Blair propone la creaci¨®n de decenas de miles de empleos para palestinos
El proyecto incluye un parque industrial al sur de Hebr¨®n y otro en Jeric¨®
Su predecesor, el australiano James Wolfensohn, ex presidente del Banco Mundial, arroj¨® la toalla hastiado. Tony Blair, desde la misma base que empleara Wolfensohn, el hotel American Colony de Jerusal¨¦n Este, donde tiene reservadas 16 habitaciones, ha tomado el relevo como representante del Cuarteto (EE UU, UE, la ONU y Rusia), tras meses de vac¨ªo en este organismo. Su trabajo: reconstruir las instituciones palestinas y promover el desarrollo econ¨®mico de los territorios ocupados. Blair est¨¢ a cargo de blandir la zanahoria, y ayer anunci¨® un plan con el que se pretende generar decenas de miles de empleos.
El plan aboga por fomentar el turismo en la ciudad de Bel¨¦n
Los pilares del proyecto son un parque industrial al sur de Hebr¨®n financiado por Turqu¨ªa; otro parque comercial en Jeric¨®, para ofrecer salida, a trav¨¦s de Jordania, a los productos agr¨ªcolas palestinos; facilitar el turismo en Bel¨¦n, ciudad cada d¨ªa menos cristiana asfixiada por el muro de hormig¨®n, y la construcci¨®n de un sistema de aguas residuales en el norte de Gaza, amenazada, como ya sucedi¨® el a?o pasado, con el desbordamiento de un lago de aguas negras capaz de causar un desastre ecol¨®gico.
Hasta ahora, Blair s¨®lo hab¨ªa tanteado el terreno y mantenido un perfil bajo. Se ha reunido con los protagonistas de la negociaci¨®n -el jefe del Gobierno israel¨ª, Ehud Olmert, y el presidente palestino, Mahmud Abbas-, ha visitado campos de refugiados, y se aplica en la misi¨®n que hart¨® a Wolfensohn: reconstruir las instituciones palestinas y promover el desarrollo econ¨®mico de los territorios ocupados. Est¨¢ por ver c¨®mo se ejecutan los proyectos en Gaza, dado que el Ejecutivo de Ham¨¢s manda en la franja y nadie augura que vaya a ceder el poder.
La misi¨®n en Gaza es propia de c¨ªclopes. Persuadir al Gobierno de Olmert para que relaje el cerco es una tarea ardua. La actividad econ¨®mica es una ruina. Es preferible contar a los empleados que a los parados. Los precios se han disparado. Escasean algunos alimentos, y hasta la mantequilla en los hoteles. Adictos al tabaco -salvo los afiliados a Ham¨¢s, que no fuman-, los lugare?os ruegan para que se les lleve cartones de cigarrillos. Pero esto es lo de menos.
La noche del domingo, los familiares de Nail al Kurdi le llevaron al paso fronterizo de Erez. Era un joven paciente de c¨¢ncer. Ten¨ªa 20 a?os. Se hab¨ªa solicitado permiso desde julio para que pudiera ser atendido fuera de Gaza y nada ten¨ªa que ver con las milicias palestinas que atacan a diario con cohetes artesanales las ciudades pr¨®ximas al territorio asediado. Hab¨ªa mediado la ONG israel¨ª Physicians for Human Rights. Falleci¨® en el cruce. Al menos media docena de personas han corrido el mismo destino.
No es coincidencia que el ex primer ministro brit¨¢nico esboce su plan a escasos d¨ªas de la conferencia de Annapolis. Nadie entre los palestinos, ni tampoco entre los israel¨ªes, contempla esa reuni¨®n como el germen de un proceso que pueda traer la paz a Oriente Pr¨®ximo. Pero toda ayuda econ¨®mica es bienvenida por los 2,5 millones de habitantes de Cisjordania, que sufren desde hace un lustro un r¨¦gimen militar implacable que hace imposible la prosperidad. "Ha de existir la sensaci¨®n de que las cosas pueden cambiar sobre el terreno", afirm¨® el pol¨ªtico ingl¨¦s. Al menos, Abbas podr¨¢ esgrimir un tanto a su favor si los proyectos salen adelante. Aunque sean, de momento, castillos en el aire.
La empresa requiere energ¨ªa. Probablemente por eso, Blair suele acudir al gimnasio del American Colony a las cinco de la ma?ana, cuando no hay clientes, seg¨²n ha comentado alg¨²n empleado del hotel. Va a necesitar, si no abandona el cargo para sumarse a la presidencia de la UE, un vigor descomunal.
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