S¨®crates a toda velocidad
Jos¨¦ S¨®crates siempre tiene un dato a mano. Le encanta utilizar n¨²meros y ejemplos para exponer sus ideas. Por supuesto, esos datos y ejemplos jam¨¢s son desfavorables a sus posiciones. Aunque no es un intelectual, sino un pol¨ªtico, al o¨ªrle no es f¨¢cil distinguir si est¨¢ dictando una lecci¨®n o lanzando un discurso. Concienzudo, memorioso, con un toque de displicente altaner¨ªa, siempre parece a punto de enfadarse y trata de utilizar frases directas que demuestren que sabe lo que quiere. ?Carisma? No parece importarle mucho. Sobre todo transmite seguridad en s¨ª mismo. Nunca duda, se dir¨ªa que siempre tiene raz¨®n. Y para reforzar la imagen: mand¨ªbula prominente, traje tan bien cortado que parece a medida, zapatos de Prada. ?El hombre perfecto? Bueno, el primer ministro de un pa¨ªs peque?o, Portugal. Y, desde luego, un actor consumado, un pol¨ªtico profesional: si uno no le oye y se limita a observarlo, da la impresi¨®n de que gobierna un continente entero.
Lo cual no deja de ser verdad, en este momento al menos, porque S¨®crates es durante este semestre el presidente de turno de la Uni¨®n Europea. O, lo que es lo mismo, el responsable de que Europa haya salido, de momento, mal que bien, de la par¨¢lisis en que se encontraba, para aprobar, venciendo enormes resistencias de brit¨¢nicos y polacos, un nuevo Tratado de la Uni¨®n, que, cosas del azar -o de la astucia diplom¨¢tica de los portugueses-, se llamar¨¢ en los libros de historia, si todo acaba bien, Tratado de Lisboa.
Antes de llegar a este hito, que S¨®crates prefiere atribuir al "fant¨¢stico coraje de Angela Merkel" y que todav¨ªa debe ser refrendado por cada pa¨ªs de los 27, el primer ministro portugu¨¦s ha corrido una larga carrera de fondo. Una carrera sudada, trabajada y masticada paso a paso, en la que se adivina vocaci¨®n, dinamismo, habilidad para moverse entre bambalinas y un prodigioso sentido comercial.
Quiz¨¢ por eso, la imagen que mejor define al S¨®crates reciente es esa foto que ha salido en los peri¨®dicos portugueses tantas veces desde marzo de 2005, cuando lleg¨® al poder. En cada pa¨ªs que visita, pero tambi¨¦n si est¨¢ en Lisboa -vive solo en un edificio estupendo en pleno centro, muy cerca de Marqu¨¦s de Pombal-, a S¨®crates le gusta salir a correr por las calles de buena ma?ana y ponerse a sudar la camiseta. Le da lo mismo Luanda, Mosc¨² o Washington. A 40 grados o a cinco bajo cero. Nada detiene al fondista solitario, empe?ado quiz¨¢ en mandar un mensaje de energ¨ªa y optimismo a sus melanc¨®licos y sosegados compatriotas.
?De d¨®nde le viene esa afici¨®n por correr? Comenc¨¦ en 1999. Hab¨ªa dejado de fumar, empec¨¦ a engordar y me apunt¨¦ a un club deportivo llamado Stress, donde hacen jogging y organizan maratones ben¨¦ficos. Entren¨¦ durante seis meses, empec¨¦ corriendo 20 minutos y acab¨¦ haciendo una hora. Ahora corro media marat¨®n.
?Y presume de marcas, como Aznar? No, no. Correr es un ejercicio fant¨¢stico, lo puedes hacer en cualquier sitio y viene muy bien para visitar las ciudades. Mejor que en coche, porque tienes m¨¢s visibilidad?
Pero si la escolta no est¨¢ fina, los dejar¨¢ atr¨¢s. No, no, est¨¢n muy bien entrenados.
Dos a?os y medio despu¨¦s de haber alcanzado el poder, al verle sentado en su despacho fum¨¢ndose un cigarrillo (s¨ª, volvi¨® a fumar), se dir¨ªa que S¨®crates se siente satisfecho con lo realizado. Y al mismo tiempo, bastante incomprendido.
