La buena salud de los virus
Lo que en un principio era solamente un divertimento de expertos programadores, hoy en d¨ªa se ha convertido en uno de los mayores quebraderos de cabeza, junto con el spam (correo no deseado), para todos aquellos que se sientan delante de un ordenador: los virus.
Y es que hace 35 a?os -aunque Richard Ford y Eugene H. Spafford sostienen en la revista Science que los virus inform¨¢ticos s¨®lo tienen 25-, Robert Thomas Morris cre¨® Creeper, un peque?o programa que peri¨®dicamente hac¨ªa aparecer en la pantalla el siguiente mensaje: "I'm a creeper... catch me if you can!" ("Soy una enredadera, ag¨¢rrame si puedes"). A rengl¨®n seguido y para eliminar este problema se cre¨® el primer programa antivirus llamado Reaper (segadora).
Diez a?os m¨¢s tarde, en 1982, Rich Skrenta, un estudiante de 15 a?os de Pittsburgh, cre¨® Elk cloner, un peque?o virus que utilizando la ya casi extinta disquetera infectaba ordenadores Apple II y que como ¨²nico efecto hac¨ªa aparecer poemas de dudosa calidad en el monitor del usuario. ?ste es el que Ford y Spafford catalogan como el primer virus, y lo cierto es que fue el primero que alguien cre¨® fuera de un laboratorio inform¨¢tico.
Pocos pensaron que aquello era el nacimiento de una enorme industria que har¨ªa perder cientos de millones de euros a las empresas afectadas y ganar casi lo mismo a los que fabricaban soluciones en forma de antivirus para erradicarlos.
Tras unos comienzos donde s¨®lo unos pocos locos de los ordenadores conoc¨ªan su existencia, la irrupci¨®n de Internet y del correo electr¨®nico masivo en los noventa y su vertiginoso crecimiento hizo que estos peque?os programas maliciosos se propagaran a velocidad de v¨¦rtigo sin entender de fronteras o de sistemas operativos.
Muchos de ellos pasar¨¢n a la historia por crear aut¨¦nticos revuelos mundiales. Los ya cl¨¢sicos Melissa, Sasser, I love you, Blaster, MyDoom y todas sus variantes consiguieron infectar en tan s¨®lo unas horas millones de ordenadores en todo el mundo y dejaron a empresas del calibre de Intel o Microsoft con sus servidores inoperantes. Hoy en d¨ªa todav¨ªa hay ordenadores que se siguen infectando con alguno de estos g¨¦rmenes inform¨¢ticos.
El futuro de este tipo de pat¨®genos no se limita a los ordenadores. Muchos otros aparatos electr¨®nicos son susceptibles de ser contaminados. Cualquier dispositivo electr¨®nico que disponga de un sistema operativo con conectividad es un potencial cliente para este tipo de intruso no deseado.
Y el m¨¢s claro ejemplo de ello es la telefon¨ªa m¨®vil. El uso de tecnolog¨ªas inal¨¢mbricas como los infrarrojos, el wifi, pero principalmente el bluetooth, que tienen la mayor¨ªa de los tel¨¦fonos m¨®viles actuales, hace que ya hayan aparecido las primeras noticias de infecciones masivas en este tipo de terminales. Grandes concentraciones de m¨®viles en peque?os espacios son el mejor caldo de cultivo para esta clase de pr¨¢cticas. Asistentes a acontecimientos deportivos o conciertos multitudinarios ya han sido v¨ªctimas de esta nueva y emergente pr¨¢ctica.
Tambi¨¦n los hermanos mayores de los mensajes cortos de m¨®vil (SMS), los mensajes multimedia (MMS), pueden transportarlos. Una vez infectado el tel¨¦fono mediante el env¨ªo de un politono o una imagen er¨®tica como cebo, el virus es reenviado por este mismo sistema tanto a los contactos de la agenda como a todo aquel que pas¨¦ por all¨ª v¨ªa bluetooth.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.