Objetivo: reducir la pobreza en Argentina
Cristina Kirchner conf¨ªa en lograr un gran pacto social para hacer frente a la falta de credibilidad del sistema
Cuando Cristina Kirchner jure como la primera mujer elegida presidenta en la historia de Argentina, el pr¨®ximo 10 de diciembre, recibir¨¢ de su marido, el presidente N¨¦stor Kirchner, no s¨®lo la banda presidencial, sino una econom¨ªa con buenas variables macroecon¨®micas pero embarcada en un peligroso rumbo que obligar¨¢ a su administraci¨®n a adoptar soluciones algo alejadas de la l¨ªnea marcada por su marido.
La presidenta electa ya ha anunciado el eje fundamental de su gesti¨®n econ¨®mica: un gran pacto social que permita la reducci¨®n de la pobreza, pero para lograrlo tendr¨¢ que modificar algunas de las caracter¨ªsticas del Gobierno saliente y ah¨ª se ver¨¢ hasta qu¨¦ punto hay continuidad en la gesti¨®n de los Kirchner.
La nueva presidenta quiere paz social, moderando los precios y con m¨¢s empleo, para que la inversi¨®n alcance el 27% del PIB en 2009
Para firmar el acuerdo que garantice la estabilidad y el crecimiento, Cristina Kirchner tendr¨¢ que sentarse en la misma mesa con sindicatos y empresarios. La presidenta electa ya tiene elaborado un avanzado borrador en el que se recogen los aspectos m¨¢s importantes de la negociaci¨®n. El objetivo concreto es conseguir que la inversi¨®n alcance en 2009 el 27% de producto interior bruto, y para ello el acuerdo debe garantizar la paz social, moderando los precios e incentivando la creaci¨®n de empleo.
Pero la nueva presidenta se enfrenta a dos obst¨¢culos, uno heredado de la gesti¨®n de N¨¦stor Kirchner y el otro derivado de la sinuosa realidad sindical peronista. El actual Gobierno argentino sufre uno de sus mayores d¨¦ficit de credibilidad en la elaboraci¨®n de ¨ªndices oficiales, despu¨¦s de que a comienzos de este a?o el presidente ordenara la intervenci¨®n del organismo encargado de ello, el Instituto Nacional de Estad¨ªstica y Censos (Indec), descontento porque las cifras de inflaci¨®n que reflejaba eran superiores a los anuncios del Gobierno. El resultado es que, mientras la Administraci¨®n habla de una inflaci¨®n en torno al 9%, empresarios, sindicatos y consumidores cifran el aumento en un 20% anual con preocupante tendencia al incremento.
Mejora salarial
El plan impulsado por la presidenta electa establece una mejora m¨ªnima en los salarios de la inflaci¨®n m¨¢s dos puntos para finales de 2008, pero el dilema es ?sobre qu¨¦ ¨ªndice de inflaci¨®n? Cristina Fern¨¢ndez ha anunciado que se revisar¨¢ el m¨¦todo de elaboraci¨®n del ¨ªndice, un guarismo que, seg¨²n su marido y actual presidente, "est¨¢ perfecto".
El Indec -bautizado por el prestigioso columnista Joaqu¨ªn Morales Sol¨¢ como "la f¨¢brica de ilusiones oficiales"- se encuentra en el centro de la pol¨¦mica que afecta a otros importantes ¨ªndices, como son el de pobreza y empleo. Para que los interlocutores crean en la negociaci¨®n, la nueva presidenta estar¨¢ obligada a reconocer que la inflaci¨®n oficial no es la real y al mismo tiempo no podr¨¢ desairar a la Administraci¨®n saliente, algunos de cuyos ministros seguir¨¢n en su Gabinete, ni desdecirse de su vehemente defensa de la intervenci¨®n del Indec ordenada en febrero.
