Craig Smith, director de orquesta

Cuando a principios de los a?os ochenta del pasado siglo el director de escena americano Peter Sellars trat¨® de reinventar algunos de los grandes t¨ªtulos mozartianos -Las bodas de F¨ªgaro, Don Giovanni y Cos¨¬ fan tutte- el escalofr¨ªo y la indignaci¨®n sacudieron la columna vertebral del mundo de la ¨®pera hasta el punto de que esos trabajos -disponibles en DVD- son todav¨ªa materia de admiraci¨®n o de esc¨¢ndalo. El director de orquesta era Craig Smith, nacido el 31 de enero de 1947 en Lewiston (Idaho) y muerto en Boston el pasado d¨ªa 14, fundador all¨ª en 1970, de Emmanuel Music, grupo creado alrededor de una iglesia -Emmanuel Church- que consigui¨® una extraordinaria irradiaci¨®n en la vida musical americana.

La trayectoria art¨ªstica de Craig Smith quedar¨¢ inevitablemente ligada a aquella aventura con Sellars que seguir¨ªa con Julio C¨¦sar y Orlando -¨¦sta con una escenograf¨ªa situada en cabo Ca?averal y en el planeta Marte- de Handel, y con otras ¨®peras de Weill, Gershwin y Gilbert y Sullivan. Pero m¨¢s all¨¢ de aquellos trabajos espectaculares, en los que la sombra de Sellars cubr¨ªa a cualquiera, Smith se dedic¨® en Emmanuel Church a desarrollar plenamente lo que entend¨ªa que deb¨ªa ser la esencia de su vocaci¨®n como m¨²sico. Fue all¨ª -en el contexto del servicio religioso para el que fueron escritas y a lo largo de siete a?os- el primero en dirigir en Estados Unidos todas las cantatas de Bach. Igualmente, algunas de ellas, en la versi¨®n esc¨¦nica de Sellars, tuvieron como protagonista a la tambi¨¦n desaparecida Lorraine Hunt, que antes hab¨ªa sido viola en su orquesta y mezzosoprano en su coro. Desde entonces, y justo hasta su muerte -y es de suponer que igualmente en el futuro, como homenaje a su memoria-, cada domingo en esa iglesia pod¨ªa escucharse una de esas cantatas.

Tambi¨¦n en siete temporadas Craig program¨® en el templo bostoniano toda la obra vocal, de c¨¢mara y para piano de Franz Schubert. M¨²sico inquieto, estren¨® en Bruselas -siendo uno de los habituales del teatro de La Monnaie- la versi¨®n coreogr¨¢fica, a cargo de Mark Morris, de L'allegro, il penseroso ed il moderato de Handel y realiz¨® una versi¨®n para 13 pianos de El arte de la fuga de Bach que dio a conocer recientemente y en cuya interpretaci¨®n no quiso participar.

?l mismo fue, sin embargo, un excelente pianista que se hab¨ªa formado con Russell Sherman -lo hizo en m¨²sica de c¨¢mara con Rudolf Kolisch- y un s¨®lido acompa?ante de cantantes. Su lugar estaba en Emmanuel Church, junto a una audiencia fiel que se encontraba con un m¨²sico inquieto, s¨®lido, capaz de programar con un criterio que aunaba originalidad y tradici¨®n al servicio de la m¨²sica y de una comunidad que se hab¨ªa encontrado, hace casi 40 a?os, con un regalo inesperado.