El comandante y el Rey
La salida de Juan Carlos I, tras las interrupciones e insultos de Hugo Ch¨¢vez, tuvo la virtud de rasgar el velo de hipocres¨ªa que rodea las Cumbres Iberoamericanas
Es verdad que una imagen vale mil palabras y, una secuencia de im¨¢genes, diez mil. El incidente que ha inmortalizado la sesi¨®n de clausura de la ¨²ltima Cumbre Iberoamericana celebrada en Santiago de Chile, divulgado al mundo por las c¨¢maras de televisi¨®n, dice m¨¢s e ilustra mejor sobre el caudillo venezolano Ch¨¢vez y cong¨¦neres, as¨ª como sobre las relaciones de Espa?a con Am¨¦rica Latina, que decenas de sesudos ensayos.
Los mejores guionistas de Hollywood no lo hubieran hecho tan bien si quer¨ªan abrir el espect¨¢culo con la imagen -entre c¨®mica y siniestra- de un espad¨®n tercermundista en plena acci¨®n. Interrumpiendo al presidente del Gobierno espa?ol que, t¨ªmidamente, se atrev¨ªa a recordar a los mandatarios latinoamericanos que "nacionalizar empresas no garantiza nada", el comandante Hugo Ch¨¢vez se apodera del micro y se dispara en insultos contra Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, quien alguna vez habr¨ªa invitado a Venezuela a algo tan ignominioso como integrarse "al primer mundo", propuesta fascista que el caudillo tropical rechaz¨®, claro est¨¢, porque "somos humanos y los fascistas no son humanos. Creo que una serpiente es m¨¢s humana que un fascista o que un racista". La estupidez conceptual se enriquece si quien la emite se expresa con la vulgaridad del comandante Ch¨¢vez y su gesticulaci¨®n cuartelera. Hasta aqu¨ª nada que sorprenda, aunque, s¨ª, mucho que entristezca y averg¨¹ence, si quien presencia la escena es latinoamericano y, sobre todo, venezolano.
Conviene a Espa?a tener relaciones privilegiadas con pa¨ªses que encarnan la civilidad y la libertad
Entonces, Rodr¨ªguez Zapatero pide la palabra a Michelle Bachelet -la presidenta de Chile dirige la sesi¨®n- y, extremando el respeto de las formas y buscando con verdadera angustia las palabras m¨¢s prudentes, trata de dejar sentada su protesta por la "descalificaci¨®n" que se ha hecho de un ex presidente "que fue elegido por los espa?oles". Digo "trata de" porque, pese a sus educadas maneras, hasta en dos oportunidades es groseramente interrumpido de nuevo por Hugo Ch¨¢vez, quien, como la presidenta Bachelet le ha cortado el micro, levanta virilmente la voz a fin de que ninguno de los presentes se libre de escucharlo. A estas alturas, el Rey de Espa?a, al que literalmente hemos visto demudarse y enrojecer a lo largo de toda esta escena sin poder ocultar la irritaci¨®n que le produce, irrumpe con su contundente "?Por qu¨¦ no te callas?" que, por un instante, deja al soldadote de marras quieto y mudo, como sin duda le ocurr¨ªa en el cuartel cuando su superior lo aderezaba de carajos. La presidenta Bachelet introduce un inesperado toque de humor al sugerir con meliflua voz a los presentes "que eviten los di¨¢logos".
Otro tercermundista y comandante entra en escena, esta vez un Daniel Ortega maltratado por los a?os con una calvicie acelerada y una panza capitalista, para desga?itarse atacando a Espa?a por los bombardeos de Estados Unidos contra Libia, por las supuestas depredaciones de Uni¨®n Fenosa y contra los embajadores espa?oles por conspirar contra el Frente Sandinista... hasta que el Rey de Espa?a se levanta y deja sentada su protesta abandonando la sesi¨®n.
La ense?anza m¨¢s obvia e inmediata de este psicodrama es que hay todav¨ªa una Am¨¦rica Latina anacr¨®nica, demag¨®gica, inculta y b¨¢rbara a la que es una pura p¨¦rdida de tiempo y de dinero tratar de asociar a esa civilizada entidad democr¨¢tica y modernizadora que aspiran a crear las Cumbres Iberoamericanas. Esta ser¨¢ una aspiraci¨®n imposible mientras haya pa¨ªses latinoamericanos que tengan como gobernantes a gentes como Ch¨¢vez, Ortega o Evo Morales, para no mencionar a Fidel Castro. Que sean o hayan sido populares y ganaran elecciones no hace de ellos dem¨®cratas. Por el contrario, muestra la profunda incultura pol¨ªtica y lo fr¨¢gil que son las convicciones democr¨¢ticas de sociedades capaces de llevar al poder, en libres comicios, a semejantes personajes. Ellos no asisten a las Cumbres a trabajar por el ideal que las convoca. Van a utilizarlas como una tribuna para internacionalizar la demagogia y las bravatas con que mantienen hipnotizados a sus pueblos y, por eso, esas Cumbres est¨¢n condenadas al fracaso y al circo. Antes, la estrella indiscutible de ellas era Fidel Castro y sus espect¨¢culos anti imperialistas, que enloquec¨ªan de felicidad a los gacetilleros amantes de esc¨¢ndalos. Ahora que Castro dej¨® de ser caudillo para convertirse en analista internacional -el ¨²nico que en Cuba habla y despotrica con envidiable libertad- el histri¨®n preferido de la prensa amarilla es Ch¨¢vez, ¨¦mulo y ventr¨ªlocuo de aqu¨¦l.
