El derecho a elegir de Artur Mas
El t¨ªtulo no es un error. Mas, en su conferencia del 20-N, habl¨® del "derecho a decidir", pero tambi¨¦n del "derecho a elegir". Se ha valorado mucho el derecho a decidir, pero no se ha prestado atenci¨®n en las opiniones publicadas al eje de la pol¨ªtica social de CiU: el derecho a elegir para transformar el Estado de bienestar. El discurso nacionalista de derechas es menos vendible sin toques sociales, y Mas arriesg¨® con una propuesta que ser¨ªa un retroceso para las personas y los poderes p¨²blicos, y que adem¨¢s no es cre¨ªble.
Su transformaci¨®n consistir¨ªa en vaciar de contenido pol¨ªtico-social la Generalitat, para continuar la tarea que dejaron a medias en 23 a?os de gobierno. El derecho a elegir supondr¨ªa una Generalitat escu¨¢lida en pol¨ªticas p¨²blicas y sociales, renunciando a utilizarla como instrumento para garantizar los derechos sociales y dejarlos en manos del mercado. Es decir, de los poderosos. Eso es el neoliberalismo: el Estado m¨ªnimo.
La derecha nunca admitir¨¢ que es mejor cooperar que competir, porque est¨¢ al lado del poderoso
Todo lo contrario de avanzar m¨¢s en el Estado de bienestar para conseguir una sociedad m¨¢s justa e igualitaria. La propuesta no tiene nada que ver con una adaptaci¨®n del Estado de bienestar, sino su minimizaci¨®n. Lo que propone Mas es el modelo social conservador con las dosis esenciales del neoliberalismo actual en educaci¨®n, salud y servicios sociales, un proyecto que est¨¢ en las ant¨ªpodas del Estado social y de derecho. Es la adaptaci¨®n neocon de CiU para avanzar m¨¢s -si gobernasen de nuevo- en la privatizaci¨®n de los servicios p¨²blicos esenciales. Y "el derecho a elegir del ciudadano protagonista" es el envoltorio convergente para justificar la mercantilizaci¨®n de los servicios. Las necesidades de la gente de la Catalu?a real (no del pa¨ªs imaginario de Mas), el diferencial negativo en pol¨ªticas p¨²blicas respecto a la UE -consecuencia de lo que hizo CiU-, el programa del "govern d'entesa" y los contenidos sociales del Estatut apuntan en otra direcci¨®n.
Para EUiA, lo necesario hoy es dedicar m¨¢s recursos a los servicios p¨²blicos, desmercantilizarlos y democratizar su gesti¨®n con m¨¢s control social y participaci¨®n ciudadana. La gente se corresponsabiliza de los servicios si se siente propietaria de ellos, no cliente. Nunca un cliente se considera responsable de un servicio mercantil. Un Estado democr¨¢tico no ha de renunciar a garantizar los derechos y las necesidades de toda la gente (por cierto, la palabra trabajador no aparece en el discurso de Mas, ?qu¨¦ casualidad!) evitando los abusos de los poderosos. Esto no se consigue con ese derecho a elegir, sobre todo teniendo en cuenta que no se refiere a elegir entre diferentes ofertas p¨²blicas. Mas dice que es igual que la oferta sea p¨²blica o privada, pero la opci¨®n por esta ¨²ltima es clara puesto que afirm¨® que "el Estado de bienestar no ha de estar demasiado de acuerdo con los requisitos de la Administraci¨®n".
?Nos imaginamos qu¨¦ pasar¨ªa si la oferta de servicios de salud, sociales y de educaci¨®n fuera puramente mercantil y se determinara en funci¨®n de la demanda de la gente? Simplemente, no es posible. Y eso, adem¨¢s, ser¨ªa reducir la ciudadan¨ªa a la condici¨®n de usuarios, consumidores y clientes, dejando de lado lo que es m¨¢s espec¨ªfico de la condici¨®n humana: su dimensi¨®n social. Es el planteamiento individualista del liberalismo, ahora exacerbado por el neoliberalismo. Que sea ¨¦sta la opci¨®n de la derecha es l¨®gico, pero que eso lo vendan para hacer funcionar el Estado de bienestar es un burdo enga?o.
La derecha nunca admitir¨¢ que es mejor cooperar que competir, porque est¨¢ del lado de los poderosos. Por eso Mas propone desregular la empresa y el capital, y poner a su servicio las administraciones p¨²blicas. Y claro, rebajar los impuestos sobre el capital y la actividad econ¨®mica, y entregarles los servicios p¨²blicos para que hagan negocio con ellos. Y los usuarios, que elijan, ?qu¨¦ barbaridad! Pero Artur Mas no enga?a, la pretendida casa gran del catalanisme es en realidad la del conservadurismo.
Jordi Miralles i Conte es coordinador general de EUiA y vicepresidente de ICV-EUiA.
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