Fern¨¢n-G¨®mez
C¨®mico, gal¨¢n, escritor, p¨ªcaro, anarquista, Fernando Fern¨¢n-G¨®mez, actor, el ¨²ltimo animal esc¨¦nico del siglo XX espa?ol, el ¨²ltimo actor de oficio e intuici¨®n, el ¨²ltimo cineasta artesanal y cl¨¢sico, el ¨²ltimo narrador cervantino. Fernando Fern¨¢n-G¨®mez no cuaj¨® en un g¨¦nero o una disciplina, Fern¨¢n-G¨®mez lo hizo todo y bien: teatro, cine, literatura, periodismo, tele, nada detuvo su personalidad desbordante, su arrolladora creatividad, su genio y su mal genio.
Fern¨¢n-G¨®mez abarca el siglo XX entero y cada generaci¨®n recordar¨¢ del maestro una cosa diferente. Los maduros de ahora, aquellas pel¨ªculas coloreadas del franquismo en que interpretaba a un gal¨¢n ir¨®nico y pelirrojo. Los j¨®venes de hoy recordar¨¢n la inconfundible voz del Quijote en los dibujos animados de Cruz Delgado; El viaje a ninguna parte, canto del cisne de los c¨®micos de siempre, los abnegados actores que realmente viv¨ªan la escena por los pueblos de Espa?a; la interpretaci¨®n en El abuelo de Garci, tan literaria y llenas de ecos galdosianos; la inolvidable actuaci¨®n en La lengua de las mariposas, donde Fern¨¢n-G¨®mez muestra la tr¨¢gica sensibilidad del republicanismo espa?ol en tiempos de guerra y, finalmente, el ep¨ªlogo genial de David Trueba, La silla de Fernando, en la que s¨®lo un primer plano del protagonista sostiene una pel¨ªcula llena de emociones, inteligente y l¨ªrica.
Fernando Fern¨¢n-G¨®mez inici¨® su viaje a ninguna parte; dec¨ªa el maestro que el d¨ªa que termin¨® la guerra ¨¦l lo celebr¨® andando todo un d¨ªa o dos hasta salirse de los confines de Madrid, caminaba a ninguna parte, hac¨ªa camino al andar, sin un destino, "ligero de equipaje, casi desnudo, como los hijos de la mar".- Jos¨¦ Aurelio Mart¨ªn Rodr¨ªguez. C¨¢diz.
Ha fallecido el ilustre y digno c¨®mico don Fernando Fern¨¢n-G¨®mez. Nuestro "peli-rojo". El peli-rojo que hasta sus ¨²ltimos d¨ªas mantuvo intactas sus orejas y su voz de batalla. Un hombre de delgada figura y severa honestidad.
Quienes quieran rendirle tributo, que abran un caf¨¦-tertulia con su nombre con una placa en la puerta donde se pueda leer: "Aqu¨ª se discute y bebe acaloradamente. F¨®rmula infalible para combatir la 'gripe de estupidez' que furula por las Avenidas. Dejen sus bicicletas en la entrada".
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