La furia en el arte
Goya retrata la rebeld¨ªa an¨®nima y brutal del pueblo sublevado que masacra y es masacrado con una verosimilitud extraordinaria. Alenza plasma el hero¨ªsmo de Dao¨ªz; Palmaroli, los enterramientos de las v¨ªctimas, y Dumont, el desgarro de Juan Malasa?a.
1Francisco de Goya
El dos de mayo de 1808. La carga de los mamelucos (1814)
Museo del Prado, Madrid
Pintado seis a?os despu¨¦s de los hechos representados, como su pareja de Los fusilamientos de la Moncloa, no hay el menor indicio fiable para suponer que Goya los presenciara, lo cual no quita verosimilitud a esta pintura sobre la formidable lucha espont¨¢nea del pueblo madrile?o contra las fuerzas de ocupaci¨®n francesas, entre los que se encontraban los vistosos y ex¨®ticos mamelucos, poco despu¨¦s de correrse la noticia del secuestro y traslado de la familia real espa?ola. Toda la composici¨®n vibra con ferocidad rom¨¢ntica mostrando la rebeld¨ªa an¨®nima y brutal del pueblo sublevado, que masacra y es masacrado, dejando Goya una nota inequ¨ªvoca del horror que le produc¨ªa la guerra y la fascinaci¨®n ante la violencia desatada.
2Francisco de Goya
El tres de mayo. Los fusilamientos de la Moncloa (1814)
Museo del Prado, Madrid
Como el anterior, no s¨®lo se trata de una escena conocida por el pintor de o¨ªdas, sino que tuvo lugar, en la madrugada del 3 de mayo, en los desmontes de Pr¨ªncipe P¨ªo, lo cual no resta verosimilitud al impresionante cuadro de Goya, la primera manifestaci¨®n art¨ªstica de la superioridad moral de los vencidos, tratados como h¨¦roes an¨®nimos, sobre los vencedores, representados como una, a su vez, an¨®nima y sombr¨ªa m¨¢quina de matar. Los brazos en cruz del hombre de la camisa blanca son una rememoraci¨®n secularizada del Cristo crucificado. Esta obra de Goya es, por lo dem¨¢s, desde el punto de vista moral, el m¨¢s claro antecedente del Guernica, de Pablo Picasso.
3Leonardo Alenza
Muerte de Dao¨ªz en el Parque de Artiller¨ªa (1835)
Museo Rom¨¢ntico, Madrid
Nacido en 1807 y muerto en 1845, el goyesco Alenza narra la defensa del Parque de Artiller¨ªa de Montele¨®n llevada a cabo por la milicia y el pueblo madrile?os, al mando del capit¨¢n Luis Dao¨ªz, que no s¨®lo inst¨® a la rebeli¨®n, sino que arm¨® a quien quisiera luchar y morir. Este asunto heroico fue abordado por artistas espa?oles durante todo el XIX, como, entre otros, Manuel Castellano en 1862 o el mismo Joaqu¨ªn Sorolla en 1884, pero Alenza, menos descriptivo y prolijo, retiene a¨²n el feroz expresionismo de Goya y la sensaci¨®n de oleada furiosa, mal encauzada por el caser¨ªo, que lo arrolla todo.
4 Vicente Palmaroli Gonz¨¢lez
Enterramientos de la Moncloa el 3 de mayo de 1808 (1871)
Ayuntamiento de Madrid
Cuadro monumental, representa casi la continuaci¨®n de lo que Goya dej¨® plasmado en los fusilamientos de la Monta?a de Pr¨ªncipe P¨ªo; esto es: los pat¨¦ticos enterramientos de las v¨ªctimas en la fosa com¨²n, que acaba de cavar el siniestro personaje a la derecha de la composici¨®n, mientras, en la izquierda, vemos un grupo de atribuladas mujeres que rodean, entre gesticulaciones muy extremadas, el cad¨¢ver de una joven muerta, cuyo origen castizo est¨¢ subrayado en su traje de manola.
5Eugenio ?lvarez Dumont
Malasa?a y su hija se baten contra los franceses en una de las calles que bajan del Parque a la de San Bernardo el dos de mayo de 1808 (1887)
Museo del Prado, depositado en el Museo de Zaragoza
Especialista en temas b¨¦licos y, en especial, de los de la Guerra de la Independencia, Eugenio Dumont narra el asalto mortal del guerrillero Juan Malasa?a contra un horrorizado drag¨®n franc¨¦s, al que clava su navaja, tras haber dado ¨¦ste muerte a su hija, la joven bordadora Manuela Malasa?a, que yace a los pies del caballo junto a la escopeta con la que estaba disparando. Al fondo de la escena se ve una furiosa carga de la caballer¨ªa francesa a lo largo de la calle ancha de San Bernardo, a la altura de la iglesia de Montserrat.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.