'Spot' genial

Esta semana se ha estrenado en nuestras parrillas la mejor pieza televisual de la temporada y se trata del spot navide?o de Freixenet realizado en esta ocasi¨®n por el gran cineasta Martin Scorsese en homenaje amoroso a Alfred Hitchcock. Hay que ver y disfrutar el corto publicitario de Scorsese una y otra vez, pero lo curioso es que yo todav¨ªa no he conseguido cazar la pieza en la pantalla para la que fue creado, la plana y generalista del cuarto de estar. He visto, revisto y regustado The key to reserva en todas las pantallas de la globalizaci¨®n: en YouTube, los blogs de los tel¨¦filos, cin¨¦filos y los frikis audiovisuales, la micropantalla del m¨®vil, las primeras planas de los peri¨®dicos digitales y en los e-mail locales y globales que habitualmente recibo. En todas las m¨²ltiples pantallas que me rodean, s¨ª, excepto en la de la televisi¨®n.

En la historia mundial de la publicidad, todos recuerdan aquel gran spot que hizo Scott, el de la m¨ªtica e inolvidable Blade runner, para Apple, o contra el Gran Hermano orwelliano de IBM, el gigante azul, y que se emiti¨® precisamente en 1984, en medio de un corte publicitario de la Super Bowl de aquel a?o. Desde entonces, los tiempos y las tecnolog¨ªas han cambiado una barbaridad, y Martin Scorsese se ha beneficiado del fin, por fin, de aquel pelmazo mito plat¨®nico de la Gran Pantalla ?nica. Ya no hace falta un acontecimiento global y una sola pantalla dominante para generar impacto mundial con un simple spot. Lo importante es dejar que trabajen libremente las dem¨¢s pantallas.

A los pocos segundos de liberar los derechos de autor del corto publicitario de Scorsese, absolutamente todas las pantallas de la globalizaci¨®n que nos sincronizan on-line (y no intenten contarlas, por favor) emitieron como un solo hombre-cadena el spot de las burbujas de Freixenet. Y esto es justamente lo que ha cambiado en la televisi¨®n, la publicidad y el mundo: basta una buena idea y un gran autor.