La mirada dalt¨®nica
Lamentaba Julio Caro Baroja la inveterada afici¨®n de los vascos a ocuparse de la historia ad probandum. Hombre de letras, ignoraba tal vez la superior plasticidad de los datos econ¨®micos al servicio de cualquier verdad pol¨ªtica que se tercie, con la ventaja a?adida de la incuestionable objetividad que los n¨²meros merecen. En un reciente art¨ªculo en estas p¨¢ginas (La mirada imp¨²dica, 15-XI-2007), Jos¨¦ Mar¨ªa Ruiz Soroa desarrolla una tesis que le es particularmente querida y que el an¨¢lisis econ¨®mico "demuestra": el resultado financiero privilegiado que el Concierto Econ¨®mico reporta a la Autonom¨ªa vasca, al menos en su aplicaci¨®n real.
En el verano de 2006 Ruiz Soroa y el que suscribe tuvimos la ocasi¨®n de polemizar acerca del posible car¨¢cter privilegiado del r¨¦gimen fiscal vasco, que ¨¦l afirmaba, bas¨¢ndose sobre todo en los saldos de las "balanzas fiscales" elaboradas por distintos especialistas. En esta ocasi¨®n, su argumento se soporta en una nueva publicaci¨®n del Instituto de Estudios Fiscales, seg¨²n la cual las competencias transferidas al Pa¨ªs Vasco est¨¢n sobrefinanciadas en un 3,4% del PIB a costa de las comunidades de territorio com¨²n. Tal gorroneo, una violaci¨®n del principio constitucional de equidad, significa, dice, que "para el Pa¨ªs Vasco, la verdadera Europa de los fondos estructurales y de cohesi¨®n es... Espa?a". Y su origen, a?ade, parece "bastante obvio: es el coste de la solidaridad interauton¨®mica en que el Pa¨ªs Vasco no participa, mientras que el resto de comunidades de territorio com¨²n s¨ª la soporta".
Importa m¨¢s el cu¨¢nto total de lo gastado, que el qui¨¦n lo gaste
Si la equidad ha de ser el punto de partida de la discusi¨®n, aceptemos la hip¨®tesis de que, en el l¨ªmite, un sistema de financiaci¨®n p¨²blica ser¨¢ equitativo cuando el gasto p¨²blico per c¨¢pita sea igual en todas las unidades territoriales que configuran el Estado. Quiz¨¢s no sea f¨¢cil, ni siquiera aconsejable (?y justo?) formular como objetivo de la acci¨®n pol¨ªtica tal pretensi¨®n, pero admitamos, a efectos dial¨¦cticos, que as¨ª sea. Retomar¨¦ dos puntos que abord¨¦ en mi anterior pol¨¦mica. El primero hace referencia a las balanzas fiscales. Mi posici¨®n al respecto es tajante: al margen de las numerosas dificultades metodol¨®gicas con que tropieza disponer de una informaci¨®n contable fiable, los saldos de las balanzas fiscales no miden en absoluto el grado de equidad interterritorial, ni un saldo cero generalizado significa una situaci¨®n de equilibrio deseable. Al contrario, es m¨¢s que probable que un escenario hipot¨¦tico de balanzas saldadas encierre ingentes desigualdades en t¨¦rminos de gasto per c¨¢pita. De ah¨ª la valoraci¨®n de algunos expertos: ni el concepto habitual de balanza fiscal es un instrumento v¨¢lido para discutir sobre la equidad (De la Fuente) ni el equilibrio de las mismas tiene sentido (Monasterio).
El segundo punto tiene que ver con el ¨¢mbito del gasto p¨²blico que ha de abarcar un an¨¢lisis de la equidad territorial. Mi posici¨®n vuelve a ser n¨ªtida: cuando en una estructura pol¨ªtica descentralizada como la espa?ola el gasto p¨²blico est¨¢ fragmentado en tres niveles institucionales significativos (estatal, auton¨®mico y local), la mirada mutilada de los recursos per c¨¢pita es mucho menos significativa que una visi¨®n omnicomprensiva; al fin y al cabo, al ciudadano (y a la equidad) le importa m¨¢s el cu¨¢nto total de lo gastado, que el qui¨¦n lo gaste.
