'Sombras de guerra' reabre viejas heridas sobre la contienda civil
Los cr¨ªticos califican el juego de inoportuno y con escaso rigor hist¨®rico
En 1981, el primer juego de mesa sobre la contienda de 1936 a 1939, La Guerra Civil espa?ola, reproduc¨ªa en la contraportada una noticia de EL PA?S. Bajo el t¨ªtulo La guerra civil ya no es motivo de enfrentamiento para la mayor¨ªa de espa?oles daba cuenta del paso de 250.000 personas por una exposici¨®n del Ministerio de Cultura, buscando eludir la reacci¨®n ante la "banalizaci¨®n" que supon¨ªa convertir la guerra en juego.
Aquel t¨ªtulo vendi¨® m¨¢s de 10.000 ejemplares sin generar discusi¨®n alguna. En cambio, 26 a?os despu¨¦s, la publicaci¨®n del primer videojuego sobre el tema, Sombras de guerra, ha levantado una polvareda, a pesar de que en este periodo se han publicado no menos de 20 juegos sobre el mismo asunto. Este mismo a?o han salido 1936: Guerra Civil, creado por Arturo Garc¨ªa, y Espa?a 1936, de Antonio Catal¨¢n. Para el a?o que viene est¨¢ prevista la publicaci¨®n del estadounidense Triumph of fascism [Triunfo del facismo], y de los espa?oles ?A las barricadas! y Cruzada y revoluci¨®n.
Las voces contra Sombras de guerra se han multiplicado. Le Figaro ha calificado su edici¨®n como "inoportuna", en medio de la pol¨¦mica sobre la Ley de Memoria Hist¨®rica. Algunos herederos de personajes del juego han manifestado su rechazo. Como Carlota Leret, cuyo padre, Virgilio, es fusilado durante el juego: "Trivializar los asesinatos y todo el sufrimiento y el dolor de las v¨ªctimas no tiene ninguna justificaci¨®n. Este juego no sirve para reconstruir nuestra memoria hist¨®rica, sino para banalizar la violencia", afirmaba hace unos d¨ªas en Ciberpa¨ªs.
Sin embargo, el vicepresidente de la Asociaci¨®n para la Recuperaci¨®n de la Memoria Hist¨®rica, Santiago Mac¨ªas, no ve nada da?ino en usar la contienda: "Lleva a?os haci¨¦ndose con la Segunda Guerra Mundial... Yo mismo tengo comprado alg¨²n juego de mesa antiguo de la Guerra Civil, como coleccionismo".
Lo que incomoda a Mac¨ªas de Sombras de guerra es que no ofrece una reproducci¨®n fiel de los hechos: "Al colocar a los dos bandos en plano de igualdad se puede dar una impresi¨®n equivocada. Un videojuego de la Guerra Civil deber¨ªa tener un componente educativo, expresando que se trata de un levantamiento militar contra un gobierno constituido legalmente. En los juegos de la Segunda Guerra Mundial eso ya no es necesario, pero la Guerra Civil es un territorio relativamente nuevo que requerir¨ªa esa labor did¨¢ctica".
Los creadores de Sombras de guerra han intentado nutrir de informaci¨®n al juego con una hora de v¨ªdeos. Sin embargo, el programa cuenta con numerosas licencias, acentuando el dramatismo de los uniformes o equiparando las fuerzas de manera no hist¨®rica para hacer los combates m¨¢s interesantes.
La publicidad brindada por la pol¨¦mica parece haberle hecho bastante bien a Sombras de guerra, desarrollado por el estudio malague?o Legend, que espera hacer una trilog¨ªa con sus protagonistas. El programa ha cosechado divisi¨®n de opiniones en la cr¨ªtica, que en algunos casos le han achacado escasa verosimilitud y problemas en el motor gr¨¢fico.
Los juegos de mesa presentados este a?o buscan una mayor fidelidad. "Mis objetivos al dise?ar Espa?a 1936 eran conseguir una simulaci¨®n realista, sin dejar de hacer un juego sencillo, para todo tipo de jugadores", explica su creador, Antonio Catal¨¢n. El dise?ador ha tenido presente la pol¨¦mica que a¨²n rodea al conflicto: "Creo que la ¨²nica manera de intentar evitar problemas es ser lo m¨¢s riguroso posible con la historia. Pese a ello, estoy seguro de que habr¨¢ siempre gente que quiera ver 'su realidad' plasmada en el juego, pero es inevitable".
La conclusi¨®n de Catal¨¢n, como la de muchos jugadores, es que la divulgaci¨®n sobre el conflicto que suponen estos juegos "puede ayudar a la normalizaci¨®n sobre el tema y a tener una visi¨®n de conjunto propia". Aunque parece que a¨²n queda camino por andar. Cuando desde este peri¨®dico se solicit¨® al Colegio de Polit¨®logos y Soci¨®logos de Madrid una opini¨®n sobre el encaje en la sociedad de este tipo de juegos, ninguno de sus asociados quiso dar una respuesta, al considerar el tema como demasiado arriesgado y pol¨¦mico.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.