Bush busca un triunfo en la recta final de su presidencia

Durante a?os, esta Administraci¨®n norteamericana, escarmentada por el fracaso de sus antecesores, se hab¨ªa resistido a involucrarse en las complejas negociaciones por la paz en Oriente Pr¨®ximo. Pero el fracaso en Irak y la necesidad de cerrar el ejercicio con alg¨²n m¨¦rito en la agenda de la pol¨ªtica exterior le han obligado a cambiar de opini¨®n.

La diplomacia estadounidense ha trabajado de sol a sol para traer hasta Annapolis a tan nutrido grupo de invitados, trabaj¨® ayer para acercar posiciones que permitan la redacci¨®n de un comunicado final y a buen seguro trabajar¨¢ en las pr¨®ximas semanas para conseguir el a?o pr¨®ximo un acuerdo final sobre la creaci¨®n de un Estado palestino, lo que le permitir¨ªa a Bush dejar la Casa Blanca en enero de 2009 con un triunfo en sus manos.

Conscientes de que se trata de una empresa extremadamente dif¨ªcil, los colaboradores de Bush intentan estos d¨ªas descargarle de responsabilidades personales. El consejero nacional de Seguridad, Stephen Hadley, ha explicado a los periodistas que el presidente no est¨¢ implicado en la negociaci¨®n sino promovi¨¦ndola.

Al inicio ayer de su reuni¨®n con el presidente palestino, Mahmud Abbas, Bush record¨® que Estados Unidos "no intenta imponer su visi¨®n en esta conferencia, pero s¨ª puede facilitar un acuerdo". Ese acuerdo no s¨®lo servir¨ªa, desde luego, para lustrar el curr¨ªculo de Bush -y de su secretaria de Estado, Condoleezza Rice- sino que, probablemente, har¨ªa m¨¢s por la seguridad de EE UU que las dos guerras en las que este pa¨ªs est¨¢ actualmente implicado a la regi¨®n.

Si los intereses norteamericanos son los de aislar a Ir¨¢n, nada mejor que un proyecto que implica a toda la Liga ?rabe. Si los intereses norteamericanos son los de debilitar el extremismo isl¨¢mico, nada mejor que quitarle la excusa de la humillaci¨®n palestina.