Dicen que es usted autoritario. ?Es que mucha gente confunde firmeza con autoritarismo! No soy autoritario, ni reservado ni austero. Escucho a los otros y me gusta hablar con la gente. Pero tengo mis convicciones. En los momentos dif¨ªciles es necesaria la firmeza, no desistir ante los obs?t¨¢culos, no escoger lo f¨¢cil o dar rodeos, sino caminar siguiendo nuestra convicci¨®n. Finalmente, el pol¨ªtico est¨¢ solo con su voluntad; o la tiene o no la tiene. Y la voluntad le viene de la convicci¨®n. Eso no es arrogancia, es firmeza.
?Le seduce el poder? Bueno, no soy tan inmodesto que finja modestia. Pero re??cuer??do el d¨ªa que salimos del Gobierno tras perder por s¨®lo dos puntos las elecciones contra el PSD de Dur?o Barroso. Yo estaba muy satisfecho de lo que hice como secretario de Estado, como ministro adjunto de Guterres y como ministro de Medio Ambiente. Pero me acord¨¦ de que a alguien le preguntaron una vez qu¨¦ era para ¨¦l la felicidad, y respondi¨®: 'Abrir los peri¨®dicos y que no hablen de m¨ª'. ?sa fue la sensaci¨®n que tuve. Al dejar el poder hay sensaciones buenas y malas. Cuando me nombraron candidato a primer ministro, mucha gente me dec¨ªa: "Va a ser muy ingrato, el pa¨ªs est¨¢ en un momento dif¨ªcil". Yo lo sab¨ªa. Pero me gusta servir al pa¨ªs en los momentos dif¨ªciles, no en los f¨¢ciles. Y me dije: "Dar¨¦ lo mejor de m¨ª mismo". Siempre he sido fiel a lo que pienso que es mi misi¨®n para el pa¨ªs, sin pretender nada m¨¢s.
?Y qu¨¦ habr¨ªa hecho en la vida si no hubiera sido pol¨ªtico? Siempre me gustaron los debates y las cuestiones sociales, pero mi carrera pol¨ªtica ha sido, sobre todo, una suma de casualidades. Me gusta la acci¨®n, pero tambi¨¦n la reflexi¨®n y el pensamiento. Soy una mezcla de esas dos cosas. Es una paradoja permanente en m¨ª, acci¨®n y contemplaci¨®n?
Pero adem¨¢s de suerte y voluntad, acci¨®n y contemplaci¨®n, la carrera de S¨®crates ha estado llena de muchas otras cosas. Ambici¨®n, empujones y mando, y tambi¨¦n soledad, escollos y sapos duros de tragar.
Empecemos por el principio.
Jos¨¦ S¨®crates Carvalho Pinto de Sousa naci¨® en Vilar de Ma?ada el 6 de septiembre de 1957, hijo de Fernando Pinto de Sousa, un arquitecto de Covilh? que proced¨ªa de una rica familia de tradici¨®n republicana, y de Adelaida de Carvalho Monteiro, una profesora de ense?anza secundaria que acabar¨ªa ingresando en los Testigos de Jehov¨¢.
Se ha escrito que su abuelo paterno amas¨® una fortuna con el comercio de wolframio con la Alemania nazi durante la II Guerra Mundial. Y se sabe que cuando sus padres se divorciaron, S¨®crates ten¨ªa s¨®lo siete a?os, y se qued¨® a vivir con su padre en Covilh? (distrito de Castelo Branco), mientras sus dos hermanos se trasladaban a Lisboa con su madre. Su padre, que luego ser¨ªa dirigente del Partido Socialdem¨®crata Portugu¨¦s (PSD, de tendencia liberal), le inocul¨® el virus de la pol¨ªtica cuando estall¨® la revoluci¨®n del 25 de abril que en 1974 acab¨® con la dictadura salazarista, la m¨¢s vieja de Europa.
