Los males y las mieles del petr¨®leo
En estos d¨ªas, horas m¨¢s horas menos, el precio del petr¨®leo en el mercado mundial puede rebasarla barrera psicol¨®gica de los 100 d¨®lares por barril. Huelga decir que desde el punto de vista econ¨®mico, no existe una gran diferencia entre 95 d¨®lares por barril y 105, pero en esta materia las cifras simb¨®licas son significativas. Ciertamente, el centenar de d¨®lares, por aparatoso que parezca, apenas equivale al precio real de abril, 1980, un a?o despu¨¦s de la revoluci¨®n iran¨ª y la ca¨ªda del Sha; para que ello sucediera el precio debiera superar los 102 d¨®lares por barril, el nivel en t¨¦rminos reales que alcanz¨® el crudo en aquella lejana ¨¦poca. En cualquier caso, el incremento resulta descomunal, y los vaticinios de bonanza o cat¨¢strofe -seg¨²n si se es importador o exportador de hidrocar-buros- se cumplir¨¢n, tarde o temprano. Y cada pa¨ªs reacciona seg¨²n le va en la feria.
El alza del precio del crudo est¨¢ afectando tambi¨¦n a la pol¨ªtica de varios pa¨ªses
Un ataque de Bush a Ir¨¢n generar¨ªa turbulencias may¨²sculas
Para M¨¦xico, naci¨®n que a lo largo de la mitad de su historia independiente ha padecido de los males y disfrutado de las mieles del petr¨®leo, es una tabla de salvaci¨®n. El ex presidente Carlos Salinas de Gortari ha preguntado, con raz¨®n: ?c¨®mo es posible que siendo exportadores de mill¨®n y medio de barriles de crudo diarios, con estos precios, no crezcamos m¨¢s? Pero la interrogante podr¨ªa formularse al rev¨¦s: ?qu¨¦ le suceder¨ªa a M¨¦xico hoy si los precios se situaran a niveles equivalentes a los de mediados de la Administraci¨®n anterior? Si la econom¨ªa mexicana este a?o no llegara a la barrera, tambi¨¦n psicol¨®gica, del 3% de incremento del PIB, ?qu¨¦ hubiera acontecido con el petr¨®leo a la mitad del precio actual? Parece que los mexicanos hemos inventado una extra?a variedad del famoso Dutch disease, es decir, el cataclismo que se abate sobre un pa¨ªs cuando el valor de algunos de sus productos, sobre todo de exportaci¨®n, se elevan de manera estratosf¨¦rica. Seg¨²n ciertas versiones, el presidente Felipe Calder¨®n trat¨® de convencer recientemente a ciertos dirigentes de la oposici¨®n mexicana de buscar una reforma constitucional en materia energ¨¦tica, para poder explotar la riqueza petrolera en las aguas profundas del Golfo de M¨¦xico; la respuesta del PRI, en particular, fue que no contara con ellos para resucitar a Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador, el candidato perdedor de las elecciones del a?o pasado, al entregarle la bandera del nacionalismo petrolero mexicano de anta?o; no habr¨¢ entonces reforma energ¨¦tica digna del nombre. Para muchos analistas internacionales en la materia, no la habr¨¢ mientras el pa¨ªs no sufra una sacudida fiscal de verdad, la cual no ocurrir¨¢ mientras los precios del petr¨®leo se mantengan en los niveles actuales. Quiz¨¢s se trate de un Mexican disease: ni el Gobierno, ni la oposici¨®n mexicana necesitan dinero; para un Estado que recibe en tiempos normales la tercera parte de su ingreso por concepto de renta petrolera, ¨¦ste es el mejor de los mundos cortoplazistas posibles.
Es el caso tambi¨¦n, y con creces, de Venezuela. Aunque el presidente Hugo Ch¨¢vez sigue en caballo de hacienda en su aventura latinoamericana, gracias al ingreso de m¨¢s de 250 millones de d¨®lares diarios por concepto de ingresos petroleros, el frente interno se le ha descompuesto en semanas recientes. De nuevo, se impone la pregunta: ?c¨®mo andar¨ªa, con el precio a la mitad, o menos? El caudillo de Caracas logr¨® una aprobaci¨®n aplastante de sus reformas constitucionales en el Parlamento, pero la propuesta reelecci¨®n perpetua, entre otras, ha desatado fracturas y fen¨®menos especulativos de magnitudes desconocidas. "El bol¨ªvar negro" se acerca a los 7.000 por d¨®lar, (frente a 2.150 en el mercado oficial). La inflaci¨®n se desboca, el desabastecimiento tambi¨¦n y ambos se alimentan.
