Sarkozy toma el mando en la crisis de los suburbios y abre una investigaci¨®n
Un v¨ªdeo casero muestra contradicciones en la versi¨®n de la polic¨ªa
El fantasma de una repetici¨®n de los disturbios de oto?o de 2005 se alejaba ayer de Francia. La noche anterior, con m¨¢s de un millar de polic¨ªas desplegados en la peque?a localidad de Villiers-le-Bel, a unos 20 kil¨®metros al norte de Par¨ªs, transcurri¨® en relativa calma y el efecto de contagio a otras barriadas no tuvo lugar.
El presidente, Nicolas Sarkozy, tom¨® las riendas de la crisis desatada por el accidente que el pasado domingo cost¨® la vida a Moushin y Lakami, de 15 y 16 a?os -que desat¨® dos noches de violencia inusitada-, y lanz¨® un mensaje de firmeza frente a quienes dispararon contra la polic¨ªa y de amparo hacia las familias de los dos adolescentes, a las que prometi¨® que un juez dirigir¨¢ la investigaci¨®n.
En el origen del conflicto est¨¢n las distintas versiones sobre el incidente que cost¨® la vida a los dos chavales que viajaban en una moto no homologada y sin casco. Seg¨²n la versi¨®n oficial, se empotraron en un cruce contra un coche de polic¨ªa que ten¨ªa preferencia. Sin embargo, ayer sali¨® a la luz una filmaci¨®n realizada por un vecino en los momentos inmediatamente posteriores al accidente en la que algunas de las piezas de la versi¨®n oficial no encajan.
La incongruencia entre el estado de la moto, un artefacto ligero, con pocos desperfectos, y el del veh¨ªculo policial, literalmente destrozado, la explicaban los investigadores de la polic¨ªa por el hecho de que grupos de j¨®venes la emprendieron a palos contra el veh¨ªculo. Pero el v¨ªdeo muestra que ya estaba destrozado cuando los dos j¨®venes se encontraban a¨²n en el suelo. La decisi¨®n de Sarkozy de encargar la investigaci¨®n a un magistrado y sacarla de las manos de la Inspecci¨®n General de la Polic¨ªa Nacional (IGPN), que desde el primer momento exculparon a los agentes involucrados en el accidente, ha tenido efectos bals¨¢micos, tanto entre las familias como en el barrio. Los fallecidos ser¨¢n enterrados en sus pa¨ªses de origen, Marruecos y Senegal.
Sarkozy mand¨® un mensaje de apoyo a los polic¨ªas, muchos a¨²n impresionados por el nivel extremo de violencia al que tuvieron que enfrentarse, especialmente la noche del lunes, cuando hasta 82 agentes resultaron heridos, muchos por armas de fuego que se usan para la caza mayor.
Nada m¨¢s aterrizar procedente de China, el presidente se dirigi¨® al hospital donde se encontraban los heridos y les felicit¨® por su arrojo y su sangre fr¨ªa. "Encontraremos a los que dispararon", les dijo, "pondremos los medios necesarios". Se trata, a?adi¨®, "de un intento de asesinato".
Por la ma?ana, Sarkozy presidi¨® en el El¨ªseo una reuni¨®n de crisis en la que particip¨® el primer ministro, Fran?ois Fillon; la responsable de Justicia, Rachida Dati, y la titular de Interior, Mich¨¨lle Alliot-Marie, adem¨¢s de la secretaria de Estado para la Pol¨ªtica de las Ciudades, Fadela Amara, que prepara un "plan de choque".
El balance de la noche del martes al mi¨¦rcoles, cuando la posibilidad de que los enfrentamientos se extendieran como una mancha de aceite despertaba la memoria de lo sucedido hace dos a?os, fue extraordinariamente mitigado. La polic¨ªa se limit¨® a se?alar que "algunos" resultaron heridos y que ardieron una decena de coches, cubos de basura, y mobiliario urbano. Se produjeron, eso s¨ª, 39 detenciones en la zona alrededor de Villiers-le-Bel, cinco veces m¨¢s que el d¨ªa anterior. En toda Francia ardieron el martes 138 coches, lo que seg¨²n la portavoz de la polic¨ªa, Patrice Ribeiro, es una cifra "normal".
"Nada est¨¢ ganado"
La ministra del Interior, Mich¨¨le Alliot-Marie, no quiso ayer caer en la complacencia. "Nada est¨¢ ganado", subray¨®.
El impresionante dispositivo especial de seguridad desplegado el martes por la noche en Villiers-le-Bel y las ciudades de su alrededor sigue en su sitio. Consta de un millar de polic¨ªas, agentes de ¨¦lite que disponen en todo momento del gran ojo de tres helic¨®pteros dotados con potentes focos que barren el territorio urbano. "Se mantendr¨¢ todo el tiempo que sea necesario", a?adi¨® la ministra.
Por otra parte, en el ZAC de Villiers-le-Bel, el barrio donde ocurrieron los hechos, los llamamientos a la calma no han dejado de sucederse, y son las mismas familias de los fallecidos los que mayor empe?o han puesto en ello.
Pero nada impide que, en el fondo de su coraz¨®n, muchos de estos franceses procedentes de la emigraci¨®n se sientan marginados y v¨ªctimas del racismo. "Son siempre negros o ¨¢rabes los chavales que mueren", clamaba ayer un hermano mayor, los j¨®venes que siempre suelen hacer de figura de referencia en estas barriadas.
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