨¢, eso es algo que se ve venir"). Poeta y novelista, el autor de Jerusal¨¦n acaba de convertirse en el primer portugu¨¦s en ganar en Brasil el Premio PT. Su escritura conduce al lector con enorme contenci¨®n hasta las ra¨ªces del mal y del dolor; pero tambi¨¦n rinde homenaje a sus autores de culto convirti¨¦ndolos en personajes y protagonistas de sus t¨ªtulos (Brecht, Walser, Beckett...). Entre sus libros publicados en Espa?a se encuentran Biblioteca (Xordica), La m¨¢quina de Joseph Walser, El se?or Henri, El se?or Valery y Un hombre: Klaus Klump (los cuatro en Mondadori). Aqu¨ª responde por correo electr¨®nico.
PREGUNTA. ?Cu¨¢les son las l¨ªneas de uni¨®n entre los escritores nacidos cerca de la Revoluci¨®n de Abril?
RESPUESTA. Considero que no hay una relaci¨®n entre los escritores portugueses contempor¨¢neos. Creo que los problemas son cada vez m¨¢s globales y menos nacionales. De ah¨ª el hecho de que pueda haber m¨¢s relaci¨®n entre un escritor portugu¨¦s y uno argentino o alem¨¢n que con otro escritor portugu¨¦s.
P. Portugal es un pa¨ªs de grandes poetas. Pero no es habitual que los poetas sean novelistas...
R. Portugal tiene muchos poetas de calidad. En cuanto a m¨ª, leo mucha poes¨ªa, escribo poes¨ªa. Pero m¨¢s que la poes¨ªa, me gustan los relatos cortos, por ejemplo, los fragmentos de filosof¨ªa. Muchos de los autores filos¨®ficos que m¨¢s me agradan escriben en fragmentos: Nietzsche, Wittgenstein, Walter Benjamin son algunos ejemplos. Me agrada sobre todo la idea de concentraci¨®n; del mismo modo que se concentra una sustancia pueden concentrarse las ideas. Procuro siempre hacer las cosas lo m¨¢s cortas posibles. Me gusta contar la historia de un escritor que despu¨¦s de escribir una larga carta a un amigo, al final, dice: disculpa por esta carta tan larga, pero no he tenido tiempo de hacerla m¨¢s corta. ?sa es mi manera de escribir: intentar tener tiempo para hacer las cosas m¨¢s cortas, para condensar, concentrar. Y en ese sentido hay una relaci¨®n con la poes¨ªa, el arte de la s¨ªntesis. Intentar decir lo m¨¢ximo posible con pocas palabras.
P. ?Su infancia le configur¨® como escritor?
R. Tuve una infancia muy f¨ªsica. Siempre he le¨ªdo bastante, pero al mismo tiempo jugaba a la pelota, me peleaba, tomaba el sol. Jugaba mucho al f¨²tbol; era delantero y recuerdo los golpes que recib¨ªa. Acostumbro a decir que primero tuve dolores en el metatarso y s¨®lo despu¨¦s sent¨ª dolores en la metaf¨ªsica. Si estuviese leyendo el libro m¨¢s fascinante, pero alguien me pisara el me?ique del pie, sentir¨ªa dolor y ese dolor, aparentemente insignificante, me obligar¨ªa a abandonar el libro. El dolor va a ocupar todo mi cerebro. Y por eso respeto mucho el dolor, lo f¨ªsico, lo concreto. Esto me ha permitido establecer un equilibrio entre las ideas y la parte concreta del mundo. Me gusta escribir sobre cosas y sustancias que se pueden tocar.
P. ?Acab¨® ya la etapa de las afinidades y las influencias? ?Cu¨¢ndo encontr¨® su propia voz?
R. Tengo centenares de influencias. Me siento pr¨®ximo a innumerables artistas. Pero me labro mi camino. Procuro ganar una o dos influencias m¨¢s cada semana. Es decir, procuro estar atento, m¨¢s all¨¢ de la literatura. Deleuze habla de un poder, de una fuerza, a la que normalmente se le presta poca atenci¨®n. Dice que hay dos grandes poderes: el poder de afectar a los otros, influir en ellos; y est¨¢ claro que es lo que un escritor pretende. Pero habla de otro gran poder: la capacidad de ser influido. Lo considero fundamental: estar atento, ser receptivo, absorber las cosas buenas que andan cerca.
