Patarroyo: "Las pol¨¦micas con las multinacionales me quitan tiempo"

Manuel Elkin Patarroyo lleva toda su vida "busc¨¢ndole las manos" a los microbios, ¨¦sas con las que se agarran cada a?o al organismo de millones de personas para matarlas de malaria, tuberculosis o c¨¢ncer de cuello de ¨²tero. Encontrar y averiguar c¨®mo son esas "manitos", como las llama el investigador colombiano, es la clave para dise?ar una vacuna sint¨¦tica que despierte en el cuerpo las defensas necesarias para bloquear los g¨¦rmenes.

El trabajo no es f¨¢cil, explic¨® ayer en Santiago al clausurar el 150? aniversario de la Facultad de Farmacia con una conferencia sobre sus investigaciones. Los microbios esconden las "manitos" y las sacan s¨®lo durante 40 segundos, el tiempo que precisan para infectar mortalmente un cuerpo. Hallar todas las garras que tiene el par¨¢sito que provoca la malaria le llev¨® a Patarroyo nada menos que 10 a?os. A mediados de 2009, el investigador espera entregar ya una vacuna que tenga un 90% de efectividad en monos. Su aplicaci¨®n a los seres humanos, asegura, ser¨¢ entonces inminente.

La lucha contra la malaria ha marcado la carrera de este colombiano, que dice trabajar s¨®lo con la financiaci¨®n del Gobierno de su pa¨ªs, al margen de la industria farmac¨¦utica, y siempre donando la patente para reducir al m¨ªnimo el coste del producto. Su objetivo no es buscar s¨®lo una vacuna sint¨¦tica para combatir el paludismo, sino dise?ar un "m¨¦todo universal" que sirva a otros cient¨ªficos para hallar un remedio a todas las enfermedades infecciosas, incluido el sida. Para las 517 las dolencias de esta ¨ªndole que afectan al ser humano se han descubierto desde 1884 s¨®lo 13 vacunas.

Patarroyo est¨¢ convencido de que descubrir¨¢ esa f¨®rmula para salvar la salud de medio planeta, pero no da plazos. En el momento en que suelte el eureka, pretende que el hallazgo sea distribuido gratuitamente o a un "coste baj¨ªsimo" por una "corporaci¨®n" integrada por los gobiernos de Colombia y Espa?a. Despu¨¦s de a?os clamando contra los abusos de las farmac¨¦uticas, asegura que en los ¨²ltimos a?os ese que se llama a s¨ª mismo primer mundo est¨¢ invirtiendo mucho en investigaci¨®n m¨¦dica para los pa¨ªses pobres. Por eso, dice, ha dejado de quejarse. Y tambi¨¦n porque las "pol¨¦micas" le "quitan mucho tiempo": "Estoy buscando ese pinche ¨¢tomo, ?como para meterme en una bronca con una multinacional".