El jazz se acuesta con todos
La nueva generaci¨®n de improvisadores incorpora el pop experimental y el 'hip-hop' a su repertorio
"Hoy en d¨ªa, el jazzista que no ha hecho una versi¨®n de Bj?rk o de Radiohead es un don nadie". Qien esto afirma, entre bromas y veras, es el joven pianista neoyorquino Robert Glasper, de visita por Madrid con motivo del Festival Internacional de Jazz. Y ¨¦l mismo predica con el ejemplo de la transgresi¨®n: en su reciente tercer ¨¢lbum, In my element (Blue Note), incluye un tema de Thom Yorke y compa?¨ªa (Everything in its right place), y hasta un homenaje (J Dillalude) en torno a la figura de J Dilla, uno de los grandes del hip-hop m¨¢s mel¨®dico, fallecido prematuramente en 2006 a los 32 a?os.
Desde el pop bailable de Michael Jackson hasta los cl¨¢sicos m¨¢s rijosos de Lou Reed o las angustias existenciales de ese permanente inadaptado que fue Kurt Cobain. Cualquier ingrediente parece v¨¢lido para el ingenio lib¨¦rrimo de los nuevos m¨²sicos de jazz. El fen¨®meno, en realidad, viene de largo en un estilo capaz de fagocitarlo todo, de traducir a su lenguaje obras concebidas bajo presupuestos est¨¦ticos muy alejados. Pero se ha acentuado, probablemente, entre la generaci¨®n de nuestros d¨ªas, la m¨¢s habituada al consumo masivo de m¨²sica en estos tiempos de efervescencia y globalizaci¨®n.
Hoy, cualquier ingrediente parece v¨¢lido para los m¨²sicos del g¨¦nero
La tendencia se ha acentuado con los h¨¢bitos de consumo de la globalizaci¨®n
Glasper: "El jazzista sin una versi¨®n de Bj?rk o Radiohead es un don nadie"
Glasper dice sentirse m¨¢s pr¨®ximo al latido urbano del Bronx que, por ejemplo, a las ense?anzas can¨®nicas de Thelonius Monk. "Pero no tiene nada de malo, siempre ha sido as¨ª", objeta. "John Coltrane convirti¨® en un cl¨¢sico de su repertorio My favourite things, que originalmente era una canci¨®n de Broadway muy popular. De la misma manera, si yo escucho algo por la radio que me gusta, ?por qu¨¦ no recrearlo? Tocar la m¨²sica de otros es y debe ser parte consustancial del jazz".
El punto de inflexi¨®n lo marc¨®, seguramente, Brad Mehldau (Jacksonville, Florida, 1970), acaso el pianista m¨¢s asombroso desde Keith Jarrett. Mehldau fascin¨® a medio mundo con sus lecturas en formato de tr¨ªo de los Beatles (She's leaving home, Dear Prudence, Mother nature's son, Martha my dear) y, sobre todo, Radiohead (Exit music for a film, Paranoid android, Everything in its right place, Knives out). Mehldau descubri¨® la m¨²sica de Radiohead en Largo, el club de Los ?ngeles que frecuentaba en la d¨¦cada de los noventa. All¨ª aprendi¨® a apreciar nombres alejados de la ortodoxia jazz¨ªstica, como Elliott Smith, Rufus Wainwright o Nick Drake. Y decidi¨® incorporar a su repertorio a alguno de ellos. "La clave de una buena versi¨®n es que tenga su propia circulaci¨®n sangu¨ªnea", reflexiona. "De lo contrario, se convertir¨ªa en un mero ejercicio de nostalgia".
"No s¨®lo es que Thom, el chico de Radiohead, sea un gran compositor", dice Glasper. "Sucede, adem¨¢s, que sus progresiones arm¨®nicas nos resultan muy familiares. Los m¨²sicos de jazz podemos jugar de manera muy natural con sus cambios de acordes". El m¨ªtico guitarrista John Scofield, que acaba de grabar un disco (Out louder) con los mucho m¨¢s jovencitos Medeski, Martin & Wood, avala estos mismos argumentos. "Nosotros, ya de j¨®venes, grab¨¢bamos cosas de los Beatles. Los standards de jazz pueden provenir de cualquier otra m¨²sica, a veces muy distinta".
El sello franc¨¦s Nova (distribuido en Espa?a por Karonte) ha hecho fortuna con una serie discogr¨¢fica entretenid¨ªsima, Reprise!, que alcanza ya su tercera entrega. El subt¨ªtulo resulta del todo elocuente: When jazz meets pop (Cuando el jazz se encuentra con el pop). Y entre los contenidos figuran joyas muy apetitosas. El volumen 2 se abr¨ªa con Smells like teen spirit, el himno de Nirvana, reconvertido en material para lucimiento crooner por la voz del incombustible Paul Anka.
El tercero incrementa a¨²n m¨¢s el margen de osad¨ªa. En ¨¦l, Erika Stucky, peculiar¨ªsima californiana afincada en Suiza, juguetea con el Bad de Michael Jackson a golpe de tuba. La francesa Karen Lanaud levanta ampollas mudando Highway to hell, de los fieros australianos AC/DC, en pura languidez crepuscular. Y el colmo: el ingenioso septeto parisiense Pink Turtle, a¨²n sin discogr¨¢fica, se dispone a transformar en swing decadente de los a?os cincuenta todo lo que pasa por sus manos. En esta ocasi¨®n le corresponde el turno al Walk on the wild side, de Lou Reed, pero su repertorio tambi¨¦n se nutre de otras piezas en origen tan poco jazz¨ªsticas como Hotel California (Eagles), Logical song (Supertramp) y hasta el How deep is your love de los Bee Gees.
Hay m¨¢s ejemplos. El pianista de jazz y m¨²sica contempor¨¢nea Christopher O'Riley dedic¨® hace unas pocas temporadas un ¨¢lbum completo a, como usted ya estar¨¢ intuyendo..., Radiohead. Se titulaba True love waits: O'Riley plays Radiohead y serv¨ªa para demostrar que piezas como Karma police, Fake plastic trees o Bulletproof resisten bien una reformulaci¨®n en forma de piano solo. Y en Espa?a, el joven saxofonista Llibert Fortuny, abanderado de ese nuevo jazz que gasta zapatillas deportivas, acostumbra a marcarse en directo una endiablada y electrizante versi¨®n de With or without you, el cl¨¢sico de los irlandeses U2.
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