El maestro y la humildad
A sus 83 a?os, Georges Pr¨ºtre dirigir¨¢ el Concierto de A?o Nuevo de Viena
George Pr¨ºtre ha sido el elegido para dirigir el Concierto de A?o Nuevo de 2008. No hay director de orquesta que no se sienta halagado por sumarse al elenco de grandes maestros que han inaugurado el a?o con los valses de Strauss al frente de la Orquesta Filarm¨®nica de Viena en el concierto de m¨²sica cl¨¢sica m¨¢s mediatizado del mundo. Maazel, Karajan, Abbado, Kleiber, Mehta, Muti, Harnoncourt, Ozawa y Janson han sido hasta ahora los privilegiados.
"Soy el primer franc¨¦s que tiene este honor. Es la apoteosis de mi vida art¨ªstica. Un sue?o que se cumple", dice Pr¨ºtre con esa amplia sonrisa que llena de vida su rostro como si 83 a?os no fueran nada. Al que fuera director favorito de Maria Callas le gusta declararse "novio" de las mejores orquestas. Con ninguna se ha "casado". Siempre ha actuado como director invitado. "No he asumido la direcci¨®n permanente de ninguna orquesta porque soy demasiado personal, no me gustan los problemas administrativos", explica, muy feliz de su fruct¨ªfero noviazgo con Viena, que dura ya 40 a?os, "En la m¨²sica vienesa y alemana me siento en casa. Gracias a Viena he dirigido todo Brahms, Beethoven, Mahler y mucho de Mozart. Soy vien¨¦s de esp¨ªritu".
Aunque su agente nos comunic¨® que no hab¨ªa lugar para entrevistas en la apretada agenda del maestro, ¨¦l acept¨® de buena gana conversar espont¨¢neamente al acabar un ensayo de la Primera sinfon¨ªa de Georges Bizet y la Primera de Gustav Mahler con la Filarm¨®nica de Viena. Parece un espect¨¢culo de danza ver a Pr¨ºtre en el ensayo. Todo su cuerpo est¨¢ en movimiento, la m¨²sica le entra de lleno y ¨¦l la devuelve a la orquesta. "Es muy dif¨ªcil, ?sabe? Los int¨¦rpretes tenemos que comprender a trav¨¦s y por debajo de las notas para descubrir los contrastes y darles relieve. Suele ocurrir que en momentos de profunda tristeza el compositor se esfuerza por crear una pieza alegre. Para desvelar los misterios que encierran las partituras no s¨®lo hay que conocer muy bien la atm¨®sfera de una ¨¦poca, sino tambi¨¦n la vida privada del compositor". En cambio, dice, la vida privada del int¨¦rprete no cuenta. "Yo no interpreto a Mahler a la George Pr¨ºtre. Eso significar¨ªa servirse de la obra, soy yo quien tengo que ponerme a su servicio. Es dif¨ªcil porque hay que ser muy humilde. Quiz¨¢ la humildad sea un don que unos tienen y otros no. Sea como sea, hay que cultivarla. La vida, la madurez ense?a a ser humilde". Con la misma humildad que se zambulle en los abismos de Mahler, George Pr¨ºtre est¨¢ dispuesto a entregarse a la familia Strauss. De los valses vieneses siempre se dice que tienen algo de fr¨ªvolo y superficial, pero para Pr¨ºtre representan algo important¨ªsimo: el lado m¨¢s alegre del car¨¢cter vien¨¦s, el periodo m¨¢s jovial de la historia austriaca. "Aquella Viena de Strauss y sus contempor¨¢neos era la fiesta. Lo que hacemos es perpetuar esa felicidad. Y es una buena excusa hacerlo el uno de enero".
Babelia
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