Y por aqu¨ª empieza a derrumbarse el argumento de Ruiz Soroa. Demos por v¨¢lido ese diferencial del 3,4%, aunque reconozco tener algunas dudas sobre el modo en que se ha tratado la necesaria homogeneizaci¨®n competencial que esta clase de c¨¢lculos exigen (a modo de ejemplo, ?se ha considerado el coste de la estructura hacend¨ªstica, que las autonom¨ªas de r¨¦gimen com¨²n no soportan? Mi impresi¨®n es que no). Siendo tales dudas fruto de mi ignorancia, aceptar¨¦ que las competencias transferidas al Pa¨ªs Vasco est¨¢n sobrefinanciadas en esa cuant¨ªa. Pero ?qu¨¦ ocurre con el resto del gasto p¨²blico? ?en qu¨¦ territorio se materializa el gasto de titularidad estatal?, ?qu¨¦ porcentaje del total corresponde a suelo vasco? No son preguntas ret¨®ricas ni academicistas. En la misma publicaci¨®n del Instituto de Estudios Fiscales de la que se han tomado los datos de 2002 y que por alg¨²n error se atribuyen a 2003 (La financiaci¨®n del Estado de las Autonom¨ªas: perspectivas de futuro), puede leerse tambi¨¦n que el gasto p¨²blico presupuestado para 2003 se desglosaba as¨ª: 55% para el Gobierno central, 32% para las comunidades aut¨®nomas y 13% para las corporaciones locales. Conviene recordar (y ahora el despiste de Ruiz Soroa es algo m¨¢s que tipogr¨¢fico) que, dentro de esa bolsa de gasto no transferido, se encuentran todos los mecanismos expl¨ªcitos de solidaridad interterritorial, tanto los estatales como los europeos, a cuya financiaci¨®n Euskadi contribuye con un 6,24% de su importe (porcentaje hoy muy superior al peso relativo de la poblaci¨®n vasca sobre el total estatal y tambi¨¦n, desde 2002, al PIB relativo).
Me asombra que se emitan juicios de valor, pol¨ªticos e incluso morales, sin aportar una sola cifra sobre el reparto de la voluminosa bolsa de gasto estatal. Sospecho que no se aporta porque no se posee. Por mi parte, he de decir que carezco del mapa auton¨®mico completo que recoja la distribuci¨®n total de los recursos p¨²blicos; s¨ª dispongo de alg¨²n dato fragmentario. Por ejemplo, que en ese ejercicio de 2002 al que las cifras de Ruiz Soroa se refieren, la inversi¨®n del Estado presupuestada para el Pa¨ªs Vasco representaba un 1,31% del total, o que la presupuestada para 2008 es un 1,56%, lo que equivale a un 2% del total regionalizable. ?Qui¨¦n sobrefinancia aqu¨ª a qui¨¦n? En suma, y a falta de la informaci¨®n que se precisa, no tengo m¨¢s remedio que suspender mi juicio de equidad y trasladar la carga de la prueba a quien afirma.
Precisamente por falta de pruebas, nuestro debate de hace a?o y pico no ha avanzado un solo mil¨ªmetro. As¨ª que repito lo que escrib¨ª: me parece una osad¨ªa pol¨ªtica afirmar que el conjunto del gasto p¨²blico en Euskadi es superior al de territorio com¨²n. La nueva mirada lanzada por Ruiz Soroa no cumple los requisitos inquisitivos que la impudicia exige; m¨¢s bien, es una mirada selectiva que se niega a ver aquella parte crom¨¢tica de la realidad que pudiera estropear su argumento. Y es que, como dec¨ªa el mago de Oz, cuando te pones las gafas verdes, lo ves todo de color verde.
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