Las nuevas enfermedades
La creaci¨®n, por parte de la Consejer¨ªa de Empleo de la Junta de Andaluc¨ªa, de una red de centros dedicados al estudio e investigaci¨®n de los riesgos laborales en su conjunto con sedes en Ja¨¦n, Huelva y Granada, es un acierto. En esta sociedad industrializada, marcada por la tecnolog¨ªa y una competencia que exige cada vez cotas m¨¢s altas de productividad, ha venido generando la aparici¨®n, cada vez mas frecuentes, de siniestros con origen y causa en el trabajo; tambi¨¦n lo que se ha venido en llamar las nuevas enfermedades laborales. El estr¨¦s laboral, el s¨ªndrome del quemado y las distintas clases de violencia, como son el acoso laboral y sexual en las relaciones en la empresa, eran y son una realidad hasta el punto que el 17% de las bajas laborales de Andaluc¨ªa tienen esta base de diagn¨®stico. La importancia, pues, de estos centros es m¨¢s que evidente. Una evidencia que se muestra por el alto porcentaje de bajas como tambi¨¦n por el hecho de que, lejos de disminuir, siguen aumentando, ense?ando a las claras que el trabajador es cada vez m¨¢s vulnerable. Vulnerabilidad que exige una atenci¨®n especial que permita determinar sus causas para buscar soluciones.
Es f¨¢cil y no ser¨ªa nada extra?o, dada la utilizaci¨®n interesada de estos instrumentos por parte de algunos pol¨ªticos, que quiera responsabilizarse o buscar el origen de las causas de estas enfermedades en posiciones de trabajo autoritario, herederas de un sistema anterior cuando no en la precariedad o inestabilidad en el empleo. No pienso que sea as¨ª; menos con este acento. Las enfermedades provocadas por el estr¨¦s o el acoso, en cualquiera de sus aspectos, no derivan de un sistema de sistema de trabajo anclado en el pasado heredado ni todas ellas tienen su causa exclusiva en la precariedad en el empleo. Las llamadas nuevas enfermedades, que no son tan nuevas puesto que siempre han existido aunque no con la virulencia actual, est¨¢n extendidas en la sociedad capitalista en general y son una consecuencia de la globalizaci¨®n. En esta realidad econ¨®mico-laboral que vivimos, y con estas consecuencias y afectaci¨®n a los trabajadores, es un acierto el establecimiento de esta red de centros y conseguir que, pese a la violencia competitiva y la m¨¢s de las veces desleal, pueda invertirse la tendencia. Y debe hacerse sin miedos. Teniendo presente que, en las relaciones laborales, hay que frenar la impunidad en la muchas veces se act¨²a por parte empresarial frente al trabajador, al que se le imponen condiciones muy desfavorables o de desprestigio que le causan deterioros psicol¨®gicos. Imposiciones que se dan m¨¢s en los empleos estables que en los precarios pues, de tener ¨¦xito estos comportamientos, se consiguen bajas voluntarias y se eliminan costes empresariales elevados, lo que no necesita el capital en los trabajos precarios y temporales porque la propia precariedad y temporalidad elimina costes.
Sin duda las leyes que actualmente est¨¢n en vigor, y muchas de ellas responden a una gran sensibilidad social, dan cuenta de que este problema exist¨ªa y que la sociedad no lo aceptaba, tal como lo muestra, la existencia de tipos delictivos y sanciones administrativas espec¨ªficas de protecci¨®n para los trabajadores. Hoy se sanciona penal y administrativamente el acoso, el hostigamiento y discriminaci¨®n laboral, entre otras conductas atentatorias contra la dignidad de las personas.
Sin embargo y a¨²n siendo as¨ª y constituyendo una de las preocupaciones de la sociedad, era necesario que los poderes p¨²blicos abrieran otros cauces de forma que se ahondara en esta problem¨¢tica, buscando las aut¨¦nticas causas de estas enfermedades para fortalecer la posici¨®n del trabajador, siempre d¨¦bil en sus relaciones de trabajo.
Con el establecimiento y puesta en marcha en la Universidad de Ja¨¦n del Laboratorio-Observatorio Andaluz de los Riesgos Psicosociales, se van a definir causas y, por tanto, se van a combatir unas enfermedades que, en muchas ocasiones, se provocan no por el trabajo sino por un ejercicio de direcci¨®n abusivo y perverso que, por las propias condiciones en las que surge y se desarrolla, hace disfrutar a sus autores de una impunidad que, sin esta dependencia no disfrutar¨ªan.
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