Autogobierno de tierra y mar
En los campos de refugiados de Tinduf, en pleno y s¨®rdido desierto del sur de Argelia, el Frente Polisario cre¨® la Rep¨²blica Arabe Saharaui Democr¨¢tica. All¨ª llevan los saharauis m¨¢s de treinta a?os esperando y resistiendo para la devoluci¨®n de su territorio propio ocupado por Marruecos. Mientras tanto, improvisan y simulan un Estado real.
Cada campamento tiene nombre de ciudad, tienen ministros y ministerios e, incluso, Parlamento. A su af¨¢n de construcci¨®n simb¨®lica de un Estado creo que se debe atribuir el hecho de que una de las primeras leyes que aprob¨® su Parlamento fue el c¨®digo de la circulaci¨®n. M¨¢s que hilarante, resulta entra?able el asunto, cuando se comprueba que todo el parque automovil¨ªstico de los saharauis son unas docenas de viejos Land Rover solidarios enviados desde Espa?a y que en Tinduf, tan grande o m¨¢s que la soledad del destierro que comparten casi 200.000 saharauis es la amplia visi¨®n del horizonte y de la inmensa y di¨¢fana v¨ªa de comunicaci¨®n que constituye el desierto.
La transferencia del tr¨¢fico y la seguridad mar¨ªtima es una cuesti¨®n de democracia
El 'Prestige' se produjo por la incapacidad de unos pol¨ªticos que, adem¨¢s, estaban en Madrid
Razones bastante m¨¢s que simb¨®licas dan absoluta coherencia a las reivindicaciones que desde la Xunta se hacen al Gobierno central para que se transfieran las competencias de tr¨¢fico y tambi¨¦n de seguridad mar¨ªtima. Es una cuesti¨®n de democracia y de eficacia. Esos dos par¨¢metros pol¨ªticos est¨¢n vinculados directamente al criterio de proximidad y cercan¨ªa en la gesti¨®n m¨¢s conveniente de lo p¨²blico.
Con motivo del quinto aniversario de la tragedia del Prestige, tuvimos ocasi¨®n de reflexionar colectivamente sobre las condiciones de seguridad en nuestra costa. Para que una desgracia as¨ª no se vuelva a repetir tienen que darse muchas condiciones.
Algunas de ellas no dependen ni de Santiago ni de Madrid. Por ejemplo, el hecho de que la obligatoriedad de que los petroleros sean de doble casco choca con una cuesti¨®n tan global como fatal. La inmensa mayor¨ªa del transporte mar¨ªtimo de petr¨®leo se realiza en buques monocasco, como el Prestige. La sustituci¨®n y renovaci¨®n de esta flota no se pueden hacer m¨¢s que gradualmente porque, de lo contrario, se colapsar¨ªa la econom¨ªa mundial.
Pero s¨ª hay avances que se pueden ejecutar ya y que no dependen m¨¢s que de la voluntad pol¨ªtica de hacerlo, me refiero a la transferencia de las competencias mar¨ªtimas, porque en el problema del Prestige, la primera causa del desastre fue la incapacidad de gesti¨®n por parte de unos pol¨ªticos que no s¨®lo estaban de caza esos d¨ªas, sino que adem¨¢s estaban en Madrid.
Afortunadamente, la soberan¨ªa popular impidi¨® que esos nombres propios ejerzan ya esa responsabilidad, pero todav¨ªa queda garantizar estructuralmente la proximidad y cercan¨ªa en la organizaci¨®n de la gesti¨®n mar¨ªtima. Se puede arg¨¹ir que el hecho de que esas competencias est¨¦n transferidas no certifica su eficacia en la gesti¨®n, pero es que, en este caso, no cabe duda de que resultar¨ªa imposible hacerlo peor.
Adem¨¢s, en la l¨®gica del autogobierno ser¨ªa perverso introducir ese tipo de valoraciones. Los gallegos seguimos enfermando aunque est¨¦ transferida la salud p¨²blica y los estudiantes siguen suspendiendo a pesar de la transferencia de la educaci¨®n. Sin embargo, nadie en su sano juicio pol¨ªtico discute la conveniencia de que eso sea as¨ª porque est¨¢ fuera de cuesti¨®n el derecho que tenemos los gallegos y gallegas para ser responsables y gestores de nuestros asuntos ?D¨®nde est¨¢ el l¨ªmite de esas transferencias? ?Qui¨¦n lo pone? ?No hab¨ªamos quedado que excepto la defensa y la pol¨ªtica exterior del Estado todo es transferible? Resulta absurdo que la mala pol¨ªtica y la conspiraci¨®n de sal¨®n secuestren la coherencia de estas transferencias bajo el camuflaje de discusiones falsamente identitarias, aritm¨¦ticas para las reformas estatutarias o espa?as que se rompen.
Me gustar¨ªa pensar todo esto en t¨¦rminos de gesti¨®n, de eficacia y de proximidad de derechos porque no somos refugiados en nuestro propio territorio y aspiramos, individual y colectivamente, a no tener que acudir a representaciones simb¨®licas de c¨®mo administrar la tierra que pisamos y el mar que construye nuestro horizonte de ciudadanos libres.
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