La esperanza republicana se llama Giuliani
El ex alcalde de Nueva York se convierte en el ¨²nico candidato capaz de frenar a Hillary Clinton
Estas elecciones presidenciales pueden ser las m¨¢s importantes de la historia reciente de Estados Unidos, pero los clientes del restaurante Mapple Tree, en la ciudad de Oak Park (Illinois), no parec¨ªan saberlo cuando esperaban esta semana la visita de uno de los principales candidatos, el republicano Rudolph Giuliani.
M¨¢s Sarkozy que Thatcher, Giuliani no vende ideolog¨ªa, sino competencia
La batalla en el bando republicano es a¨²n m¨¢s cerrada que en el dem¨®crata
Sus promesas clave son: menos gasto, menos impuestos y menos regulaci¨®n
La mayor¨ªa del p¨²blico disfrutaba de su s¨¢ndwich y su caf¨¦, bastante ajena al revuelo que periodistas y polic¨ªas generaban alrededor. Al final de la tarde del martes, esta localidad de m¨¢s de 50.000 habitantes, cuna de Ernest Hemingway y modelo de diversidad racial y social al oeste de Chicago, viv¨ªa el ajetreo propio de cualquier lugar pr¨®spero y ordenado: los ni?os de vuelta de la escuela, las compras de Thanksgiving (D¨ªa de Acci¨®n de gracias), el rutinario tr¨¢nsito de veh¨ªculos y personas de regreso del trabajo. Minutos antes del evento, nadie podr¨ªa presagiar que iba a ser el escenario de uno de los m¨²ltiples acontecimientos electorales que estos d¨ªas se reparten por EE UU "?Qu¨¦ pasa?", se preguntaban uno a otro los transe¨²ntes al encontrarse con la tribu encorbatada y con credencial al cuello en la puerta del Mapple Tree.
No hay que confundir esa indiferencia con desinter¨¦s por Giuliani. De hecho, el ex alcalde de Nueva York fue vitoreado despu¨¦s por algunas personas en la calle y fue recibido muy amablemente por los clientes del restaurante al que entr¨® a saludar. Pero es verdad que Oak Park, un reducto dem¨®crata dentro de un Estado con gobernador y Congreso dem¨®cratas, no es el mejor espacio para el lucimiento de un candidato republicano.
"Esto es precisamente lo que tratamos de demostrar", explica Tom Cross, presidente de la campa?a de Giuliani en Illinois, "que s¨®lo Giuliani es capaz de venir a un sitio como ¨¦ste y ser recibido como ha sido recibido". "Tratamos de demostrar", a?ade, "que Giuliani es el ¨²nico candidato republicano capaz de cruzar las l¨ªneas partidistas, que es el ¨²nico capaz de ganar en Estados como Illinois, como Nueva York..., que es el ¨²nico candidato republicano que hace campa?a en los 50 Estados y el ¨²nico capaz de captar votos dem¨®cratas en grandes proporciones".
Varios analistas independientes coinciden con Cross. Coinciden tambi¨¦n las encuestas, que lo colocan ampliamente por delante de sus compa?eros de partido a escala nacional y que pronostican un resultado muy ajustado en un eventual duelo final de Giuliani contra Hillary Clinton. Y parecen coincidir asimismo los principales candidatos dem¨®cratas, que han hecho de uno de los m¨¢s famosos alcaldes de la historia norteamericana el principal blanco de sus cr¨ªticas.
Si Rudolph Giuliani, o Rudy, como le conoce todo el mundo, es el ¨²nico candidato republicano capaz de seducir a los votantes dem¨®cratas -no hay que descartar por completo a John McCain en esta materia- lo debe, principalmente, a dos razones: la leyenda sobre su hero¨ªsmo como alcalde de Nueva York durante el 11-S y su fama de oveja negra en el paquete muy conservador -tambi¨¦n en esto merece McCain una nota aparte- de los candidatos republicanos.
En cuanto al hero¨ªsmo, parece innegable que su buena gesti¨®n de aquella crisis, aunque sobrevalorada por efecto de esta campa?a electoral, es digna del aprecio bipartidista, as¨ª como sus ¨¦xitos en la lucha contra la delincuencia, la corrupci¨®n y el desorden administrativo y presupuestario en Nueva York.