Claro que hay otra Am¨¦rica Latina, m¨¢s decente, honrada, culta y democr¨¢tica que la representada por estos energ¨²menos. Estaba all¨ª, en esa sesi¨®n de clausura, invisible y muda, como siempre en estas ocasiones en la que los caudillos, hombres fuertes, "comandantes" y payasos se apoderan de las candilejas. ?Por qu¨¦ callan y se dejan ningunear y eclipsar de esa manera si ellos son infinitamente m¨¢s respetables y dignos de ser escuchados que aqu¨¦llos? No s¨®lo porque algunos est¨¢n sobornados por los petrod¨®lares que derrocha el venezolano a diestra y siniestra. A menudo lo hacen porque temen ser v¨ªctimas de las diatribas y descalificaciones de aquellos matones, que les pueden soliviantar a sus extremistas criollos y, tambi¨¦n, aunque parezca mentira, porque ellos, que s¨®lo son gobernantes civiles que tratan mal que bien o bien que mal de ajustarse a las limitaciones que les se?alan las leyes y constituciones, se sienten mandatarios de segunda frente a esos dioses omn¨ªmodos que no tienen otro freno para sus excesos y bellaquer¨ªas que su soberana voluntad.
La salida del Rey de Espa?a tuvo la virtud de rasgar el velo de hipocres¨ªa que circunda las Cumbres Iberoamericanas a las que, en apariencia -no en la realidad- asisten jefes de Gobierno y de Estado dignos del mismo respeto y consideraci¨®n. Falso de toda falsedad: el se?or Ch¨¢vez tiene unas credenciales que lo exoneran de toda respetabilidad civil y democr¨¢tica, pues, el 4 de febrero de 1992, traicion¨® su uniforme y actu¨® con felon¨ªa intentando un golpe militar contra un Gobierno constitucional y leg¨ªtimo en el que decenas de oficiales y soldados venezolanos murieron defendiendo el Estado de derecho. Levantarse contra un Gobierno constitucional es el peor crimen que pueda cometer un militar y por eso el comandante Ch¨¢vez fue juzgado, condenado y enviado a la c¨¢rcel. Que en lugar de pasarse all¨ª muchos a?os fuera amnistiado por el presidente Rafael Caldera y luego premiado por una mayor¨ªa de venezolanos con la Presidencia de la Rep¨²blica no lo absuelve, s¨®lo muestra hasta qu¨¦ punto estaba turbado ese electorado que se dej¨® seducir por los cantos de sirena de un demagogo y que est¨¢ ahora lament¨¢ndose amargamente de su error.
Lo absurdo, lo delirante de lo ocurrido en Santiago de Chile es que el comandante Ch¨¢vez eligiera, para descargar sus iras y convertir en blanco de su mojiganga tercermundista, a Espa?a, un pa¨ªs cuyo Gobierno ha hecho esfuerzos denodados para llevarse en paz con ¨¦l, e, incluso, echarle una mano internacionalmente cuando todo el Occidente democr¨¢tico lo censuraba por sus atropellos a los derechos humanos y sus complicidades con las satrap¨ªas fundamentalistas.
?Alguna otra ense?anza que sacar de todo esto? Que, como es evidente que a los tigres y a las hienas no se las aplaca con venias y sonrisas y ech¨¢ndoles corderos, conviene mucho m¨¢s a un pa¨ªs democr¨¢tico como Espa?a privilegiar en sus relaciones a pa¨ªses que representan la civilidad, la libertad, la legalidad, y con los que tiene la seguridad de una cooperaci¨®n real y de largo plazo, que tratar por todos los medios de ganarse la amistad de quienes representan las ant¨ªpodas de lo que, afortunadamente para los espa?oles, es hoy Espa?a. Ni la Cuba de Fidel Castro ni la Venezuela de Ch¨¢vez merecen ser, hoy, los amigos dilectos del Gobierno espa?ol, y s¨ª, en cambio todos esos discretos y esforzados gobiernos que, en el resto del continente latinoamericano trabajan por sacar a sus pueblos de esa barbarie del subdesarrollo que representan no s¨®lo los bajos ¨ªndices de crecimiento y las vertiginosas desigualdades de ingreso, educaci¨®n y oportunidades, sino, tambi¨¦n, la demagogia y la matoner¨ªa pol¨ªticas encarnadas en Ortega y Ch¨¢vez que las televisiones de todo el mundo pusieron en evidencia en la clausura de la Cumbre Iberoamericana.
Es posible que, al reaccionar como lo hizo, el Rey de Espa?a transgrediera el protocolo. ?Pero qu¨¦ alegr¨ªa nos depar¨® a tantos latinoamericanos, a tantos millones de venezolanos! ?La prueba? Que he escrito este art¨ªculo arrullado por los animados compases del flamante pasodoble que ahora entonan y bailan en todas las universidades venezolanas, que se titula ?Por qu¨¦ no te callas? y cuya tonadilla y letra llueven sin tregua sobre mi computadora.
? Derechos mundiales de prensa en todas las lenguas reservados a Diario El Pa¨ªs, SL, 2007.
? Mario Vargas Llosa, 2007.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.