Escalera hacia el cielo
Bahamontes y el Real Madrid en los a?os cincuenta abrieron la v¨ªa
En los tiempos de los dos solos canales de televisi¨®n, el UHF y el VHF, los campeones, tambi¨¦n en blanco y negro, tambi¨¦n los pod¨ªan contar los del aserradero con los dedos de una mano. En los a?os cincuenta, en los tiempos en los que la televisi¨®n era a¨²n un objeto de lujo, la hambrienta Espa?a de Franco se alimentaba de las glorias del Real Madrid invicto y de Federico Mart¨ªn Bahamontes en el Tourmalet. Y el que deb¨ªa ser el tercero en el podio, el que deber¨ªa haber sido el primer campe¨®n ol¨ªmpico de la Espa?a de la leche en polvo americana, el gimnasta Joaqu¨ªn Blume, se mat¨® en un avi¨®n antes de conseguirlo.
En 2007, el a?o que acaba, en los tiempos en los que Youtube y el Internet 2.0 hacen que los canales de televisi¨®n sean millones bombardeando miles de im¨¢genes por minuto, los campeones, si no tan incontables, s¨ª que se han multiplicado exponencialmente. Han pasado cinco d¨¦cadas en las que, paralelamente al desarrollo econ¨®mico, al envejecimiento y muerte inevitables de Franco, a la instauraci¨®n de la democracia y a la homologaci¨®n final de Espa?a con su entorno cultural europeo, el deporte espa?ol se ha desarrollado a lo alto y a lo ancho, como dir¨ªa el anuncio. En n¨²mero de practicantes, en n¨²mero de balones y bicicletas, raquetas y palos de golf, en los hogares; en n¨²mero de cracks que dan sentido a los insomnios ante las pantallas; en n¨²mero de deportes en los que un espa?ol demuestra que la alergia anterior no era gen¨¦tica. Si hasta un espa?ol es el mejor en f¨®rmula 1. S¨®lo falta aprender a nadar y a jugar al rugby.
Cada d¨¦cada tuvo su campe¨®n. Al principio, en los a?os 60, la d¨¦cada de Manolo Santana, los genios surg¨ªan de la nada, de las manos polvorientas de un recogepelotas que mostraba a los se?oritos de las pistas que la clase no ten¨ªa nada que ver con el poder. En los setenta y en los ochenta, los a?os de la primera transici¨®n, a los pioneros, a ?ngel Nieto y a Severiano Ballesteros, ya les acompa?aban ¨¦xitos en los Juegos Ol¨ªmpicos, primer fruto del trabajo y la planificaci¨®n financiados por los presupuestos p¨²blicos.
La gran explosi¨®n lleg¨® en los noventa, los cinco Tours de Indurain, los Juegos de Barcelona 92, el final de los complejos, el comienzo de la normalidad que en el siglo XXI, en los a?os que se llevan, se ha afianzado y ampliado a¨²n. El gr¨¢fico de los triunfos de los espa?oles es, as¨ª, una escalera que, seguramente, una vez alcanzado su techo, se har¨¢ l¨ªnea horizontal. Pero por todo lo alto.
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