La miseria de la escuela
La educaci¨®n es mala en Espa?a y no hay duda alguna sobre ello. Lo chocante viene a ser que los responsables pol¨ªticos sigan relativamente desentendidos del problema. ?No votan en suficiente cantidad los maestros? No votan, sobre todo, los millones de alumnos y ¨¦sta viene a ser la llave maestra.
En Francia, en Alemania, en Gran Breta?a o en Estados Unidos, los Gobiernos han elevado el asunto de la educaci¨®n y sus inversiones a la categor¨ªa m¨¢s importante. Lejos de hacer demagogia, puesto que los ni?os all¨ª tampoco votan, tratan de hacer cierta sociedad mejor. "Despu¨¦s del pan", dec¨ªa Danton, "la primera necesidad del pueblo es la educaci¨®n". Los franceses no lo olvidaron nunca, aun en situaciones de crisis. ?No disfrutamos de una tradici¨®n igual? Efectivamente, pero ni con ministros educados en el extranjero se han afrontado las miserias de un sistema educativo que nos sit¨²a por detr¨¢s de los b¨²lgaros.
?Forzarlos a la lectura? Ni la lectura es un bien absoluto ni todo el saber est¨¢ ya en los libros
?Van a cambiar las cosas? Ni siquiera con el Informe PISA se abochorna nuestra estirada Administraci¨®n. La actual ministra de Educaci¨®n que a primera vista nos pareci¨® espabilada, apenas asume que las aulas no funcionan. En su parecer son los padres sin estudios universitarios suficientes o los insuficientes padres con estudios superiores quienes despiden una atm¨®sfera cultural dom¨¦stica que no aromatiza debidamente a sus v¨¢stagos.
En cuanto a las escuelas, las escuelas quedan una y otra vez en un plano sombr¨ªo donde los profesores enferman, se deprimen, padecen tendinitis, se denigran o sobreviven con sueldos de segunda fila. Ning¨²n plan de mejora, en caso de intentarlo honestamente, podr¨¢ soslayar el sensible aumento de las retribuciones pero, m¨¢s a¨²n, miles de profesores debieran gozar de jubilaciones anticipadas y bien retribuidas. Deber¨ªan dejar sus puestos a ense?antes mucho m¨¢s j¨®venes y aptos, por edad y estilo generacional, de conectar con alumnos de referencias tan radicalmente ajenas a las de su profesor actual 40 o 50 a?os mayor.
Tanta distancia biogr¨¢fica hace no s¨®lo arduo sino imposible el trasvase de los conocimientos y del inter¨¦s por temas concretos. Nunca como ahora pudo decir con raz¨®n un alumno de 12 a?os que la asignatura a cargo de un se?or o una se?ora de 60 a?os "no le entra". Ni le entra ni lo digiere, ni le interesa ni lo metaboliza. M¨¢s bien lo vomita.
El sistema que transmit¨ªa conocimientos escolares por conductos basados en la permeabilidad del arriba / abajo funcionaba gracias a la eficiencia de la jerarqu¨ªa y la autoridad. De esto, sin embargo, queda poco tras la absoluta vulgarizaci¨®n de la democracia y el paradigma general de la red. El saber no llega al interior del alumno tan s¨®lo por el poder del magisterio, sino por la astucia de la empat¨ªa y contagio. Pero transmitir mediante empat¨ªa, explorar y hasta explotar la proximidad, s¨®lo parece al alcance de los profesores j¨®venes y jovenc¨ªsimos.
El espect¨¢culo de un aula presidida por una se?ora o un se?or en edad provecta genera, en la cultura de la imagen, una actitud tan decisiva que con mucha frecuencia no aten¨²a ni la voluntad, ni el cari?o, ni la ilustraci¨®n del profesor. No se diga ya, como suele ocurrir, que adem¨¢s de mayores son vetustos.
?Disciplina? Cualquiera ofrecer¨ªa una raci¨®n de disciplina a cambio de una buena recompensa. Pero ?cu¨¢l es la compensaci¨®n? ?Los comentarios a La Celestina? Los chicos espa?oles presentan esta dificultad para leer porque no reciben recompensa sino castigo en lo que se les da a leer, empezando por la misma escritura de los libros de texto.
?Forzarlos a la lectura? ?Por qu¨¦ no purgarlos y raparles el pelo? Ni la lectura es un bien absoluto ni todo el saber est¨¢ ya en los libros. Leer m¨¢s no hace m¨¢s inteligentes, s¨®lo hace m¨¢s inteligentes para leer. El resto del mundo del conocimiento, el mundo audiovisual es ahora una fuente m¨¢s caudalosa e importante en el saber. Pero ni siquiera para aprender a servirse apropiadamente de todo esto hay horarios y maestros preparados. Miseria de la escuela, escuela de mil miserias.
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