El futbolista olvidado

El s¨¢bado hubo partido de la Johnston's Cup en el Brunton Park. 5.218 espectadores presenciaron el duelo entre el Carlisle United y el Grimsby Town. Mereci¨® ganar el equipo local, y casi pierde. En el minuto 84, un penalti lo convirti¨® en gol Zigor Aranalde, lateral zurdo, futbolista tan olvidado como importante: m¨¢s de 300 partidos profesionales en Inglaterra. ?dolo de la afici¨®n de Carlisle, ciudad de 80.000 habitantes casi en la frontera con Escocia, asume su condici¨®n de olvidado.

Zigor Aranalde Sarasola naci¨® el 28 de febrero de 1973 en Ibarra, pueblo cercano a Tolosa, c¨¦lebre por sus guindillas. Mikel Etxarri, seleccionador de Euskadi, le descubri¨® en el Amaroz Kirol Elkartea y le contrat¨® para el ?ibar, un equipo en el que aprendi¨® el abc profesional de tipos como Garmendia, Luluaga, Ariola o Rodr¨ªguez. "Gente que trabajaba ocho horas al d¨ªa y nunca falt¨® a un entrenamiento", dice mientras pasea por la calle central de Carlisle. Los ni?os le piden aut¨®grafos: "Me miran como yo miraba a Arconada. Para ellos soy un ¨ªdolo".

En Marbella jug¨® dos a?os y tard¨® cuatro en cobrar. Tampoco le fue mejor en el Sevilla, el Albacete ni en el Logro?¨¦s. Hasta que lleg¨® el verano del 2000 y le llam¨® el agente y amigo I?aki Ib¨¢?ez: "Me pregunt¨® si quer¨ªa jugar en el Wallsall. No ten¨ªa nada, as¨ª que acept¨¦. Por eso vine y volver¨ªa. Empec¨¦ a cobrar regularmente y descubr¨ª un f¨²tbol puro, respetuoso con el jugador".

Las cuatro temporadas en el Brescott Stadium cundieron mucho. Conoci¨® a Ray Grayndon, m¨ªtico jugador del Aston Villa de los 60, que fue su primer entrenador. "Ten¨ªa vocaci¨®n militar", avisa. "Nos llevaba a centros de instrucci¨®n militar, nos vest¨ªa con ropa de camuflaje y a la pista americana. Maldita la gracia, yo que no he hecho ni la mili". Ascendi¨® a la First Division -ahora Championship League- en una pr¨®rroga y despu¨¦s de tres a?os excelentes lleg¨® Paul Merson, el famoso jugador del Arsenal destrozado por el alcohol, el juego y las mujeres, que lleg¨® al equipo como jugador-entrenador: "Entrenador no es. Jugador, s¨ª; apuesta a todo lo que haga falta". No habla por hablar. "En la primera eliminatoria de la FA Cup jugamos contra lo que se llama un Pubteam, un grupo de amigos no profesionales. Merson, o sea, el entrenador, se jug¨® 20.000 libras a que gan¨¢bamos". Perdi¨® el Wallsall y perdi¨® Merson. Aquel a?o perdieron la categor¨ªa. "Jug¨¢bamos contra el Norwich y nos dijo: pensad s¨®lo en el ataque. Nos metieron cinco. Por un gol, descendimos". Harto de aquel tipo, acept¨® la oferta del Sheffield Wednsday. "Me expulsaron en el primer partido y no jugu¨¦ m¨¢s". El Sheffield subi¨®, as¨ª que vivi¨® un ascenso y un descenso la misma temporada. "Muy ingl¨¦s", asume.

Trat¨® de regresar a Espa?a pero "no me quer¨ªa nadie". El Carlisle insisti¨®, y hace cuatro a?os que vive all¨ª, en un apartamento ubicado en lo que fue un hospital psiqui¨¢trico en el siglo XIX, con Bego?a y su hijo Asier, "seguidor madridista", lamenta Zigor, seguidor del Bar?a. Despu¨¦s de ocho a?os, Aranalde sigue sin entender los h¨¢bitos alimenticios del futbolista ingl¨¦s -"soy obsesivo: siempre pens¨¦ que es b¨¢sico comer sano, pero cuando les veo almorzar beans, salchichas y bacon antes del partido y luego corren como corren, me entran las dudas"-, alucina por la capacidad de sus compa?eros para convertir una cena del equipo en un concurso de ingesti¨®n de pintas de cerveza y por la paciencia de los ¨¢rbitros: "Lo m¨¢s suave que les llaman es 'jodido imb¨¦cil bastardo'. Tampoco se acostumbra a la fortaleza de los delanteros rivales: "?Qu¨¦ bichos!, ?Qu¨¦ duros!". Cinco puntos de sutura del labio -le han partido la boca dos veces en quince d¨ªas- dan fe de ello. "Al ¨²ltimo delantero le pegu¨¦ yo y mira c¨®mo he quedado".

Aranalde termina contrato el 30 de junio y conf¨ªa en renovar, aunque signifique perderse la cena de Nochebuena en el caser¨ªo de la abuela Anttoni. Mientras aguarda jugar con Euskadi, acumula datos para una teor¨ªa: "En Inglaterra, a las 15.00 del s¨¢bado, no llueve nunca. ?Siempre jugamos con sol". Zigor Aranalde r¨ªe en el pub frente a la estaci¨®n de Carlisle. Es feliz.