S¨®crates milit¨® unos meses en las juventudes del PSD, pero lo dej¨® pronto para estudiar en el Instituto Superior de Ingenier¨ªa, en Coimbra, donde obtuvo el diploma de ingeniero t¨¦cnico (1980). Al volver a Covilh? se inscribi¨® en el Partido Socialista (PS) y trab¨® amistad con Ant¨®nio Guterres, futuro primer ministro, que acabar¨ªa siendo su mentor. En 1986 fue elegido presidente de la federaci¨®n del PS en Castelo Branco, y un a?o despu¨¦s logr¨® su primer acta de diputado. Nombrado "diputado revelaci¨®n" por el semanario portugu¨¦s Expresso en 1988, dej¨® traslucir su sagaz sentido del marketing al convertir su segundo nombre de pila, S¨®crates, en su nombre de guerra pol¨ªtico, prescindiendo del patron¨ªmico compuesto (Pinto de Sousa), quiz¨¢ por sus connotaciones conservadoras.
Tras el triunfo socialista en las generales de octubre de 1995, el cat¨®lico y dialogante Guterres fue designado primer ministro, y con ¨¦l subi¨® al poder el sector menos doctrinario del partido. S¨®crates fue nombrado secretario de Estado adjunto de Medio Ambiente, y en 1997 fue ascendido a ministro adjunto al primer ministro para las ¨¢reas de Juventud, Deportes, Drogodependencia y Comunicaci¨®n Social (prensa). Tras el nuevo triunfo del PS en las generales de 1999, Guterres le nombr¨® ministro de Medio Ambiente, cargo que ejerci¨® hasta la derrota electoral de marzo de 2002.
Durante esos seis a?os en el Gobierno, S¨®crates despleg¨® una actividad fren¨¦tica, que contribuy¨®, dice una de sus biograf¨ªas, a aumentar "su notoriedad en un pa¨ªs agobiado por la incuria administrativa". Oblig¨® a las compa?¨ªas de servicios a presentar facturas detalladas a sus clientes, clausur¨® numerosos vertederos incontrolados (para lo cual fich¨® como asesor a Francisco Fe??rrei??ra, un directivo de la organizaci¨®n ecologista Quercus), rebaj¨® la revisi¨®n anual de la prima de los seguros del autom¨®vil, introdujo la metadona como tratamiento de los toxic¨®manos y contribuy¨® a organizar la campa?a y las infraestructuras para la Eurocopa de 2004.
Aquella de la Eurocopa fue una inversi¨®n rentable (Portugal lleg¨® a la final y el pa¨ªs se entreg¨® con pasi¨®n a los de Scolari), pero tambi¨¦n muy discutida, porque, seg¨²n el Tribunal de Cuentas, los estadios eran demasiado grandes y caros. Su construcci¨®n oblig¨® a algunos ayuntamientos a quedar innecesariamente endeudados para 20 a?os, lo que llev¨® a recortar dr¨¢sticamente muchas ayudas sociales.
Ya en la oposici¨®n, S¨®crates consolid¨® su fama con el mismo esp¨ªritu medi¨¢tico: en televisi¨®n, como contertulio de la cadena p¨²blica RTP para temas de actualidad, junto a Santana Lopes (que luego ser¨ªa fugaz primer ministro) y otros portavoces partidarios. Seg¨²n una de sus biograf¨ªas, adem¨¢s de eso "cuid¨® su imagen, vigil¨® la l¨ªnea en el gimnasio, se preocup¨® por la moda sin importarle los sarcasmos de la izquierda tradicional y expres¨® siempre opiniones moderadas, pr¨®ximas a la tercera v¨ªa de Tony Blair, present¨¢ndose como un renovador de lenguaje claro y directo".
As¨ª llegamos a finales de 2004, cuando el presidente Jorge Sampaio decide disolver el Parlamento para poner fin al inconsistente Gobierno del PSD liderado por Santana Lopes. Ferro Rodrigues, secretario general del PS, dimite y se convocan primarias. S¨®crates barre al poeta y cofundador, Manuel Alegre, y a Jo?o Soares (hijo de M¨¢rio y ex alcalde de Lisboa).
