"La UE debe perfeccionar las normas sobre movimientos de personas"
Giuliano Amato (Torino, 1938), dos veces presidente del Gobierno italiano y actual ministro del Interior, considera que el decreto para facilitar la expulsi¨®n de rumanos fue malinterpretado. "Nunca pensamos en expulsar a cientos de miles de personas. S¨®lo queremos desarrollar las vigentes directivas europeas", dice. Pese a todo, la medida ha tenido ya, seg¨²n ¨¦l, efectos disuasorios, y en pocos d¨ªas se han reducido tanto el n¨²mero de rumanos en Italia como el n¨²mero de delitos totales. En una entrevista concedida ayer a EL PA?S y Le Monde, Amato afirma que el ingreso de Rumania en la UE ha roto los esquemas anteriores y ha generado el primer movimiento migratorio masivo a escala europea: "Bruselas debe hacer frente a ese problema".
"Existe en este pa¨ªs un fuerte sentimiento antirrumano"
"Nunca pensamos en expulsar a cientos de miles de personas"
Pregunta. ?Han tenido que moderar el alcance del decreto, a la vista de las reacciones en Italia y en toda Europa?
Respuesta. Absolutamente no. ?Sabe qu¨¦ ocurri¨®? Que un l¨ªder de la oposici¨®n, Gianfranco Fini, mencion¨® la cifra de 250.000 expulsiones, y esa cifra monopoliz¨® los titulares. Pero nunca pensamos en expulsar a cientos de miles de personas, ni en proclamar una especie de estado de excepci¨®n antieuropeo. S¨®lo queremos desarrollar las directivas que est¨¢n vigentes. Pienso en la directiva 38 de la UE, de 2004, que prev¨¦ el alejamiento de los ciudadanos comunitarios sin medios de subsistencia, la expulsi¨®n por via ordinaria, con 30 d¨ªas de plazo para apelaciones, de comunitarios peligrosos para la seguridad p¨²blica, y, en casos especiales, la expulsi¨®n urgente, refrendada por un juez, en un plazo de 48 horas.
P. Pero el decreto italiano permite que las expulsiones sean refrendadas por un simple juez de paz.
R. Utilizamos para la confecci¨®n del decreto algunas normas ya contenidas en la ley de inmigraci¨®n aprobada por el anterior Gobierno. Esas normas son las referidas a la intervenci¨®n del juez de paz, y a m¨ª no me gustan. No estamos hablando de conflictos dom¨¦sticos, sino de libertades y derechos fundamentales, y me parece mejor que la cosa quede en manos de la justicia ordinaria. Vamos a cambiar ese punto porque somos aut¨¦nticamente liberales y garantistas, no porque hayamos cedido ante la extrema izquierda.
P. Italia ha proyectado una imagen xen¨®foba.
R. Existe en este pa¨ªs un fuerte sentimiento antirrumano, eso es innegable. Est¨¢ ligado a un alto n¨²mero de delitos. Rumanos, marroqu¨ªes y albaneses est¨¢n relacionados con m¨¢s de la mitad de los delitos cometidos por extranjeros. Y a la clase pol¨ªtica le resulta f¨¢cil fomentar la xenofobia, aunque la gran mayor¨ªa de los rumanos sean trabajadores honestos.
P. Da la impresi¨®n de que se habla de los rumanos cuando, en realidad, se piensa en los rom, los gitanos procedentes de Rumania.
R. Ah¨ª hay un equ¨ªvoco. Los rom, los gitanos, suscitan hostilidad en toda Europa. Y s¨ª, estad¨ªsticamente puede demostrarse que los rom cometen un alto n¨²mero de delitos. Pero tienen a gala robar sin violencia. Los delitos que espantan a los italianos, los que generan miedo y alarma social, son los violentos. Los atracos que incluyen agresi¨®n, las violaciones, las palizas brutales como la que caus¨® la muerte a Giovanna Reggiani en Roma. Y esos delitos con violencia no suelen ser obra de rumanos gitanos, sino de rumanos no gitanos.
P. El decreto fue redactado y aprobado en pocas horas, tras la agresi¨®n mortal a Giovanna Reggiani. ?No hubo un poco de prisa y quiz¨¢ de demagogia?
R. No. El contenido del decreto figuraba ya en el proyecto de ley sobre seguridad, enviado la semana antes al Parlamento. La emoci¨®n popular nos oblig¨® a hacer el decreto, y la misma emoci¨®n popular suscit¨® expectativas exageradas. Nosotros tenemos una mayor¨ªa muy poco envidiable en el Senado, y nos cuesta conseguir que se aprueben nuestras iniciativas legislativas. Pareci¨® apropiada la v¨ªa del decreto ley, para facilitar la aprobaci¨®n y para demostrar que el Gobierno reaccionaba de inmediato ante un problema.
P. ?Funciona el decreto?
R. Est¨¢ vigente desde hace s¨®lo diez d¨ªas, a la espera de la aprobaci¨®n parlamentaria y las posibles modificaciones, y ya ha tenido un efecto psicol¨®gico notable. Es un elemento de disuasi¨®n, porque ahora resulta claro que actuaremos con dureza contra los delincuentes. Carezco de cifras concretas, pero puedo decirle que salen menos emigrantes de Rumania hacia Italia, que algunos rumanos est¨¢n abandonando Italia y que se ha reducido el n¨²mero de algunos delitos, como los robos en domicilios.
P. ?Bastaba un decreto sobre expulsiones para resolver una situaci¨®n que su Gobierno defini¨® como grav¨ªsima?
R. Nos encontramos ante un problema grande, enmarcado dentro de lo que llamamos globalizaci¨®n. En Rumania el desempleo es escaso, hay muchos puestos de trabajo. Ocurre que los salarios rumanos son bajos, y a los rumanos les compensa emigrar. Su puesto es ocupado por moldavos o georgianos, que a su vez salen ganando frente a los salarios de sus pa¨ªses. Eso no est¨¢ directamente relacionado con la delincuencia, sino con las migraciones masivas.
P. ?Ha respondido la Uni¨®n Europea ha su petici¨®n de ayuda de los gobiernos de Roma y Bucarest?
R. Por el momento no ha habido reacci¨®n, y lo lamento. La Uni¨®n Europea organiz¨® las normas sobre libre circulaci¨®n de personas pensando en casos individuales. Nunca se lleg¨® a pensar en migraciones masivas, porque nunca ocurr¨ªan. Con cada ampliaci¨®n se suscitaban temores a una invasi¨®n de irlandeses, o portugueses, o griegos, y luego no pasaba nada. En realidad, las diferencias salariales entre los antiguos pa¨ªses miembros y los nuevos no eran tan grandes como para justificar migraciones masivas. Ahora, con Rumania, las diferencias s¨ª lo son. El flujo de rumanos es fort¨ªsimo, y dentro de ¨¦l se camuflan muchos delincuentes. La UE debe hacer frente a ese problema, porque no estamos preparados para afrontar la situaci¨®n. Debemos perfeccionar las normas europeas sobre movimientos de personas, incluyendo, quiz¨¢, los acuerdos de Schengen.
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