Su fama de centrista moderado ha sido ganada sobre todo gracias al extremismo de sus rivales en el partido, aunque es cierto que Giuliani es, b¨¢sicamente, un pragm¨¢tico, m¨¢s pr¨®ximo al tipo conservador activista de Nicolas Sarkozy que al conservador ideol¨®gico de Margaret Thatcher. Vende competencia, no ideolog¨ªa.
Algunas de sus ideas fueron, no obstante, expuestas esta semana en una reuni¨®n con un grupo de periodistas en Chicago. Giuliani manifest¨® que pretende ser elegido presidente sobre tres bases fundamentales: "experiencia exitosa, reducci¨®n de impuestos y mano dura contra el crimen y contra los enemigos de Estados Unidos". "Yo puse tras las rejas a m¨¢s de un millar de los peores criminales de Nueva York", recuerda con orgullo el ex alcalde, que tambi¨¦n fue fiscal de esa ciudad, igualmente reputado por su intransigencia ante el delito. Giuliani asegur¨® que la lucha contra el terrorismo y la econom¨ªa van a dominar esta campa?a electoral.
Evita en lo posible referirse a la guerra de Irak, a la que se opone un 70% de los norteamericanos, aunque apoya en lo esencial al presidente George W. Bush y la estrategia actual de la Casa Blanca.
Su principal argumento en esta materia es el de que es necesario mantener la presi¨®n militar porque "EE UU no puede jam¨¢s entrar en negociaciones sin condiciones con el enemigo". "El modelo para vencer a los yihadistas y para tratar con Ir¨¢n ha de ser Ronald Reagan y su estrategia firme para derrotar a la URSS", afirma.
"Tenemos que mantenernos a la ofensiva", dijo recientemente, "y anticiparnos a lo que los terroristas har¨¢n y tratar de pararlos antes de que lo hagan. Si nos quedamos a la defensiva tendremos m¨¢s v¨ªctimas y esta guerra durar¨¢ m¨¢s".
Pero Giuliani conf¨ªa, como todos los dem¨¢s candidatos republicanos, en que la situaci¨®n en Irak mantenga el rumbo de mejora actual y el asunto quede un poco m¨¢s relegado en la campa?a. Eso le permitir¨ªa empujar con m¨¢s fuerza otro ¨¢ngulo de su programa en el que conf¨ªa m¨¢s: la econom¨ªa.
"Como dec¨ªa Reagan", manifiesta a los periodistas, "hacer pron¨®sticos econ¨®micos es como hacer pron¨®sticos sobre el tiempo o sobre un partido de f¨²tbol". Seg¨²n Giuliani, los Gobiernos no tienen que hacer pron¨®sticos sobre econom¨ªa, sino sentar las bases para su desarrollo. "Y las bases que yo sentar¨¦", promete, "son tres: menos impuestos, menos regulaciones y menos gastos p¨²blicos".
Giuliani asegura que le da igual a qu¨¦ candidato dem¨®crata enfrentarse -"Clinton y Obama son mucho m¨¢s parecidos de lo que intentan aparentar"- y les acusa de "querer subir impuestos y socializar la Sanidad".
A quienes los tres matrimonios de Giuliani les hacen dudar sobre la rectitud de sus principios morales, les promete que reza, que reza "constantemente, aunque m¨¢s ¨ªntimamente que otros", y que defender¨¢ los valores religiosos con la misma contundencia con la que combati¨® para acabar con la pornograf¨ªa en Times Square.
El perfil de Giuliani no es, como se ve, el de un peligroso liberal. Pero no resulta suficientemente conservador para los muy conservadores votantes republicanos de Iowa, donde tendr¨¢ lugar la primera batalla de las elecciones primarias, el 3 de enero, y de otros Estados que todav¨ªa ponen en entredicho las opciones del ex alcalde de ser el candidato de su partido.