Unos meses despu¨¦s, en febrero de 2005, se celebran las generales: S¨®crates gana por 17 puntos con la primera mayor¨ªa absoluta obtenida por la izquierda: m¨¢s de 2,5 millones de votos, un 46%, y 121 diputados, frente a los 1,6 millones de sufragios y los 75 esca?os del PSD (29%). Un d¨ªa despu¨¦s declara a Pere Rusi?ol en EL PA?S que su prioridad en pol¨ªtica exterior ser¨ªa "Espa?a, Espa?a, Espa?a". Forma Gobierno y empieza a ejecutar su programa: reformar Portugal, sacarlo del atraso, meterlo en la modernidad.
La vida parec¨ªa un camino de rosas.
S¨®lo dos a?os despu¨¦s, en marzo de 2007, su popularidad es la m¨¢s alta jam¨¢s alcanzada por un primer ministro luso (m¨¢s del 60%), y el pa¨ªs parece empezar a salir del marasmo y el pesimismo en que estaba sumido desde hac¨ªa a?os. Mucha gente ha olvidado ya que el verano anterior Portugal ardi¨® por los cuatro costados mientras S¨®crates veraneaba en Kenia. Pero el d¨ªa 27, un titular de prensa abre la caja de los truenos: "Hay fallos en el curr¨ªculo de S¨®crates".
El diario portugu¨¦s P¨²blico airea la informaci¨®n, surgida en la blogosfera, sobre las anomal¨ªas que rodearon la obtenci¨®n en 1996, siendo ya secretario de Estado, de la licenciatura de ingenier¨ªa de S¨®crates en una universidad privada que en ese momento se halla en pleno esc¨¢ndalo de corrupci¨®n. La revelaci¨®n pone al primer ministro contra las cuerdas. El peri¨®dico, cuyo due?o es el magnate Belmiro de Azevedo (que acababa de ver fracasar su OPA contra la telef¨®nica nacional, PT, porque el Gobierno hab¨ªa decidido apoyar al n¨²cleo duro de la empresa), discute fechas y ex¨¢menes, fiscaliza notas, sellos y profesores para demostrar un supuesto trato de favor.
La activa maquinaria de comunicaci¨®n del primer ministro se colapsa, S¨®crates en persona llama a los medios para tratar de reducir el alcance del asunto, se modifican a toda prisa biograf¨ªas y curr¨ªculos oficiales, y, finalmente, el primer ministro emerge concediendo una entrevista a la televisi¨®n p¨²blica en la que no escatima papeles, explicaciones y encendidos elogios a Azevedo.
Seg¨²n sondeos de los d¨ªas siguientes, la gente le sigue apoyando. Unos piensan que, m¨¢s que trato de favor, hubo chapuza indiscriminada. La oposici¨®n juzga el episodio como un fallo de car¨¢cter y alguien subraya que en Portugal (como en Italia) gusta mucho la sensaci¨®n que produce ser tratado de ingeniero. El caso es que S¨®crates sale adelante. Muchos compatriotas est¨¢n dispuestos a olvidar.
Tampoco es raro porque la oposici¨®n, el PSD, vive en plena traves¨ªa del desierto, dividida e incapaz de hincarle el diente al PS, mientras el Gobierno act¨²a con firmeza por primera vez en muchos a?os. Unos destacan el rigor del equipo econ¨®mico para atajar un d¨¦ficit desbocado (en 2005 era del 6,83%, hoy est¨¢ en el 3,8% y bajando); otros, su coraje para poner en marcha las reformas estructurales que el pa¨ªs ped¨ªa a gritos: Seguridad Social, educaci¨®n, funci¨®n p¨²blica, formaci¨®n profesional, Ley del Aborto?
En el otro lado de la balanza, sus cr¨ªticos recuerdan que S¨®crates no admite disidencias, y definen las reformas como "mera cosm¨¦tica liberal". Los sindicatos de la Administraci¨®n, gran poder f¨¢ctico en un pa¨ªs con 700.000 funcionarios, se han sentido atacados desde el primer d¨ªa; el 30 de mayo tuvo lugar una huelga general y result¨® un ¨¦xito a medias. Todav¨ªa hoy, S¨®crates recibe abucheos en cada aparici¨®n callejera.
