Etiquetas, banderas y un partido especial
Ya no nos sorprende, hablo por m¨ª y por Jos¨¦ (Calder¨®n), que haya alg¨²n espectador espa?ol que nos muestre su apoyo all¨¢ donde juguemos. Es de agradecer. No s¨¦ de d¨®nde salen. Siempre hay alguno. El otro d¨ªa, mientras est¨¢bamos formados en la pista del Air Canada Centre de Toronto escuchando los himnos oficiales, Jos¨¦, yo y todo el equipo flipamos. Como siempre, son¨® primero el estadounidense; a continuaci¨®n, el canadiense, y luego unos espectadores que estaban en la grada con banderas espa?olas sacaron de repente unas trompetillas y se arrancaron con el espa?ol. Por unos segundos, el p¨²blico se call¨® y lo escuch¨®, como si fuera otro himno oficial. ?Tremendo!
La rueda de partidos no para y uno tiene que estar preparado para todo. Contra Utah me pas¨¦ todo el tiempo en el banquillo y dos d¨ªas despu¨¦s, contra los Pacers, jugu¨¦ 24 minutos. El equipo va en l¨ªnea ascendente. Despu¨¦s de ganar en Filadelfia y Chicago a los Bulls por 30 puntos en un partido que reforz¨® mucho nuestra confianza, perdimos contra Utah. No jugamos demasiado bien, pero mantuvimos opciones hasta el final. A continuaci¨®n, ganamos a los Pacers, algo que nos hac¨ªa mucha falta porque tres de nuestras cuatro derrotas se hab¨ªan producido ante nuestro p¨²blico y eso denota que estamos todav¨ªa ajustando nuestro estilo e integrando a la gente nueva.
Como quien no quiere la cosa, ya nos encontramos ante uno de esos partidos subrayados con rojo en el calendario, el que jugaremos el mi¨¦rcoles en Memphis contra los Grizzlies, para repetir el enfrentamiento el pr¨®ximo d¨ªa 28 en Toronto. Si ya era especial, ahora lo es doblemente porque este a?o, adem¨¢s de Pau, est¨¢ Juan Carlos. Iba a escribir que por ahora le est¨¢ costando, como a todos los rookies, que el entrenador deposite en ¨¦l la confianza que se merece, pero seguro que acaba convenciendo a todos por su enorme talento. Pero entonces anot¨® 28 puntos en 33 minutos contra los Hornets. ?Qu¨¦ pasada! ?se es el Juanqui que todos conocemos. Espero que contra nosotros no se pase tanto de revoluciones.
Al margen de ese partido contra los Hornets, a Juan Carlos le est¨¢ pasando lo mismo que a m¨ª y que a casi todos los europeos cuando empezamos aqu¨ª. Yo estaba acostumbrado, en Treviso o M¨¢laga, a asumir mucha responsabilidad no s¨®lo en el tiro, sino tambi¨¦n a la hora de crear juego para los dem¨¢s, lo mismo que a ¨¦l le suced¨ªa en el Bar?a. Ten¨ªamos libertad incluso para crear nuestras propias jugadas o romper los sistemas en determinados momentos. Aqu¨ª, cuando empiezas, da la sensaci¨®n de que es al rev¨¦s, de que tienes que esperar que sean tus compa?eros quienes jueguen para ti. Pero no es traum¨¢tico. Es normal. Es una fase que hay que pasar. Los entrenamientos son especialmente importantes porque en ellos puedes crear tus propios tiros sin tanto miedo a perder el bal¨®n, algo que si lo haces durante un partido es considerado como un error muy grave por los entrenadores de aqu¨ª.
Otra particularidad es que aqu¨ª muchos jugadores son considerados especialistas. No lo digo como una cr¨ªtica. Pero, por ejemplo, si Mutombo defiende, es un defensor; si Kapono tira, es un tirador. Y t¨² vienes igualmente clasificado, con un papel. En mi caso era el de defensor y tirador de fuera. Eso tambi¨¦n hay que tenerlo en cuenta. No suelo ver muchos partidos, aunque s¨ª que vi el que Memphis gan¨® a Houston. Me parece que cuentan con varios jugadores j¨®venes como Gay, Milicic y Navarro y que est¨¢n trabajando en un proyecto de futuro. En poco tiempo va a ser un equipo muy fuerte.
M¨¢s diferencias: aqu¨ª llegas al hotel, te comunican la hora del entrenamiento de tiro para el d¨ªa siguiente y te dan libertad para que vayas a cenar donde quieras. Si nos da tiempo, como el a?o pasado cuando jugamos contra Portland y ya hicimos con Sergio [Rodr¨ªguez], podremos cenar o comer al d¨ªa siguiente con Pau y Juan Carlos. Hablando de eso, no me puedo resistir a contarles que en el desierto hemos encontrado un oasis. Y es que el mundo es un pa?uelo. Por pura casualidad, durante una recepci¨®n que ofreci¨® el c¨®nsul espa?ol en Canad¨¢, nos encontramos con una pareja madrile?a, Fernando y Auxi, que regenta un restaurante en Toronto. Se llama Piatto y se puede degustar una excelente comida espa?ola. All¨ª cog¨ª fuerzas antes del partido contra los Pacers. Sali¨® redondo.
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