De hecho, Giuliani s¨®lo va cuarto en las encuestas en Iowa, despu¨¦s de Mitt Romney, el ex gobernador morm¨®n que participa con una plataforma de intachable conducta moral y ¨¦xito empresarial, el sorprendente Mike Huckabee, un pastor evang¨¦lico que ha confesado creer en la teor¨ªa creacionista, y Fred Thompson, el actor que intenta repetir el ¨¦xito de otros conservadores de su mismo oficio.
Algo similar ocurre en la siguiente contienda electoral, en New Hampshire -8 de enero-, donde Romney tambi¨¦n va por delante de Giuliani, aunque aqu¨ª tiene m¨¢s que ver con la enorme fortuna que Romney, un multimillonario, lleva gastando desde hace meses en publicidad en ese Estado.
La campa?a entre los aspirantes republicanos a la presidencia es a¨²n m¨¢s emocionante y cerrada que la del Partido Dem¨®crata, y Giuliani podr¨ªa finalmente conseguir la denominaci¨®n, incluso perdiendo en Iowa y New Hampshire.
En todo caso, muchas de las posibilidades futuras de Giuliani pasan por su aceptaci¨®n por parte de la llamada derecha cristiana y otros grupos de la cruzada moral que tanto ha radicalizado a las bases republicanas.
Rudy Giuliani es consciente de ello y por eso pele¨® hasta conseguir a principios de este mes el respaldo de Pat Robertson, una de las vacas sagradas de la derecha religiosa que en el pasado hab¨ªa criticado al ex alcalde por su permisividad con la homosexualidad y el aborto. "Es un candidato aceptable que puede ganar las elecciones", dijo el c¨¦lebre telepredicador al anunciar su apoyo.
La decisi¨®n de Robertson parece haber acabado con uno de los fantasmas que aterraban al Partido Republicano: el riesgo de que la designaci¨®n de Giuliani provocase la divisi¨®n del partido y la aparici¨®n de un tercer candidato a su derecha.
Ese riesgo se ha disipado notablemente, pero no el de que Giuliani pierda los votos de los que jam¨¢s aceptar¨¢n un candidato proaborto. M¨¢s de un 30% de los electores republicanos manifiestan en las encuestas que el asunto de los valores morales es el primero que tienen en cuenta al decidir su voto. Giuliani no es un proabortista, pero acepta el derecho a la interrupci¨®n del embarazo y deja a los Estados legislar al respecto.
Esa posici¨®n puede resultarle inc¨®moda en las primarias, pero, como ha visto Pat Robertson y como Giuliani quiere demostrar en su visita a Oak Park, lo hacen un candidato m¨¢s viable para las presidenciales.
M¨¢s viable, s¨ª, un candidato con ¨ªmpetu y con carisma, tambi¨¦n, pero con un historial largo y complejo en el que los rumores sobre su voracidad sexual o sus fotos vestido de mujer no son lo m¨¢s importante. "No podemos pretender que nuestros candidatos sean perfectos", dijo esta semana en su reuni¨®n con los periodistas en Chicago. Lo dijo respondiendo a una pregunta sobre la confesi¨®n que acababa de hacer Obama de haber tomado alcohol y algunas drogas en su juventud. Pero todos sab¨ªan que no estaba justificando a Obama, sino a s¨ª mismo.
Se justificaba por errores como el de la promoci¨®n de Bernard Kerik, a quien Giuliani hizo jefe de la polic¨ªa de Nueva York, a quien despu¨¦s recomend¨® a Bush como secretario de Seguridad Interior -puesto para el que fue rechazado por el Congreso- y que ahora est¨¢ sometido a juicio por corrupci¨®n.
La prensa estadounidense anda tambi¨¦n rebuscando en la lista de clientes del despacho de abogados de Giuliani en Nueva York con la sospecha de que no todos los datos son p¨²blicos y limpios.
Rudy Giuliani no es, en definitiva, el candidato sosegado y prudente que los republicanos podr¨ªan poner enfrente de la aventura de Hillary Clinton. Es tan pol¨¦mico como ella y tan controvertido como ella. Pero, atenci¨®n, porque tambi¨¦n es su peor enemigo.
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