Otro reproche frecuente es el que se refiere a su nefasta relaci¨®n con los medios, cosa que ¨¦l no niega y que, dicho sea de paso, contrasta con el hecho de que su novia sea periodista. Aunque suele contar que no lee peri¨®dicos, "porque es muy desagradable abrirlos y encontrarte con los insultos", sus asesores de prensa, David Dami?o y Lu¨ªs Bernardo, le transmiten todo lo que se publica y emite.
El empresario de medios y militante n¨²mero 1 del PSD, Francisco Pinto Balsem?o, ha liderado las cr¨ªticas contra la "furia legislativa" del Gobierno para intervenir tanto en el ejercicio del periodismo como en el del sector. Las iniciativas incluyen un Estatuto del Periodista, una Ley de Televisi¨®n, una Ley de Competencia y la creaci¨®n de una entidad reguladora de la prensa. El presidente Cavaco Silva vet¨® el Estatuto del Periodista y lo devolvi¨® al Parlamento, pero el PS volvi¨® a votarlo en solitario. Los representantes del Sindicato de Periodistas asistieron a la sesi¨®n vestidos de luto por "la muerte de la libertad de expresi¨®n".
Llegados a este punto, ?sabemos mejor c¨®mo es S¨®crates? Seg¨²n afirma un amigo ¨ªntimo, "es muy compa?ero, y un pol¨ªtico y un hombre muy valiente. Pol¨ªticamente, ha enfrentado con coraje las cr¨ªticas y protestas que ha levantado su acci¨®n reformista. Y, como persona, la actitud positiva con que maneja el desgaste y la incomodidad de esa injusticia es admirable".
Su mano derecha es el eficaz y oscuro Pedro Silva Pereira, ex periodista, ministro de Presidencia y antiguo asesor suyo -algo cl¨®nico, adem¨¢s-. Entre sus asesores, S¨®crates conf¨ªa a ojos cerrados en Jos¨¦ Almeida Ribeiro (pol¨ªtica) y V¨ªtor Esc¨¢ria (econom¨ªa). Con sus ministros mantiene relaciones dispares: con unos bromea y los trata de t¨², y a otros los trata de usted. Con el de Econom¨ªa, el ex banquero Manuel Pinho, impera la complicidad (a veces se chocan las manos como los baloncestistas); con el de Finanzas, Teixeira dos Santos, dialoga mucho y muestra entendimiento total; a la titular de Educaci¨®n, Mar¨ªa de Lurdes Rodr¨ªgues, la llama con toda formalidad "se?ora ministra".
Sus colaboradores comentan que no le gusta bromear con las cosas serias, y admiten que sus ataques de ira no son raros, pero van a menos. Los que le han visto trabajar subrayan que su liderazgo deriva m¨¢s de la exigencia que del autoritarismo. "Pide datos, demanda mucha informaci¨®n y mucha s¨ªntesis. Y no admite dudas. Le gustan las cosas claras, pero tiene un car¨¢cter confiado y optimista, y cree firmemente en lo que hace", resume otro colaborador.
Curiosamente, esa misma determinaci¨®n le ha supuesto dejar por el camino una parte del apoyo que le dio el electorado. De hecho, el PS no ha vuelto a ganar ninguna cita electoral salvo la del refer¨¦ndum del aborto (que no lleg¨® al 50% de participaci¨®n): perdi¨® las municipales (aunque Ant¨®nio Costa ha acabado recuperando este a?o la alcald¨ªa de Lisboa), las presidenciales (que gan¨® Cavaco, con quien cohabita ahora en "cooperaci¨®n estrat¨¦gica"), y el PS sali¨® aplastado de las regionales de Madeira.
