Estratagemas
La doble reacci¨®n del PP ante la publicaci¨®n de la sentencia sobre la masacre del 11-M debe ser interpretada en clave electoral. Se trata de una puesta en escena ambivalente al estilo del reparto de papeles entre el polic¨ªa bueno y el polic¨ªa malo.
As¨ª, el moderado Mariano se muestra conciliador y tolerante, buscando la comprensi¨®n del votante centrista que lee Abc y escucha Onda Cero. Mientras que el pendenciero Aznar insiste en sostenella y no enmendalla, buscando la complicidad del electorado radical que lee El Mundo y escucha la COPE. Una t¨¢ctica electoral tan transparente que parece sacada de un manual de campa?a.
Pero se dice que han cometido un error, pues han dejado pasar la ocasi¨®n de rectificar su pasado error. Lejos de eso, Aznar ha reincidido con contumacia, pero tambi¨¦n Rajoy ha venido a hacer lo mismo con otras palabras, pues sigue insistiendo en alentar la fraudulenta manipulaci¨®n informativa. Y el resultado agregado de esta persistencia en el error es que el doble mensaje que se transmite puede asustar al personal, demostrando que el peor PP vuelve por sus fueros. Lo cual podr¨ªa despertar de su indolencia al electorado del "No nos falles", sac¨¢ndole de su abstenci¨®n para votar de nuevo a ZP.
No era realista esperar que el PP aprovechase la ocasi¨®n de la sentencia del 11-M para rectificar
?Seguro que se trata de un error? ?O es una estratagema que provoca un riesgo calculado? Para ver a d¨®nde quiero ir a parar, pasemos al otro lado del hemiciclo. Tambi¨¦n los estrategas de La Moncloa se est¨¢n exprimiendo estos d¨ªas la mollera tratando de innovar t¨¢cticas electorales que les permitan pescar en los caladeros centristas, a la caza y captura del votante indeciso entre el talante de Zapatero y la firmeza del Partido Popular. Y la ¨²ltima de sus estratagemas hasta la fecha ha sido la visita de los Reyes a Ceuta y Melilla. Un tema que parec¨ªa tab¨², pues ni siquiera el valent¨®n Aznar se atrevi¨® a intentar tama?a provocaci¨®n contra la autocracia marroqu¨ª. Pero el fun¨¢mbulo Zapatero cree que puede con todo. As¨ª que all¨¢ que se fue la familia real, para forrar de banderas las dos plazas africanas de soberan¨ªa espa?ola.
De este modo devolv¨ªa Zapatero el banderazo espa?olista que le hab¨ªa propinado Rajoy el D¨ªa de la Hispanidad. Todo para captar al posible votante asustado por las presuntas cesiones de Zapatero a los enemigos nacionales (terroristas, republicanos, independentistas...), demostrando con hechos que a espa?olismo tampoco le gana nadie. Pura t¨¢ctica de Tercera V¨ªa transversal, que busca votos a derecha e izquierda.
Pero claro, como tiene por costumbre, Zapatero cometi¨® un error de bulto. Y en su arriesgada apuesta de provocaci¨®n, el tiro le sali¨® por la culata, pues lejos de tragar, el monarca alau¨ª opt¨® por abrir en las relaciones hispano-marroqu¨ªes una crisis de pron¨®stico reservado y consecuencias hoy por hoy incalculables. ?Otro patinazo de Zapatero? ?Un paso en falso, una imprudencia irresponsable...? Quiz¨¢. Pero tambi¨¦n puede ser una estratagema: un riesgo calculado. Pues de esta forma, ahora no le quedar¨¢ m¨¢s remedio al Gobierno espa?ol que aceptar el plan para el S¨¢hara que ha decidido imponer unilateralmente el monarca marroqu¨ª. Una aceptaci¨®n espa?ola que hasta ahora parec¨ªa una traici¨®n y una cobard¨ªa, por lo que no pod¨ªa ser entendida por el electorado de izquierdas. Pero que ahora parecer¨¢ una cesi¨®n necesaria como precio a pagar para recuperar las buenas relaciones con nuestro vecino del sur. Todo sea por la patria y el Rey. Lo dicho: un claro transversalismo de Tercera V¨ªa a lo Tony Blair.
Y algo parecido sucede al otro lado del hemiciclo. No era realista esperar que el PP aprovechase la ocasi¨®n que le brindaba la sentencia para rectificar, reconociendo su error de amparar la estratagema conspiranoide.
De error nada, pues la sentencia les autoriza a seguir diciendo m¨¢s de lo mismo (Aznar) con otras palabras (Rajoy), dado que parece escrita para que pueda interpretarse en clave salom¨®nica. Por un lado demuestra que ETA no fue la autora material, lo que permite al PP reconocer por fin la verdadera autor¨ªa yihadista. Pero al mismo tiempo se deniega expresamente la autor¨ªa intelectual (citando esos t¨¦rminos de un escrito de alegaci¨®n), no se recoge como hecho probado el m¨®vil de Irak (a pesar de que as¨ª estaba citado en la reivindicaci¨®n del atentado) y se exculpa a El Egipcio por cosa juzgada, rechazando las pruebas de inducci¨®n por las que fue condenado en Italia.
A partir de aqu¨ª, el PP entiende que ha sido absuelto de su estrategia conspiranoica, que puede seguir explotando con todo derecho porque as¨ª se lo autoriza la sentencia. Lo dir¨¢ con doble lenguaje, moderado y radical, pero lo har¨¢ con el mismo objetivo estrat¨¦gico: el de solicitar al electorado que le devuelva el poder que entonces le arrebat¨®.
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