Las rupturas pol¨ªticas quiz¨¢s son m¨¢s importantes. No s¨®lo se trata de la Iglesia cat¨®lica o de los mismos cr¨ªticos u opositores de siempre, sino ya de estudiantes universitarios en general, y de la Universidad Central de Caracas en particular, que se enfrentan un d¨ªa s¨ª y otro tambi¨¦n a las fuerzas chavistas, por las razones m¨¢s diversas, ya no ¨²nicamente por el cierre de RCTV. Se han separado del presidente militares prestigiados de alto rango, hasta hace poco aliados de Ch¨¢vez, como el general Ra¨²l Isa¨ªas Baduel, defenestrado recientemente del cargo de ministro de Defensa, quien consider¨® hace unos d¨ªas que la reforma constitucional equival¨ªa a un golpe de Estado. ?D¨®nde estar¨ªa Ch¨¢vez si en lugar de disponer a discreci¨®n de las arcas repletas de PDVSA, recibiera la mitad de lo que hoy registra? ?Podr¨ªa seguir financiando su proyecto cubano-venezolano en Nicaragua, Ecuador, Bolivia, Argentina y, tal vez ahora, en Guatemala? En diciembre de 1957, hace medio siglo el dictador Marcos P¨¦rez Jim¨¦nez convoc¨® a un plebiscito para, tambi¨¦n, perpetuarse en el poder; provoc¨® m¨²ltiples reacciones contrarias en el ej¨¦rcito, el estudiantado, la Iglesia y la clase pol¨ªtica. El 23 de enero de 1958, un escaso mes m¨¢s tarde, fue derrocado por una combinaci¨®n de esas fuerzas, encabezadas en buena medida por... estudiantes y militares opositores. A Ch¨¢vez lo ha salvado el petr¨®leo; pero su nerviosismo, evidenciado en el comportamiento chavista mal educado y marrullero con Zapatero y el Rey Juan Carlos en Santiago de Chile, muestra que escucha pasos en la azotea.
Pero tal vez el pa¨ªs que pueda sufrir el mayor efecto de esta alza inveros¨ªmil del precio del crudo sea Estados Unidos. Hasta ahora la econom¨ªa norteamericana ha resistido de manera sorprendente a la embestida de precios. La Bolsa de Nueva York sube y baja, pero no se desploma; la recesi¨®n tarda en llegar; la inflaci¨®n permanece bajo control, a pesar de la ca¨ªda brutal del d¨®lar; la debacle del cr¨¦dito hipotecario de segunda no se extiende al resto de la econom¨ªa. Y en todo caso, los sectores m¨¢s fr¨¢giles no se hallan en su lamentable situaci¨®n por culpa del petr¨®leo.
No obstante, todo tiene l¨ªmites. Una cosa es que no sepamos d¨®nde est¨¦n; otra cosa es que no existan. Con los precios a sus niveles actuales, una posible y cada vez m¨¢s cacareada intervenci¨®n militar de Bush en Ir¨¢n generar¨ªa, all¨ª s¨ª, turbulencias may¨²sculas: 120, 150, qui¨¦n sabe cu¨¢ntos m¨¢s, d¨®lares por barril. Si Washington no desea provocar ese desastre, del cual su propia econom¨ªa ya no podr¨ªa permanecer al margen, deber¨¢ decidir pronto: si va a recurrir a la fuerza para detener el supuesto programa nuclear de Ir¨¢n para fines militares; y en su caso, cu¨¢ndo y c¨®mo. El cuento de que los mercados ya han descontado un golpe quir¨²rgico contra las instalaciones iran¨ªes puede resultar un cuento chino; al contrario, el golpe podr¨ªa generar una nueva y mayor alza desorbitada de precios.
Jorge Casta?eda fue secretario de Relaciones Exteriores de M¨¦xico y es profesor de Estudios Latinoamericanos en la Universidad de Nueva York.
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