Imbuido de su doble misi¨®n (dejar su sello y reformar el pa¨ªs), S¨®crates no se arruga. Ejerce el poder sin mirar por el retrovisor, camina hacia delante, despacha las cr¨ªticas con suficiencia y ha encontrado en Europa un escenario a la medida de su ambici¨®n. En el cara a cara es otra cosa: tiene sentido del humor y muestra alguna capacidad de autocr¨ªtica. Pero quiz¨¢ lo que m¨¢s choca de ¨¦l es su consumada habilidad para parecer dos personas en una. Su talante en la relaci¨®n personal se parece poco a la actitud fr¨ªa y desafiante que suele adoptar en el Parlamento. Seg¨²n explica, ha aprendido a tomar distancia, trabaja menos que antes y tiene incluso tiempo de ejercer de padre separado comiendo con sus hijos un d¨ªa a la semana (uno tiene 14 a?os, y otro, 12; ambos estudian en el Colegio Alem¨¢n), y paseando los domingos con ellos y con su perro Mit¨².
?Cu¨¢l es su idea de pa¨ªs? A veces habla de Irlanda; otras, de Finlandia? No podemos quedarnos parados. Hay que cambiar, y r¨¢pido, sobre todo en algunos sectores, para buscar nuestro sitio en la econom¨ªa global. Debemos ser abiertos y din¨¢micos. Tenemos una dimensi¨®n media, podemos ser un pa¨ªs moderno, competitivo, bien educado y con protecci¨®n social. Los pa¨ªses n¨®rdicos son una inspiraci¨®n. Pero hay mucha idea falsa hecha sobre Portugal. Exportamos m¨¢s servicios que calzado, y es en el calzado, una industria tradicional, donde competimos en I + D. Tras la entrada de China e India, este a?o ha aumentado por primera vez la exportaci¨®n textil. Cerraron muchas f¨¢bricas, pero lo mejor est¨¢ triunfando?
?De d¨®nde cree que viene el pesimismo portugu¨¦s? ?Cree que se sufre a¨²n el trauma colonial? Resolvimos el problema de las colonias en muy poco tiempo, y fue muy duro y muy tr¨¢gico para mucha gente; me acuerdo de o¨ªr hablar cuando ten¨ªa 20 a?os de los retornados y los regresados. Pero los asumimos deprisa, fue uno de los milagros portugueses, una misi¨®n bien hecha. Y los que volvieron contribuyeron mucho al dinamismo del pa¨ªs.
Pero muchos emigraron: hay cinco millones de personas fuera. Eso es un valor, una riqueza para Portugal, como lo ha sido en Irlanda o Italia. Nos gusta la diversidad cultural, somos un pa¨ªs muy abierto.
?Siente que le queda todav¨ªa mucho por hacer? Tenemos mucho trabajo por delante, pero no lloramos? Mi empe?o es modernizar el pa¨ªs. Y tenemos confianza. Por ejemplo, hemos apostado por las energ¨ªas renovables: viento y agua. En 2005 fuimos el pa¨ªs de Europa que m¨¢s creci¨® en e¨®licas; en 2006, el segundo. Ahora producimos casi un 40% de energ¨ªa renovable. Adem¨¢s, aprobamos la nueva Ley del Aborto con un 60% de votos a favor, que resuelve un viejo problema pendiente; una ley de paridad, otra de procreaci¨®n m¨¦dicamente asistida? Algunos dicen que en econom¨ªa lo hacemos bien, pero que faltan medidas progresistas, que damos demasiado espacio al sector privado? No es verdad. Somos un Gobierno de izquierdas, ning¨²n Gobierno portugu¨¦s ha legislado antes de una forma tan progresista.
No opina lo mismo la izquierda radical? Estoy en la vida pol¨ªtica desde hace mucho tiempo, y el Partido Comunista siempre ha sido as¨ª. Siempre pens¨® que ostentaba la superioridad moral de la izquierda; esa arrogancia intelectual me parece insoportable; yo soy de izquierdas, pero no de la izquierda del Partido Comunista, nunca he apoyado dictaduras del proletariado, eso no. Mi punto de vista es socialdem¨®crata, y tengo una ambici¨®n social, pero no queremos un Estado social con desperdicio, corporativista, sino un Estado social que ofrezca servicios a los ciudadanos. Hemos reformado el sistema educativo, este a?o los ni?os de ense?anza b¨¢sica aprender¨¢n ingl¨¦s desde el primer a?o? Los colegios de primer ciclo s¨®lo abr¨ªan antes hasta la una, ahora abren hasta las cinco? Todo eso ha tenido una gran contestaci¨®n, pero hemos puesto el Estado al servicio de los que m¨¢s necesidades tienen. La perspectiva socialista es poner el Estado a disposici¨®n de los m¨¢s pobres. Y en eso estamos. En dar oportunidades.
