Decenas de miles de belgas piden la unidad del pa¨ªs y acusan a la clase pol¨ªtica de crear odio
Algunos acusan a los pol¨ªticos de avivar el conflicto de franc¨®fonos y flamencos
Decenas de miles de belgas (del orden de 35.000, seg¨²n la polic¨ªa) se manifestaron ayer en Bruselas en favor da la unidad del pa¨ªs, que ven en peligro por tensiones secesionistas agudizadas por una clase pol¨ªtica volcada en sus propios intereses e interesada en azuzar el conflicto identitario. Si la marcha reflej¨® meridianamente la frustraci¨®n de cierta parte d e la sociedad con sus pol¨ªticos tambi¨¦n revel¨® la creciente fractura entre franc¨®fonos del sur y neerlandof¨®nos de Flandes al ser la inmensa mayor¨ªa de los manifestantes franc¨®fonos. El ¨¦xito para los convocantes residi¨® en que anteriores manifestaciones a favor de la unidad nacional apenas agruparon a un millar de personas.
140.000 personas firman una carta al Parlamento que pide respeto a B¨¦lgica
B¨¦lgica, un pa¨ªs de 10,5 millones de habitantes, se consume desde los comicios del pasado 10 de junio en una ag¨®nica lucha sobre qu¨¦ hacer con unos resultados electorales que han agudizado las diferencias entre la mayor¨ªa flamenca (6,5 millones) y la minor¨ªa franc¨®fona e impedido hasta ahora la formaci¨®n de un Gobierno. La votaci¨®n, adem¨¢s, dio alas a los partidos flamencos que reclaman m¨¢s poderes para la Administraci¨®n regional de Flandes, en un programa que los franc¨®fonos ven como la m¨¢scara que oculta ambiciones separatistas s¨®lo reconocidas por los menos hip¨®critas.
Cinco meses largos de negociaciones entre partidos flamencos y valones (liberales y democristianos a ambos lados de la raya ling¨¹¨ªstica) para formar Gobierno siguen sin dar resultado mientras unos y otros han agudizado las tensiones comunitarias hasta el extremo de que la ruptura del pa¨ªs ha dejado de ser un sue?o de extremistas para convertirse en un temor de la mayor¨ªa silenciosa.
Esta mayor¨ªa silenciosa era la convocada ayer a expresar su malestar con el actual estado de cosas y en favor de la unidad del pa¨ªs. Unas 35.000 personas acudieron a la cita, aireada en cierta medida por los medios de comunicaci¨®n franc¨®fonos y pr¨¢cticamente silenciada por la prensa flamenca.
"Nos hab¨ªan dicho que ser¨ªa un fracaso, que no habr¨ªa ning¨²n neerland¨®fono. Un peri¨®dico neerland¨®fono dijo que s¨®lo acudir¨ªan un centenar de flamencos y que no ser¨ªan aut¨¦nticos flamencos. Pero han venido y ah¨ª est¨¢n los verdaderos flamencos", dijo desde el podio, al final de la marcha, una exultante Marie-Claire Houard, modesta mujer de Lieja que en verano concibi¨® la idea de lanzar una petici¨®n popular a favor da la unidad nacional que culmin¨® con la marcha de ayer.
Unas 140.000 personas de toda B¨¦lgica han suscrito una petici¨®n que comienza: "Nosotros, belgas de nacimiento, de coraz¨®n o de adopci¨®n pedimos a los pol¨ªticos que respeten nuestro pa¨ªs y su unidad...". El documento con sus firmas fue entregado ayer por la tarde en el Parlamento en un desesperado intento de conmover a una clase pol¨ªtica convertida en la diana de todos los dardos de la marcha de la unidad.
"No s¨¦ lo que pasar¨¢ a partir de ahora, pero hay que ser optimista", dec¨ªa, una vez concluida la manifestaci¨®n, Katie, quien con su hermana y sus respectivos maridos portaban una pancarta en flamenco con la consigna nacional: "La Uni¨®n hace la Fuerza". El texto hab¨ªa sido modificado ligeramente para que la palabra fuerza (maacht) dejara lugar a zaacht (dulzura).
Como hab¨ªa aventurado la prensa flamenca, en la marcha hab¨ªa muy pocos flamencos aunque hubiera numerosas pancartas en neerland¨¦s junto a otras biling¨¹es. Jeroen, un estudiante de la universidad de Amberes (Flandes), quien con otros compa?eros estaban haciendo en un estudio estad¨ªstico de la participaci¨®n de los flamencos en la manifestaci¨®n, confirm¨® que casi todos los presentes eran franc¨®fonos. No quiso revelar lo que se dec¨ªa en su universidad sobre el debate pol¨ªtico nacional.
Pero las hermanas Katie y An, con ra¨ªces en la flamenca Gante y hoy residentes en Bruselas, aseguraban que el calvario identitario que est¨¢ atravesando B¨¦lgica "es un conflicto de los pol¨ªticos, que acaban por provocar el odio". Por eso hab¨ªan acudido a la manifestaci¨®n, "porque es importante mostrar que la gente no quiere enfrentamientos, que son s¨®lo los pol¨ªticos los interesados en echar le?a al fuego". Sin mucha fe, An dijo esperar "que la manifestaci¨®n haga reflexionar a los pol¨ªticos y les ayude a encontrar la raz¨®n".
Hartos de politi-egos
En B¨¦lgica es obligatorio votar en las elecciones por lo que la m¨ªnima abstenci¨®n inevitable no permite cuantificar la desafecci¨®n popular con la clase pol¨ªtica que debe gestionar la 'res publica'. Pero la marcha de ayer reflej¨® muy bien la frustraci¨®n y la impotencia que sienten algunos belgas ante la deriva que est¨¢ tomando su B¨¦lgica. En un pa¨ªs singularmente manso y en una marcha sin atisbos de tensi¨®n ni de acritud se escucharon voces y mostraron pancartas muy cr¨ªticas con una clase pol¨ªtica que a ojos de muchos de los manifestantes se extiende como una plaga.
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