Noticias del purgatorio
Suele decirse que tras la muerte de un escritor pasa por un purgatorio m¨¢s o menos largo en el que el inter¨¦s por ¨¦l decrece, hasta que si hay suerte, su obra recupera el lugar del que su muerte le priv¨®. Hay escritores que nunca salen del purgatorio aun mereci¨¦ndolo y otros, por el contrario, lo hacen mucho m¨¢s robustecidos de lo que lo estuvieron en vida (por ejemplo, S¨¢ndor M¨¢rai).
Desconf¨ªo, aun as¨ª, pese a las excepciones, de que esa capacidad de recuperaci¨®n siga siendo posible en el mundo veloz en el que vivimos (pienso, por ejemplo, en Jos¨¦ Bergam¨ªn, un escritor que lleva 25 a?os de purgatorio y no parece que vaya a salir de ¨¦l). En tiempos, esa labor arqueol¨®gica de intermediaci¨®n correspond¨ªa a los cr¨ªticos. Sumidos ahora en plena trivializaci¨®n cultural, entumecida la comunidad acad¨¦mica o dedicados sus miembros m¨¢s medi¨¢ticos a saquear memorias ajenas, a juzgar la vida de los escritores m¨¢s que su propia obra, esa labor se conf¨ªa casi en exclusiva a los aparatos de promoci¨®n de las editoriales, y ya se sabe que un escritor muerto ya no alimenta el mercado con novedades. Por ello resulta dif¨ªcil mantener su obra en los cicateros almacenes de las editoriales. Por eso se publican tantos in¨¦ditos que deber¨ªan dormir en los cajones.
El purgatorio de Gonzalo Torrente Ballester est¨¢ siendo dulce, no es cuesti¨®n de negar la evidencia. El grueso de su obra est¨¢ disponible en librer¨ªas, y de tanto en tanto se dan iniciativas que lo devuelven a la actualidad, pero, si es as¨ª, se debe, como le ocurr¨ªa en vida, a que no le faltan lectores. Del lado de los supuestos expertos sigue habiendo voces que, crecidas en el prejuicio o la ignorancia, le hurtan a¨²n el lugar preeminente que le corresponde en la novela espa?ola del siglo XX (?de qu¨¦ otro modo se entiende, si no, la ausencia de La saga/fuga de J. B. o su menci¨®n marginal en algunas de esas listas can¨®nicas de novelas que a veces elaboran las revistas culturales?). Tambi¨¦n asombra comprobar lo escasamente traducido que ha sido en comparaci¨®n con escritores muy menores que, cuando les llegue su hora, dormir¨¢n por siempre el sue?o de los justos.
Torrente Ballester escribi¨® mucho, demasiado quiz¨¢. No todas sus novelas son igual de buenas. Algunas, sobre todo de la ¨²ltima ¨¦poca, pod¨ªa hab¨¦rselas ahorrado, pero ninguna tradici¨®n literaria deber¨ªa permitirse prescindir de La saga/fuga de J. B., de Fragmentos de Apocalipsis, que era la novela de la que m¨¢s orgulloso se sent¨ªa, ni de tantas otras, como Dafne y ensue?os o La isla de los Jacintos Cortados, que en comparaci¨®n con aqu¨¦llas pasan por menores pero que bastar¨ªan por s¨ª mismas para colmar no pocas ambiciones literarias.
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