Pero todav¨ªa hay mucha gente viviendo en la pobreza. No niego que hay bolsas de pobreza, sobre todo entre los ancianos y los sin voz. Por eso hemos dado un complemento solidario a 50.000 pensionistas, hasta completar un m¨ªnimo de 300 euros. Pero las desigualdades se agravan en todas partes, en Grecia, Irlanda o Espa?a tambi¨¦n hay gente que vive mal. En 30 a?os de democracia, este Gobierno es el que m¨¢s pol¨ªtica social ha desarrollado, a pesar de la restricci¨®n presupuestaria. Hemos apoyado la natalidad, y unas 90.000 familias con hijos tendr¨¢n apoyo estatal; damos lo que podemos, unos dicen que es poco, pero para el que no tiene nada es mucho. Unos recibir¨¢n m¨¢s y otros menos, seg¨²n sus ingresos. La izquierda europea debe aprender para siempre que una deuda p¨²blica excesiva perjudica las opciones sociales de los Estados. Los pa¨ªses endeudados son menos libres. Los que controlan el d¨¦ficit son m¨¢s libres y tienen m¨¢s opciones democr¨¢ticas. No me olvido de que el primer ministro sueco, Goran Person, que fue ministro de Finanzas, ten¨ªa entre sus mandamientos ¨¦ste: "P¨¦gate a tu plan". Cuando perdi¨® las elecciones, le invit¨¦ a dar una conferencia en Portugal y me cont¨® la dificultad de hacer todo al mismo tiempo y adem¨¢s convencer a los mercados internacionales, ¨¦l que ten¨ªa un d¨¦ficit del 13% y una recesi¨®n del 2%. Fue a Estados Unidos y le dijeron: "Oiga, est¨¢n gastando mucho dinero en la educaci¨®n ?preescolar"; y ¨¦l contest¨®: "??se es nuestro problema!". El cuento ense?a por qu¨¦ las naciones endeudadas son menos libres.
?Es verdad que soporta mal la disidencia y aguanta mal las cr¨ªticas? Escucho, pero cuando no estoy de acuerdo, no lo estoy. Respeto las opiniones y espero que los dem¨¢s respeten las m¨ªas. Si el pueblo ha dado al PS una mayor¨ªa absoluta por primera vez, no es para que todo siga igual, es para cumplir lo que creo que es mejor para los portugueses.
?Trabaja muchas horas? Soy muy obsesivo con el trabajo, pero no un workaholic. Llego al despacho normalmente a las nueve y media de la ma?ana y salgo a las ocho o nueve de la noche, a veces m¨¢s tarde. He aprendido a disciplinarme para ver a mis hijos; no ha sido f¨¢cil, pero ahora va mejor. Una de las cosas peores de ser primer ministro es que se reduce el tiempo para leer, pero en verano leo compulsivamente.
Peri¨®dicos no, claro. Nooo. Este verano le¨ª un libro magn¨ªfico de Antony Beevor, Par¨ªs despu¨¦s de la liberaci¨®n, que narra un periodo muy curioso, que me recuerda al Proceso Revolucionario en Curso portugu¨¦s, el PREC (posterior al 25 de abril). Tiene una narrativa maravillosa y es un libro estupendo, porque cuenta muy bien la influencia del Partido Comunista, la complacencia de los intelectuales con el r¨¦gimen sovi¨¦tico, el nacimiento de Saint Germain des Pr¨¦s? Tambi¨¦n le¨ª en verano Cinco d¨ªas de julio, sobre los d¨ªas decisivos en que Churchill tiene que vencer la resistencia para decidir que luchar¨¢n hasta el final; no ten¨ªa conciencia de que, en 1940, mucha gente en Inglaterra pensaba que lo mejor era rendirse.
