Maltratada y embargada

Alba es el nombre ficticio de una de tantas mujeres que ha sufrido en sus carnes los malos tratos y la violencia machista. Cuando se divorci¨® de su pareja hace ahora cuatro a?os pens¨® que, por fin, acabar¨ªa el calvario que padeci¨® en los nueve a?os y medio que estuvo casada. Sin embargo, nada m¨¢s lejos de la realidad: ah¨ª empez¨® una nueva pesadilla de la que todav¨ªa no sabe c¨®mo podr¨¢ salir. Su anterior pareja no acept¨® de buen grado la separaci¨®n y decidi¨® vengarse de ella atac¨¢ndola en el terreno econ¨®mico.

Como todos los bienes adquiridos durante el matrimonio por la pareja (en especial los cinco veh¨ªculos y dos motocicletas que se compr¨® y posteriormente destroz¨® el marido, afectado por una fuerte adicci¨®n al alcohol) hab¨ªan tenido como avalistas a la familia de Alba, en cuanto se consum¨® la separaci¨®n el hombre dej¨® de hacer frente a los pagos y el resultado no ha sido otro que los embargos que las cajas de ahorro han empezado a ejecutar por las letras no abonadas.

La mujer ya ha pagado 22.000 euros, pero a¨²n le restan 33.000

Un juzgado dict¨® una orden de alejamiento tras una agresi¨®n

De momento, esta mujer de Ja¨¦n, con la ayuda de su familia, ha hecho frente a 22.000 euros, pero el dinero ya se les ha agotado. El pasado 26 de noviembre cumpli¨® el plazo para que una entidad ejecutase otro embargo de 2.900 euros, pero una donaci¨®n an¨®nima logr¨® salvar en ¨²ltima instancia el coche del padre de Alba. Sin embargo, a¨²n hay otros 33.000 euros pendientes de abono y unos embargos planeando sobre las casas de sus padres y de su hermano mayor y sobre una peque?a finca familiar de olivos.

Un juez dispuso que los pr¨¦stamos de la pareja se han de asumir al 50%, una obligaci¨®n que el ex marido viene incumpliendo sistem¨¢ticamente. El hecho de que Alba y su anterior pareja, al igual que la familia de ¨¦sta, figuren como morosos en las listas de los bancos imposibilita a la mujer para pedir un pr¨¦stamo para saldar los impagos.

En este estado de desesperaci¨®n, Alba decidi¨® hacer un llamamiento a trav¨¦s de las ondas. Llam¨® a la Cadena SER para contar su historia y logr¨® que poco despu¨¦s un oyente le aconsejara que abriera una cuenta en la Caja de Ja¨¦n para poder recibir la ayuda de sus paisanos. "No estoy pidiendo limosna, sino la ayuda de la gente para evitar los embargos; yo me comprometo a devolver todo el dinero prestado", comentaba ayer Alba, que agradece el apoyo prestado por varias personas an¨®nimas y tambi¨¦n el que ha recibido por parte del Instituto Andaluz de la Mujer.

La pareja de Alba, que tampoco asume de forma regular los pagos para la manutenci¨®n de los dos hijos de la pareja, tiene desde hace dos a?os una orden de alejamiento dictada por un juez despu¨¦s de que la mujer fuera apaleada por dos supuestos emisarios de su anterior marido. "Te quedan dos asaltos, recuerdo de tu esposo", le dijeron tras golpearla de forma indiscriminada.

El juicio por esta agresi¨®n se archiv¨® por la imposibilidad de identificar a los autores, que actuaron camuflados. "Me encuentro destrozada psicol¨®gicamente y estoy cansada de tanto llorar", subraya Alba, que dice sentirse impotente para poder hacer frente a una situaci¨®n que, seg¨²n expone, le est¨¢ afectando no s¨®lo a ella, sino tambi¨¦n a su familia e incluso a la familia de su anterior pareja, que igualmente tuvo que hacer frente a varios impagos de su hijo. Con la esperanza de que pueda salir pronto de esta situaci¨®n, Alba ha tenido fuerza para escribir una peque?a carta dirigida a los maltratadores donde les pide una reflexi¨®n interna para que sustituyan el odio y el rencor por el amor.

Atr¨¢s queda una tormentosa relaci¨®n de casi una d¨¦cada en la que sufri¨® el maltrato continuado tanto f¨ªsico como psicol¨®gico de su pareja, pero que escondi¨® durante a?os para no se?alar y da?ar a sus dos hijos en un pueblo peque?o de Ja¨¦n. "Cuando mis hijos se hicieron grandes dije hasta aqu¨ª he llegado", explica Alba, que aconseja a todas las mujeres que est¨¦n en una situaci¨®n similar a la suya que no duden en denunciar a sus agresores. "El sufrimiento que he pasado no se lo deseo a nadie", concluye.