Arquitectura europea
La retirada rusa del tratado de armas convencionales amenaza la estabilidad
La decisi¨®n rusa de suspender su participaci¨®n a partir del 12 de diciembre en el Tratado FACE de Armas Convencionales en Europa, sumada a la crisis de la OSCE, dejar¨¢ al Viejo Continente sin una arquitectura paneuropea de seguridad. S¨®lo queda la OTAN (que a¨²n mantiene un Consejo con Rusia) y, de forma incipiente en este campo, la UE. El FACE es una piedra angular de esta arquitectura, que ha permitido una transparencia sin precedentes, la destrucci¨®n de 60.000 piezas y la reducci¨®n de tres millones de tropas.
El Tratado FACE naci¨® en 1990 entre la OTAN y el Pacto de Varsovia para poner techos al despliegue de tanques y otras fuerzas convencionales. Tras la desaparici¨®n de la alianza del Este, se pas¨® a l¨ªmites por pa¨ªses, siendo la ¨²ltima adaptaci¨®n la de 1999, ya con 30 Estados, por la cual Mosc¨² se compromet¨ªa a retirar las tropas que manten¨ªa en regiones separatistas de Georgia y Moldavia, prop¨®sito que no ha cumplido.
El desmontaje de esta arquitectura no se puede achacar s¨®lo a Mosc¨². Aunque Rusia no ha hecho todos sus deberes, s¨ª hab¨ªa ratificado la adaptaci¨®n del tratado de 1999, mientras que no lo ha hecho ning¨²n pa¨ªs de la OTAN. La Administraci¨®n de Bush ha denunciado, por su parte, otros acuerdos de la guerra fr¨ªa que a¨²n eran ¨²tiles, como el ABM, que limitaba la defensa contra misiles bal¨ªsticos. Si Mosc¨² ha detonado la bomba no nuclear de mayor potencia del mundo, el Pent¨¢gono quiere probar una nueva generaci¨®n de cargas nucleares y desplegar elementos de defensa contra misiles en Polonia y la Rep¨²blica Checa. Es necesario parar esa nueva carrera que, aunque no constituya una nueva guerra fr¨ªa, escenifica un peligroso pulso y choque de intereses.
La reuni¨®n ministerial anual en Madrid de la Organizaci¨®n para la Cooperaci¨®n y Seguridad en Europa, bajo presidencia espa?ola, en la que recae el citado tratado ahora denunciado por Putin, ha puesto de relieve la par¨¢lisis de la OSCE y el creciente foso que separa a los pa¨ªses de la OTAN de una Rusia en retroceso autoritario y que quiere afirmar su poder. S¨®lo cabe esperar que Rusia siga respetando el tratado, aunque lo haya denunciado. Y sacar la conclusi¨®n de que no es aconsejable deshacerse de una arquitectura de seguridad que ha funcionado sin tener otra de recambio.
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