Ofensas judiciales
En m¨¢s de una ocasi¨®n, con motivo de los comentarios que he realizado en este diario sobre algunas actuaciones judiciales, quienes se han visto reflejados en ellos me han hecho llegar, de una u otra forma, una cierta indignaci¨®n. Indignaci¨®n que justificaban con frases de "no era para tanto" o "este juez o jueza es progresista", lo que, a juicio del nuncio o mensajero de turno, deber¨ªa haber tenido en cuenta. Eso s¨ª, reconozco que en una de estas veces, y que guardo como oro en pa?o, un fiscal me dio la enhorabuena por las cr¨ªticas que realic¨¦ sobre ese afamado juez de Murcia que teta u homosexual que detectara tomando el sol o pretendiendo una adopci¨®n, les atizaba con dos padres nuestros y unos d¨ªas de prisi¨®n seg¨²n el caso. Son llamadas de atenci¨®n; llamadas al orden establecido con las que pretenden indicar que no se est¨¢ en el camino adecuado. Y la verdad es que, pese a ellas, sigo opinando que, por el contrario, s¨ª es el camino. Y es f¨¢cil comprender que es as¨ª, por muchas indicaciones y por muchas buenas palabras que aparentemente acompa?en a estos portadores de sus intereses. Razones, muchas, hay para as¨ª afirmarlo.
Sin embargo, me detengo en unas muy concretas y que son las de que no es posible, desde una m¨ªnima inteligencia, defender ni aceptar que determinadas actuaciones judiciales, que han da?ado a la sociedad porque han da?ado a los ciudadanos, no puedan criticarse y que, cuando as¨ª se haga, tales comentarios se transformen en una ofensa a la Justicia y a todos los que la integran. Por el contrario, salvo que se caiga en el corporativismo m¨¢s da?ino, la cr¨ªtica singular favorece al sistema, en cuanto aleja el corporativismo y en cuanto no cobija ni protege a quienes infringen las leyes haciendo un uso partidista e interesado de las mismas o un uso negligente. Es as¨ª porque si quedan sin cr¨ªtica y an¨¢lisis p¨²blicos, lo que se favorece es la inexigencia de responsabilidad e impide que se vitalice el sistema judicial y alcance el prestigio y eficacia que le corresponde a un Estado de Derecho como es el nuestro.
Es cuesti¨®n sobre la que peri¨®dicamente he venido realizando algunos comentarios cr¨ªticos, con base en algunas sentencias y acusaciones extravagantes -un pastor que en principio se le pidieron tres a?os por arrancar manzanilla en Sierra Nevada y que salt¨® a la luz p¨²blica-. Una realidad que me llev¨® la pasada semana a realizar algunos comentarios. En esta ocasi¨®n, con motivo de la absoluci¨®n de la mayor¨ªa de los acusados por narcotr¨¢fico en la operaci¨®n Estela. Absoluciones que hab¨ªan venido precedidas por una defectuosa instrucci¨®n que ya hab¨ªa denunciado la Fiscal¨ªa de C¨¢diz. Son reflexiones, en suma, que tambi¨¦n vuelven a surgir con motivo de la propuesta de separaci¨®n definitiva de la judicatura de una jueza de Motril. Una juez, al decir de su instructor, que no s¨®lo utilizaba su poder para poner las peras al cuarto a su ex pareja, sino que tambi¨¦n mantuvo en prisi¨®n durante 437 d¨ªas a una persona que hab¨ªa absuelto previamente y a dos m¨¢s, aunque en estas dos ¨²ltimas ocasiones por tiempo inferior.
Pues, bien, ni unas ni otras son actuaciones de un d¨ªa ni se agotan en un solo acto judicial. Al contrario, reflejan conductas mantenidas en el tiempo. Conductas que ni han sido detectadas en sus comienzos por los propios ¨®rganos de control del Consejo ni por el control judicial de las resoluciones judiciales. Una ausencia de control y de respuesta que puede ayudar a que los infractores entiendan que pueden seguir campando a sus anchas, pues siempre van a contar con quienes, usando uno u otros pretextos y siempre el corporativismo, traten de atenuar la gravedad de unos comportamientos que s¨®lo ofenden a sus autores. Lo de la juez de Motril o el juez de Murcia, por mucha separaci¨®n administrativa, son an¨¦cdotas que han tenido lugar tras muchas denuncias y algunos expedientes. En fin, que seguir¨¦ con mis comentarios por respeto a la Justicia y porque siempre he entendido que, con ellos, no s¨®lo no la ofendo, sino que la respeto y s¨®lo hago cr¨ªtica de quienes se sirven de ella.
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