El presidente franc¨¦s pide al jefe de las FARC la liberaci¨®n de Ingrid Betancourt
El presidente Nicolas Sarkozy ha tomado una ins¨®lita, arriesgada y aplaudida iniciativa al dirigirse directamente al l¨ªder de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia), Manuel Marulanda, para pedirle "solemnemente que libere a Ingrid Betancourt y no lleve sobre su conciencia el riesgo que supondr¨ªa su desaparici¨®n". Seg¨²n Sarkozy, se trata de "salvar a una mujer en peligro de muerte" y de formular "un sue?o: verla entre los suyos por Navidad".
Dos mensajes, uno radiof¨®nico a todos los rehenes y otro televisado, destinado a Marulanda, alias Tirofijo, fueron grabados por el presidente desde el palacio del El¨ªseo para ser luego difundidos por la TV colombiana, RFI (Radio France International) y dos radios privadas de Colombia.
En su llamamiento, Sarkozy expresa toda su admiraci¨®n a Ingrid Betancourt "por su dignidad y valent¨ªa en una situaci¨®n en la que otros menos fuertes habr¨ªan perdido su humanidad". El pol¨ªtico franc¨¦s insiste en que no la abandonar¨¢ "nunca" y hace extensiva esa voluntad de liberaci¨®n a todos los rehenes. Tambi¨¦n manifiesta su inquietud ante "la llama que parece apagarse en esa mujer cuyo valor y audacia inspiran admiraci¨®n entre todos aquellos que la conocen. ?Qu¨¦ se ha hecho de su sonrisa?", le pregunta a Marulanda.
El Gobierno franc¨¦s, en junio de 2003, a iniciativa de Dominique de Villepin, ya intent¨® liberar a Betancourt, sin pasar por el filtro del Gobierno colombiano, enviando un avi¨®n a la frontera entre Brasil y Colombia. Todo acab¨® en agua de borrajas y en medio de las cr¨ªticas de Bogot¨¢.
El tono directo de Sarkozy ha gustado en Colombia, informa Pilar Lozano. "Va en la direcci¨®n correcta", dijo el comandante de las fuerzas militares, Freddy Padilla, quien pidi¨® a todos los colombianos alzar la voz para exigir la libertad de los secuestrados.
?Oir¨¢n las FARC la petici¨®n de Sarkozy? Gustavo Petro, senador colombiano de izquierda democr¨¢tica, cree que no. Para ¨¦l, hace tiempo que la guerrilla m¨¢s vieja del continente latinoamericano perdi¨® el sentido humanitario. Al contrario, dice, cada d¨ªa se acercan m¨¢s a los sanguinarios jemeres rojos de Camboya.
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