P. ?Se considera un autor pol¨ªtico?
R. Los partidos no me interesan, pero la pol¨ªtica s¨ª. El mal en la vida real es uno de los temas que m¨¢s me interesa. El conjunto de novelas -tetralog¨ªa- que titul¨¦ O Reino y que est¨¢ a punto de publicarse en Espa?a y en otros pa¨ªses intenta percibir el mal, su aparici¨®n, su aparente ocultaci¨®n, su suspensi¨®n sobre nuestras cabezas. Tengo la sensaci¨®n de que el mal est¨¢ siempre a nuestro alrededor, esper¨¢ndonos, como si de un momento a otro pudi¨¦semos ser objetos del mal, v¨ªctimas, por lo tanto, o sujetos del mal: seres crueles. El mal nos rodea, no podemos librarnos definitivamente de ¨¦l. Adem¨¢s, la ingenuidad es el campo en el que mejor se desenvuelve el mal. Y de ah¨ª, me parece, la importancia de la literatura. Si me preguntase, en una palabra, qu¨¦ pienso que puede aportar la literatura a una persona, responder¨ªa que la lucidez. Es decir, lo contrario de la ingenuidad. La buena literatura puede ayudarnos, como lectores, a estar atentos. No se trata de volvernos desconfiados, c¨ªnicos, no es eso. Se trata m¨¢s bien de convertirnos en hombres atentos, que no descansan con las cosas buenas que el conjunto de los hombres va adquiriendo. La Historia, me parece, tiende a una repetici¨®n del mal cada vez con m¨¢s medios t¨¦cnicos. De ah¨ª que el estado de atenci¨®n no deba suspenderse ni un minuto. La literatura puede ayudar en eso, pero, claro, hay muchas otras cosas, adem¨¢s del arte y de los artistas: los peri¨®dicos, los medios. Uno de los lemas de cada peri¨®dico, televisi¨®n o radio deber¨ªa ser el de aumentar la cantidad de lucidez por metro cuadrado. Considero que la literatura seria intenta lo mismo. Bien, esto es muy pol¨ªtico.
P. ?Cu¨¢ndo empez¨® a escribir?
R. Escribo intensamente desde los 20 a?os. No quise publicar pronto. Intencionadamente, no quise publicar antes de los 30. Primero, me parec¨ªa fundamental el aislamiento. Ir viviendo y, al mismo tiempo, leer y escribir. Durante 10, 12 a?os, me levant¨¦ muy temprano. Me levantaba a las cinco y media y a las siete estaba en mi escondrijo; le¨ªa y escrib¨ªa. Kierkegaard dec¨ªa que s¨®lo es posible llevar una buena vida si tenemos un buen escondrijo, y que tener un buen escondrijo es tener una buena vida. Siempre he intentado encontrar un buen puesto de vig¨ªa del mundo. Desde muy pronto sent¨ªa, no s¨¦ muy bien por qu¨¦, que despu¨¦s de publicar, de hacer algo p¨²blico, las cosas cambian; por eso decid¨ª retrasarlo lo m¨¢s posible. Publiqu¨¦ el primer libro con 31 a?os, enseguida salieron otros; todos ellos estaban ya escritos cuando se public¨® el primero. Todav¨ªa hay otros libros sin publicar, de esa fase del escondrijo y de fases m¨¢s recientes. Siempre llevo varios a?os de adelanto entre lo que est¨¢ ya escrito y lo que publico. Esto me permite defenderme de lo que va sucediendo a mi alrededor, adquirir una cierta distancia casi estoica; yo no soy lo que me acontece; intento seguir un poco ese mandamiento. Y por otro lado, tengo tiempo para mirar los libros que he escrito y cortar, cortar sin piedad, porque espero por lo menos un a?o, a?o y medio, entre el momento de escribir, el momento creativo, digamos, y el momento en que publico. Y antes de publicar, corto, altero, y corto de nuevo. Algo que no podr¨ªa hacer si publicase nada m¨¢s escribir. Para dar una idea, un libro de cuentos recientemente editado en Portugal lo escrib¨ª hace cerca de 12 a?os y no se public¨® hasta el a?o pasado.
La IV Mostra Portuguesa convoca a escritores, m¨²sicos, cineastas, cient¨ªficos y artistas como exponentes de los m¨²ltiples ¨¢mbitos de su cultura
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