Hombre de una pieza
Hace d¨ªas falleci¨® en Barcelona, a los 93 a?os de edad, Gregorio L¨®pez Raimundo. El ¨®bito tuvo lugar durante una breve estancia m¨ªa en Lisboa, lo que me impidi¨® acudir a su despedida.
Por la larga relaci¨®n que mantuve con ¨¦l, desde los tiempos lejanos en que los dos militamos en las Juventudes Socialistas Unificadas y m¨¢s tarde en la colaboraci¨®n fraternal entre el PSUC y el PCE, goc¨¦ del privilegio de su amistad, pr¨¢cticamente durante toda la vida y pude conocerle a fondo.
L¨®pez Raimundo fue siempre un ejemplo de dignidad humana, de desinter¨¦s personal y de abnegaci¨®n en la lucha por la democracia. Cosas como ¨¦stas suelen decirse de los que habiendo hecho aportaciones singulares a una causa, llegan al t¨¦rmino de su vida. Pero en este caso se ci?en exactamente a la realidad y no hay sombra de ditirambo en ellas. L¨®pez Raimundo era un hombre de una pieza, sin recovecos, sin trampa ni cart¨®n. Un aragon¨¦s de firme car¨¢cter, trasplantado a Catalu?a con cuyo pueblo lleg¨® a identificarse tan plenamente que alcanz¨® a ser el principal protagonista de la profunda integraci¨®n pol¨ªtica en la nacionalidad catalana, de los amplios sectores de la clase obrera inmigrantes llegados all¨ª de otros territorios espa?oles durante la dictadura franquista. Bajo su direcci¨®n y la del doctor Guti¨¦rrez D¨ªaz -y durante un tiempo tambi¨¦n de Jos¨¦ Sarra-dell, Rom¨¢n-, el PSUC lleg¨® a ser un gran partido de los trabajadores y los intelectuales catalanes de vanguardia.
Gregorio, como le llam¨¢bamos todos sus amigos y camaradas, vivi¨® durante muchos a?os la vida dif¨ªcil y peligrosa del dirigente comunista clandestino. En 1952 fue detenido y torturado por la Brigada Pol¨ªtico Social, de triste celebridad. Salv¨® su vida gracias a la gran campa?a mundial que los amigos de la Rep¨²blica espa?ola llevaron a cabo en numerosos pa¨ªses. Pero estuvo encarcelado varios a?os, tras los cuales, expulsado de Espa?a por las autoridades franquistas, regres¨® al pa¨ªs y continu¨® dirigiendo el PSUC en la clandestinidad. A ¨¦l se refiere Raimon en su canci¨®n The conegut sempre igual com ara, que es todo un testimonio hist¨®rico de la presencia de L¨®pez Raimundo en la clandestinidad barcelonesa de aquellos tiempos.
Fue sin duda uno de los inspiradores de los movimientos unitarios del antifranquismo catal¨¢n, que anticipaba al resto de Espa?a, siendo un ejemplo y un est¨ªmulo valioso para la resistencia antifranquista. Cuando lleg¨® la libertad, tan caramente pagada, Gregorio fue uno de los diputados del PSUC -junto, entre otros, a N¨²?ez, Sol¨¦ Tura, Laly Vintr¨® y Sol¨¦ Barber¨¢- que se integraron en el grupo parlamentario comunista de las Cortes espa?olas y que jugaron un papel muy activo en los trabajos del ¨®rgano de la soberan¨ªa popular.
La salud de L¨®pez Raimundo se hab¨ªa resentido gravemente en los ¨²ltimos a?os, durante los que padeci¨® mucho. Pero en su cuerpo, encorvado por la edad, se manten¨ªa enhiesto su car¨¢cter que nada hab¨ªa sido capaz de doblegar. Y una modestia nativa que le acompa?¨® siempre. Se hab¨ªa convertido para muchos, incluso no comunistas, en uno de los prototipos del hero¨ªsmo desplegado por la resistencia antifranquista a lo largo de 40 a?os que no tuvieron nada de placenteros.
En los ¨²ltimos a?os tuve el placer de coincidir con ¨¦l de vacaciones en el Ampurd¨¢n, donde se juntaron nuestras dos familias. En largas conversaciones amistosas revivimos un pasado com¨²n pero sobre todo hablamos del presente y el futuro con la misma pasi¨®n que si fu¨¦ramos a vivirlo personalmente. ?ramos una generaci¨®n que vivi¨® volcada hacia el futuro, hasta el ¨²ltimo momento. No cre¨ªamos en el m¨¢s all¨¢, pero ten¨ªamos fe en el futuro libre de los seres humanos.
Con estas l¨ªneas quiero hacer llegar mi p¨¦same a su compa?era, la escritora Teresa P¨¤mies, mi amiga tambi¨¦n desde la JSU, a sus hijos y a cuantos hoy lloran su desaparici¨®n. ?Descansa en paz, amigo y camarada Gregorio!
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