Vida y opiniones de un perrito existencialista
Una biograf¨ªa que indaga en la enigm¨¢tica figura del creador de 'Snoopy' enfrenta a su autor con los herederos
Tras las cartas de amor que Snoopy escrib¨ªa desde su caseta a la chica "de las pezu?as suaves", se escond¨ªan los mensajes que el dibujante Charles Schulz le enviaba a su amante, Tracey Claudius, con la que se la peg¨® a su primera mujer. El padre de la tira c¨®mica Peanuts (Carlitos y Snoopy, en espa?ol), nacido en 1922 y fallecido hace siete a?os, mim¨® con celo durante casi cinco d¨¦cadas a Carlitos, Linda y el resto de ni?os de sus vi?etas, las m¨¢s populares y culturalmente significativas de Estados Unidos y quiz¨¢ del mundo. Cuando al propio Schulz le costaba besar y abrazar a sus propios hijos. Son algunas de las sorprendentes revelaciones de la biograf¨ªa autorizada Schulz and Peanuts (Harper), reci¨¦n editada en EE UU y que ha sido tan alabada por la cr¨ªtica como vapuleada por la familia del artista.
"Este libro es una estupidez y David Michaelis [su autor] es un idiota", fue lo primero que Monte Schulz pens¨® tras leerlo. La opini¨®n del mayor de los cinco hijos del que lleg¨® a ser el dibujante m¨¢s rico del planeta coincide con la de sus hermanos, herederos de un imperio multimillonario basado en unos personajes tan sencillos en el trazo como intelectualmente complejos en su fondo.
Peanuts fue un nombre impuesto contra la oposici¨®n de Schulz por su primera editorial (United Feature Syndicate) en 1950 y significa literalmente cacahuetes, pero en ingl¨¦s tambi¨¦n sirve para referirse a los ni?os (originariamente era Lil' folks, gente peque?a). A trav¨¦s del universo de estas criaturas cabezonas y expresivas, Schulz supo mostrar las inquietudes no s¨®lo de una nueva generaci¨®n, la primera en despertar a la vida de las ¨¢reas suburbanas, sino de un pa¨ªs en plena metamorfosis pol¨ªtica y social.
Eran ni?os con insatisfacciones de adultos. Por eso, enamoraron tambi¨¦n a los mayores: Carlitos, el protagonista, no es un triunfador, como impon¨ªa la incipiente cultura medi¨¢tica de posguerra, sino el marginado del grupo, un antih¨¦roe que nunca acierta con el bate a la pelota.
La biograf¨ªa desvela que muchas de las vivencias del dibujante, desde las crisis matrimoniales a las depresiones, quedaron impresas en las 17.897 tiras que componen la saga Peanuts hasta que ¨¦sta dej¨® de publicarse, por expreso deseo de Schulz, el d¨ªa despu¨¦s de su muerte, acaecida en febrero de 2000 tras una prolongada agon¨ªa por c¨¢ncer de colon.
Personalidades de Schulz
Si Carlitos representaba sus inseguridades y su melancol¨ªa, Lucy tomaba prestado el perfil temperamental y sarc¨¢stico de su primera esposa. Linus escond¨ªa el reflejo de sus inquietudes intelectuales y Schroeder su perfeccionismo y su pasi¨®n art¨ªstica. ?Y el bueno de Snoopy? Parte de la respuesta a esta pregunta hay que buscarla en el origen noruego de la palabra: snupi que significa cari?o y le fue sugerida por su madre (noruega) antes de morir para bautizar al pr¨®ximo perro de la familia. Bien, el animal demasiado humano con el que Schulz alcanz¨® la inmortalidad, representaba su sensaci¨®n de no sentirse reconocido profesionalmente.Muchas veces definido como un hombre reservado y humilde, el retrato que Michaelis traza de ¨¦l es el de un artista agrio, melanc¨®lico y ambicioso que nunca super¨® la muerte de su madre. Reconoce la genialidad del artista pero echa por tierra esa imagen de entregado padre de familia, sencillo y honesto que el propio dibujante ayud¨® a construir en centenares de entrevistas.
"No esper¨¢bamos la biograf¨ªa de un fan ni un tributo glorioso. Pero hay m¨²ltiples errores y hay mucha gente a la que Michaelis entrevist¨® para escribir el libro y a la que no cita porque contradice sus tesis sobre mi padre", explica el mayor de los Schulz. La familia rechaza de plano la imagen de hombre distante, depresivo e inseguro, pese a que ellos mismos aparecen en algunas p¨¢ginas del libro recordando la frialdad de su progenitor. Su segunda esposa, Jean Schulz, se queja no tanto de la falta de veracidad como del sesgo que el autor le ha dado. "Sparky
[como conoc¨ªan a Schulz sus amigos] era melanc¨®lico, cierto, pero tambi¨¦n, m¨¢s cosas".
Mientras, Michaelis, que ha investigado siete a?os en los archivos personales del dibujante, fue apoyado por la familia y ha realizado m¨¢s de 200 entrevistas para escribir el libro se declara satisfecho. "?He sabido atrapar la historia? S¨ª, absolutamente".
De John Updike en The New Yorker a la prensa especializada, todos han alabado la nueva biograf¨ªa sobre Schulz, hijo de un barbero de St. Paul (Minnesota) al que de peque?o sus amigos llamaban mariquita y consigui¨® cumplir sus sue?os.
Public¨® en 2.600 peri¨®dicos de 75 pa¨ªses y sus m¨²ltiples recopilaciones entraron en 1970 en la lista de los autores m¨¢s vendidos del siglo XX. Tanto ¨¦xito y reconocimiento no evit¨® que Schulz no fuese un hombre feliz, seg¨²n su bi¨®grafo. Jean Schulz, con la que comparti¨® sus ¨²ltimos 25 a?os de vida, de nuevo, se muestra en desacuerdo. Opina que todo se reduce a que las historias tr¨¢gicas venden m¨¢s que las felices. "Como dec¨ªa Sparky sobre por qu¨¦ Carlitos nunca consigue darle a la pelota, el problema es que hablar de la felicidad no es divertido".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.