El segundo obst¨¢culo para comenzar a negociar es que el sindicato m¨¢s poderoso, la peronista Confederaci¨®n General del Trabajo (CGT), vive un proceso de elecciones internas que culminar¨¢n en junio de 2008. El actual sector dirigente, comandado por el camionero Hugo Moyano, quiere abrir la negociaci¨®n con el nuevo Gobierno cuanto antes, a ser posible el mismo diciembre, mientras que el sector opositor liderado por el trabajador hostelero Luis Barrionuevo, prefiere esperar a que pasen las elecciones sindicales.
El Gobierno sabe que no puede negociar con el principal sindicato dividido. Y lo peor para Kirchner es que en lo ¨²nico que coinciden ambos bandos es en convertir la cuesti¨®n salarial en el eje central de la negociaci¨®n, algo que el futuro Gobierno quiere evitar para que el pacto social no sea s¨®lo un acuerdo amplio sobre sueldos.
Cristina Kirchner ha declarado en p¨²blico que es partidaria de que la econom¨ªa argentina se inspire en el llamado modelo alem¨¢n. "Se trata de un pa¨ªs exportador con un alt¨ªsimo grado de tecnolog¨ªa que es lo que lo distingue; el valor agregado, la innovaci¨®n tecnol¨®gica", declar¨® al d¨ªa siguiente de vencer en las elecciones presidenciales de octubre. La primera parte ya la tiene conseguida con unas cifras exportadoras -y unas retenciones- que han creado un super¨¢vit fiscal sin precedentes en la historia del pa¨ªs, pero para la innovaci¨®n tecnol¨®gica hace falta inversi¨®n, nacional y extranjera, y aqu¨ª la presidenta Kirchner deber¨¢ garantizar que Argentina es un pa¨ªs con seguridad jur¨ªdica atractivo para la inversi¨®n productiva. Los medios oficialistas presentaron como una posibilidad de mejora de las relaciones de Argentina con el FMI la sustituci¨®n como director general del organismo del espa?ol Rodrigo Rato por el franc¨¦s Dominique Strauss-Kahn, pero este ¨²ltimo ya ha pedido a Buenos Aires que pague los 6.200 millones de d¨®lares de deuda con el Club de Par¨ªs utilizando parte de los m¨¢s de 40.000 millones de d¨®lares de reservas de que dispone.
En los d¨ªas que restan hasta que Cristina Kirchner jure, el Gobierno est¨¢ dispuesto a asumir el precio pol¨ªtico de una serie de medidas impopulares pero que se estiman necesarias. La primera se hizo p¨²blica el mi¨¦rcoles, cuando el ministro de Comercio, Miguel Peirano, anunci¨® una subida de las retenciones a las exportaciones de granos y aceites, es decir, el oro verde que est¨¢ generando una riada de d¨®lares hacia las arcas argentinas. As¨ª, la retenci¨®n sobre el trigo pasar¨¢ del 20% al 28%; la del ma¨ªz, del 20% al 25%, y en caso de la soja, el incremento ser¨¢ del 27,5% al 35%. Con esta medida, el Ejecutivo pretende aumentar la recaudaci¨®n impositiva en 1.022 millones de euros, adem¨¢s de evitar una escalada de precios internos.
La segunda medida que previsiblemente se producir¨¢ en torno a las fechas en que Cristina Kirchner se convierta en presidenta ser¨¢ una subida de tarifas en algunos servicios, especialmente en la energ¨ªa, donde se ha llegado a un callej¨®n sin salida. Las autoridades argentinas niegan la existencia de una crisis energ¨¦tica de la que hablan abiertamente los sectores productivos, crisis debida en una importante proporci¨®n a la despreocupaci¨®n del consumidor medio por el despilfarro de energ¨ªa. Productores de energ¨ªa y economistas locales vienen insistiendo desde hace tiempo en que una peque?a subida en las tarifas servir¨ªa para aliviar la situaci¨®n. El incremento servir¨ªa, adem¨¢s, para relajar las tensiones entre el Gobierno y las empresas prestatarias de servicios.
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