"Poner de rodillas a un ni?o o tirarle de las orejas no le supone ning¨²n trauma"
El presidente de Global Infantil admite los castigos f¨ªsicos a los menores
Tirarles de las orejas, hacerles cargar bloques de cemento, mandarles que hagan flexiones y obligarles a que hinquen las rodillas en el suelo. Estos castigos aparecen descritos en el apartado "sanciones duras" del Protocolo de Disciplina de la ONG Global Infantil, cuyo centro en Addis Abeba (Etiop¨ªa) acoge desde hace cuatro a?os a ni?os de la calle. Su presidente y fundador, Gil Lossada, acusado por varios ex trabajadores de la organizaci¨®n de maltratar a los ni?os, no desmiente esos actos. "Nunca se ha pegado con la vara, como hacen los et¨ªopes. Alguna vez se ha puesto a un ni?o a hacer flexiones, o se le colocado de rodillas, pero no es habitual. Esos castigos mantienen la disciplina. Tirarle de las orejas a un ni?o o colocarlo de rodillas no le supone ning¨²n trauma".
El fundador de la ONG niega las acusaciones de abusos sexuales
El discurso de Lossada encierra toda una filosof¨ªa sobre la ayuda humanitaria. Con los codos apoyados en una amplia mesa de pino, el hombre muestra los protocolos del centro, cada uno en una carpeta. Est¨¢ el de educaci¨®n, el de organizaci¨®n, el de direcci¨®n, el de disciplina... adem¨¢s de las memorias anuales y los gastos del centro. No hay mucho m¨¢s en un amplio despacho presidido por ese mont¨®n de papeles, un flexo rojo, un ordenador, unos cuantos libros, diccionarios y una cama pegada a la pared. Frente a Lossada se sienta Montserrat Delgado, m¨¦dica de familia y estrecha colaboradora del fundador. La mujer interviene de vez en cuando: "Ser¨¢ discutible, pero esos castigos funcionan aqu¨ª. Lo que se ve mal en Espa?a no tiene por qu¨¦ ser malo aqu¨ª. Los ni?os se portan estupendamente. No se puede aplicar la misma medicina en pa¨ªses distintos".
Y, seg¨²n Lossada, los ni?os son un ejemplo de c¨®mo guardar la compostura: "Por aqu¨ª ha pasado todo el mundo. El director general de Pol¨ªtica Exterior, Rafael Dezcallar; la secretaria de Estado de Cooperaci¨®n, Leire Paj¨ªn; los embajadores... Y todos quedaban impresionados de lo bien que se portaban los ni?os y lo que est¨¢bamos haciendo con tan pocos medios".
El tema de la disciplina -o, mejor dicho, de su falta-, es, seg¨²n Lossada, uno de los detonantes de la querella admitida a tr¨¢mite por la Audiencia Nacional y presentada por dos cooperantes este a?o. Cuenta que sus discrepancias con uno de ellos por la forma de educar a los chicos desencaden¨® el choque. "Fue Tom¨¤s Jover
[uno de los denunciantes], que hab¨ªa estudiado pedagog¨ªa. Al principio le dej¨¦ actuar, porque dec¨ªa que era especialista. Pero luego los ni?os se desmadraron. Les daba las clases en el jard¨ªn y en la calle y ya no manten¨ªan la disciplina". Un d¨ªa, mientras los ni?os recog¨ªan bloques de cemento para la casa que Global Infantil est¨¢ levantando desde hace ocho meses, Tom¨¤s le espet¨®: "?Es que no quieres que estos ni?os sean felices?". "Y s¨ª, yo quiero que sean felices, pero tambi¨¦n disciplinados", contest¨® Lossada.
Los relatos de algunos de los ni?os que han testificado ante la Embajada de Espa?a ampl¨ªan la lista de castigos. Una chica que ya no vive en el centro asegura haber visto c¨®mo "obligaba a algunos ni?os que lloraban demasiado o que no se portaban bien a dormir en la casa de las ovejas, las cabras y los conejos. Algunos ten¨ªan dos a?os. Todos los ni?os le tienen miedo, por eso se callan cuando ¨¦l aparece".
Adem¨¢s de las acusaciones maltrato, Gil Lossada tendr¨¢ que afrontar dos testimonios de menores que aseguran haber sido v¨ªctimas de abusos sexuales. ?l lo niega tajantemente, y cuando se le pregunta si ha hecho exploraciones ginecol¨®gicas, como alguna vez ha comentado en p¨²blico, seg¨²n fuentes de otras ONG, lo desmiente. No niega que haya auscultado a los ni?os, pero dice que lo ha hecho siempre siguiendo las pautas que le ha marcado la m¨¦dica Montserrat Delgado.
Las denuncias por abuso sexual no son nuevas, seg¨²n manifest¨® ayer un alto funcionario del Ministerio de la Mujer llamado Ato Hadush. El funcionario asegur¨® que una acusaci¨®n similar se verti¨® contra Lossada al poco de llegar a Addis Abeba, en 2002. "Entonces s¨®lo dispon¨ªan de una peque?a casa. Una de las ni?as de aquella ¨¦poca relat¨® a su familia que ¨¦l la hab¨ªa tocado y la familia nos lo cont¨® a nosotros. Me puse a investigar, pero sus contactos con los diplom¨¢ticos y con la gente del Ayuntamiento lo pararon todo. No pude seguir", dice Hadush. El funcionario no aport¨® m¨¢s detalles sobre el caso, ni ning¨²n documento sobre sus pesquisas de aquel a?o, aunque se mostr¨® complacido de que "de una vez salga a la luz la verdad sobre este hombre".
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