?S¨®lo le interesa la historia contempor¨¢nea? Este verano he le¨ªdo tambi¨¦n una novela de Saul Bellow, y me gusta el ensayo. Uno de mis autores favoritos es Ortega y Gasset, recuerdo la impresi¨®n que me caus¨® La rebeli¨®n de las masas. Ortega escrib¨ªa con mucha claridad. En los a?os treinta ya dec¨ªa que el concepto moderno era lo lleno; porque todo estaba lleno, los bares, los teatros? Y la consecuencia era la ascensi¨®n de la opini¨®n del hombre medio. Creo que Ortega defend¨ªa que debemos alimentar a los que han conseguido que seamos mejores para acabar con la mediocridad del hombre medio; hablaba de la nobleza, del esfuerzo, del hombre que se empe?a en mejorar su sociedad? No s¨®lo es un buen fil¨®sofo, es un fil¨®sofo que escribe bien.
?Qu¨¦ cl¨¢sicos portugueses prefiere? Cam?es y Pessoa. Somos un pa¨ªs de poetas, pero unos son mejores que otros, claro.
?Y usted ha escrito alguna vez? Nunca, tengo una capacidad cr¨ªtica muy severa, no me gusta nada hacer el rid¨ªculo.
?Admira a alg¨²n personaje vivo? Adem¨¢s de a Cam?es? Ja ja. A partir de los 40 a?os releemos los que nos gustaban. Es dif¨ªcil encontrar poetas nuevos. Pero regreso con facilidad a M¨¢rio Sa Carneiro, Antonio Nobre, Miguel Torga, Ces¨¢rio Verde?
Prefiere esos poetas a Manuel Alegre, el socialista cr¨ªtico? Leo a Alegre con placer.
Pues se dir¨ªa que es su ¨²nica oposici¨®n en este momento. No, es s¨®lo un cr¨ªtico; y yo tambi¨¦n soy cr¨ªtico con ¨¦l, pero hay respeto mutuo. ?l escribi¨® un art¨ªculo duro contra m¨ª, pero en la cumbre con Brasil dijo que Churchill llev¨® el ingl¨¦s al campo de batalla y que yo hab¨ªa llevado el portugu¨¦s al mundo. Alegre es un compa?ero, cr¨ªtico pero tierno. Estoy habituado a las cr¨ªticas; si no estoy de acuerdo, respetuosamente, no lo estoy. Eso es la democracia. Antonio Costa (ex ministro del Interior y alcalde de Lisboa) me regal¨® hace dos a?os un libro de Daniel Innerarity donde dec¨ªa que la pol¨ªtica es un ejercicio permanente de convivencia con la decepci¨®n. Me ha tocado mucho; los pol¨ªticos tenemos que decidir r¨¢pido sobre cosas muy inciertas. Es un ejercicio de humildad permanente.
?Tiene pasiones? El f¨²tbol me gusta, soy socio del Benfica e invert¨ª en acciones en 2003 para apoyar a un presidente? A veces voy al campo y lo veo en la tele cuando puedo. No soy fan¨¢tico; prefiero la selecci¨®n. Cuando fui ministro de Deportes, tuve que ir, el 6 de septiembre de 1998 -me acuerdo porque es mi cumplea?os-, al arranque de la campa?a de clasificaci¨®n de la Eurocopa. Fui a Budapest con mi mujer, y recuerdo la emoci¨®n al ver saltar al campo a la selecci¨®n? Hicimos la campa?a de la Eurocopa, uno de los momentos m¨¢s vibrantes que hemos vivido ¨²ltimamente.
?Planea estar otra legislatura al frente del pa¨ªs? Planeo estar hasta el final de esta legislatura. Despu¨¦s veremos.
?De verdad no se va a presentar de nuevo? Ya veremos, hay dos a?os por delante, y eso es una eternidad en pol¨ªtica. ?Ha visto que mis compatriotas tienen de m¨ª una sensaci¨®n errada? Dicen que soy poco hablador?
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