El monstruo nazi del lago Ness
A m¨¢s de sesenta a?os del fin de la II Guerra Mundial, la situaci¨®n del expolio nazi es el ¨²ltimo cap¨ªtulo de ese denso periodo de la historia europea que no acaba de darse por concluido. Y es que, por lo visto, es una historia de nunca acabar.
De 1939 a 1945, Hitler y los nazis saquearon a los pa¨ªses ocupados del continente extrayendo centenares de miles de pinturas, dibujos y esculturas, cientos de miles de muebles y millones de libros y manuscritos a propietarios jud¨ªos, masones u opositores pol¨ªticos. De Francia, nada m¨¢s, y sobre todo de Par¨ªs, entonces la capital mundial de la cultura, los nazis robaron, en cuatro a?os de ocupaci¨®n, m¨¢s de 100.000 pinturas.
Cabe introducir aqu¨ª una comparaci¨®n para comprender la extensi¨®n del saqueo por los nazis. La colecci¨®n principal del Museo de Arte Moderno de Nueva York, el MOMA, que comienza con C¨¦zanne y Seurat, incluye a Picasso y a Matisse y culmina con L¨¦ger, Dal¨ª, Mir¨® y los surrealistas, se compone de unas 2.500 piezas.
Hitler y G?ring, segundo en la jerarqu¨ªa del Reich, pose¨ªan acceso directo a ese expolio art¨ªstico. Goering llegaba, incluso, a trasladarse desde Berl¨ªn a Francia, B¨¦lgica y Holanda para evaluar u obtener toda obra robada que le interesara. A Par¨ªs lleg¨® a realizar hasta cinco viajes privados a fin de conseguir obras expoliadas recientemente para su colecci¨®n particular. Organiz¨®, tambi¨¦n, un sistema de trueque de pinturas robadas y emple¨® la valija diplom¨¢tica del Reich para venderlas en Suiza.
Al concluir la guerra, las obras del expolio que no fueron recuperadas siguieron el natural trayecto del mercado del arte y, as¨ª, muchas fueron a parar a los museos, galer¨ªas, casas de subasta y colecciones particulares de Europa y de Estados Unidos.
El tema del expolio nazi ha sido, en nuestras sociedades, como una suerte de monstruo del lago Ness, que aparece y vuelve a desaparecer peri¨®dicamente, zambull¨¦ndose por d¨¦cadas para luego volver a surgir. La duraci¨®n de las apariciones tiene mucho que ver con el inter¨¦s y la presteza de la opini¨®n p¨²blica. La ¨²ltima aparici¨®n data de mediados de los a?os noventa y, afortunadamente, dura hasta nuestros d¨ªas.
Cientos de familias se han vertido a ubicar lo que una vez les perteneci¨®. Desde entonces, decenas de miles de obras expoliadas han sido devueltas a sus respectivos due?os, despu¨¦s de largos a?os de reclamaciones, demandas y espera. Quedan, quiz¨¢, centenares de miles por restituir, a pesar de que cada mes se da a conocer alguna nueva pintura o dibujo reclamados a alg¨²n museo, casa de subasta, galer¨ªa o colecci¨®n privada. Estas reclamaciones surgen en gran cantidad en los pa¨ªses en los que se luch¨® la guerra, desde la Uni¨®n Sovi¨¦tica hasta Estados Unidos, aunque tambi¨¦n se han dado en otros como Suiza o Espa?a.
En este ¨²ltimo, el caso, quiz¨¢, m¨¢s conocido es el del gran lienzo de Andr¨¦ Masson La familia en metamorfosis, que se halla en el Centro Reina Sof¨ªa, cuyos conservadores, al adquirirlo, desconoc¨ªan enteramente su turbio pasado.
?Por qu¨¦ tanta complicaci¨®n para que se restituya lo que fue evidentemente expolio durante la guerra? Se debe a una mezcla de razones. Primeramente, muchas leyes nacionales europeas consideran que los delitos han prescrito, aunque la jurisprudencia ha cambiado algo en los ¨²ltimos a?os; segundo, es necesario, sobre todo en Estados Unidos, tener s¨®lidas finanzas para enfrentarse a los altos costes legales en las cortes y para, luego, poder sostener la demanda durante, a menudo, a?os.
Sin embargo, la mayor injusticia de la situaci¨®n yace en el hecho de que el tiempo juega en contra de los expoliados, pues mientras m¨¢s nos alejamos de los a?os de la guerra, menos due?os y herederos quedan vivos que recuerden —o se empe?en en recordar y recuperar— aquello que una vez les perteneci¨®. Y, as¨ª, el expolio nazi se va convirtiendo en un cuento de nunca acabar.
H¨¦ctor Feliciano es periodista y autor de El museo desaparecido - La conspiraci¨®n nazi para robar las obras maestras del arte mundial (Ediciones Destino).
Babelia
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