Los franceses se preparan para una semana de caos por las huelgas
Paros contra las reformas en los transportes, la energ¨ªa y la Universidad
Los ciudadanos franceses se preparaban ayer para el caos, convencidos de que la segunda huelga de los transportes p¨²blicos en menos de un mes, en defensa de los privilegios de su sistema de pensiones, ser¨¢ el detonante de un movimiento de protesta contra el proceso de reformas del presidente Nicolas Sarkozy que paralizar¨¢ el pa¨ªs durante al menos una semana. La reivindicaci¨®n afecta esencialmente al sector del transporte y la energ¨ªa, pero la protesta se ha extendido ya al movimiento estudiantil, a la judicatura y otros colectivos, y con toda probabilidad enlazar¨¢ con la huelga de funcionarios del 20 de noviembre.
La huelga de los empleados de la empresa p¨²blica de ferrocarriles, la SNCF, comenz¨® ayer a las 20.00. Esta ma?ana est¨¢ previsto que arranque el paro de los transportes urbanos de Par¨ªs, la RATP, y las de las compa?¨ªas de la energ¨ªa ?lectricit¨¦ de France (EdF) y Gaz de France (GdF). Tambi¨¦n se suman a la protesta los empleados de la ?pera y de la Comedie Fran?aise, igualmente beneficiarios de un sistema de pensiones que permite jubilarse con el 100% de la pensi¨®n habiendo cotizado 37,5 a?os. El Gobierno pretende elevarlo hasta 40 a?os, lo mismo que rige para la funci¨®n p¨²blica.
Estos beneficios afectan a cerca de un mill¨®n y medio de trabajadores y su incidencia en el d¨¦ficit del sistema de pensiones no es excesiva, pero el Gobierno se plantea una reforma en profundidad de todo el sistema, por lo que acabar con los reg¨ªmenes especiales se ha convertido en un requisito imprescindible para poder pedir luego al resto de los ciudadanos que trabajen m¨¢s para ganar su jubilaci¨®n.
?ste es precisamente el argumento que emplean los sindicatos para defender a los supuestos privilegiados que ahora se lanzan a la huelga. Hay que parar las reformas aqu¨ª, le dicen a la opini¨®n p¨²blica, porque despu¨¦s ya no ser¨¢ posible.
El Gobierno, pese a que asegura haber negociado hasta el l¨ªmite de sus posibilidades con las centrales, escenifica igualmente este reto, consciente de que, por primera vez en muchos a?os, las reivindicaciones de estos sectores no son compartidas por la mayor¨ªa de la opini¨®n p¨²blica y que los sindicatos corren el riesgo de perder buena parte del apoyo popular y dejarse jirones de credibilidad en una huelga que b¨¢sicamente afecta a los trabajadores y, muy en especial, a los econ¨®micamente m¨¢s d¨¦biles que viven en la periferia y perder¨¢n jornadas de trabajo. La ¨²ltima encuesta de BVA para Les Echos situaba en un 55% la oposici¨®n a la huelga y a?ad¨ªa que el 68% de los franceses est¨¢n convencidos de que el caos durar¨¢ semanas.
Sarkozy lo dej¨® bien claro ayer: "Llevar¨¦ las reformas hasta el final", dijo ante el Parlamento Europeo en Estrasburgo, informa Ana Carbajosa. Francia, dijo, se encuentra inmersa en un proceso de reformas sin precedentes y el ¨¦xito de estas pol¨ªticas acabar¨¢ por beneficiar a todos los europeos.
"A nadie en Europa le interesa una Francia d¨¦bil, incapaz de crecer econ¨®micamente (...) que tenga miedo del futuro", asegur¨®. "Los franceses aprobaron estas reformas", a?adi¨® en referencia al programa electoral con el que fue elegido, "las llevar¨¦ a cabo con sangre fr¨ªa y determinaci¨®n".
Pero quien mejor ha definido el envite no es otro que el consejero especial de Sarkozy, su intelectual de cabecera, Henri Guaino, quien ayer en Lib¨¦ration acu?aba esta frase: "Si no hacemos esta reforma es mejor parar, porque no haremos ninguna". A ¨²ltima hora de la tarde, Sarkozy, acompa?ado por el primer ministro Fran?ois Fillon, recibi¨® en el El¨ªseo a los directores de las empresas p¨²blicas afectadas para "actualizar la situaci¨®n", seg¨²n una nota del portavoz.
C¨®mo llegar al trabajo
Los ciudadanos recuerdan con pavor las huelgas de 1995, que dejaron al pa¨ªs sin transportes durante semanas. La de hoy tiene el a?adido de que sucede justo cuando llega el fr¨ªo. Para poder acudir el trabajo, unos pasar¨¢n la noche en un hotel, otros se quedar¨¢n en la casa de amigos, los m¨¢s osados intentar¨¢n llegar en coche, o al menos compartirlo con colegas que vivan por la misma zona. Queda la posibilidad de tomarse una de las libranzas que todo franc¨¦s tiene como resultado de la jornada de 35 horas, aunque a estas alturas muchos ya las han gastado y otros no se las quieren regalar a los sindicatos.
La impopularidad de una protesta para defender privilegios se refleja en episodios de rechazo como el de ayer en Mantes la Jolie, en el noroeste de Par¨ªs, cuando varios centenares de usuarios de las l¨ªneas de cercan¨ªas tomaron los andenes e insultaron a los ferroviarios. Los servicios p¨²blicos se resentir¨¢n. Los hospitales explican que, cuando hay huelga de transportes, pierden personal.
Los diarios gratuitos no aparecer¨¢n porque son distribuidos en los lugares de transporte.
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