De Soweto a la Amazonia
Am¨¦rica Latina est¨¢ en efervescencia porque, mientras renueva sus liderazgos, busca soluciones a problemas ancestrales y reajusta sus relaciones con el mundo.
M¨®nica Chuji Gualinga, ind¨ªgena quichua de la Amazonia ecuatoriana, lo ejemplificar¨ªa porque, de entrada, rompe con el estereotipo de la india sumisa que habla quedito y mirando al suelo. Tiene 34 a?os, y 21 los ha pasado defendiendo los derechos de su comunidad, para lo cual ha contado con el respaldo de ONG de desarrollo ligadas, a su vez, con organismos de otros pa¨ªses. Pese a su juventud, M¨®nica est¨¢ en el centro de esa revoluci¨®n sin estridencias vivida por Ecuador: es una de las y los 132 asamble¨ªstas encargados de redise?ar la Constituci¨®n.
Espa?a y otros pa¨ªses han llenado el hueco dejado por EE UU en Latinoam¨¦rica
El proyecto ecuatoriano de Carta Magna incorpora la agenda de la nueva izquierda: se propone respetar los derechos humanos, proteger al ambiente y construir un Estado "pluricultural y multi¨¦tnico" sustentado en un "r¨¦gimen de autonom¨ªas". Respeta la econom¨ªa de mercado, pero busca modificar la forma en que funciona dentro del pa¨ªs mientras rompe con la camisa de fuerza impuesta por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial.
Un afluente de esta historia inici¨® en Soweto, Sur¨¢frica, hace tres d¨¦cadas. En 1976, un pu?ado de organismos de cooperaci¨®n y/o solidaridad europeas y una canadiense crearon el International Education Exchange Fund para formar l¨ªderes surafricanos en lucha contra el apartheid. El modelo lo exportaron a Am¨¦rica Latina, donde crearon, en 1979, la Consejer¨ªa en Proyectos y Servicios, una instituci¨®n de nombre neutro y perfil bajo. Su misi¨®n era proteger a las v¨ªctimas de los conflictos y apoyar en la consolidaci¨®n de esos organismos civiles donde germinaron nuevos liderazgos.
La Consejer¨ªa funcion¨® con una racionalidad bastante simple. Los organismos europeos y el canadiense ten¨ªan la representaci¨®n legal y obten¨ªan los fondos para proyectos preparados y monitoreados por un peque?o grupo de profesionales. El dise?o estrat¨¦gico y las prioridades se eleg¨ªan en consulta con un grupo de latinoamericanos. Si el flujo de recursos y el impacto son indicadores de los logros, la Consejer¨ªa ha sido exitosa porque ha canalizado cerca de 200 millones de d¨®lares a organismos locales y un buen n¨²mero de sus contrapartes han sido, son, protagonistas del cambio.
En v¨ªsperas de la reciente Cumbre Iberoamericana, la Consejer¨ªa inici¨® una nueva etapa. En la Lima de Fujimori y Vargas Llosa, las agencias de cooperaci¨®n del norte y Canad¨¢ entregaron de manera voluntaria la responsabilidad de dirigir la Consejer¨ªa a once personas: dos europeas, una canadiense y el resto latinoamericanas; por g¨¦nero, se dividen en seis mujeres y cinco varones, entre los cuales me encuentro.
El aggiornamento es una reacci¨®n al momento tan excepcional por el cual atraviesa en una regi¨®n en donde se alinearon factores que hacen posible avizorar soluciones de fondo. Las propuestas son tan variadas como las relaciones con el exterior, en donde destaca como gran novedad hist¨®rica el desplome en la influencia de Estados Unidos.
Por Irak, Washington se desentendi¨® de Am¨¦rica Latina, que tuvo m¨¢rgenes para la experimentaci¨®n, mientras que la mayor¨ªa de los gobiernos latinoamericanos pon¨ªan distancia frente a Washington. ?Para qu¨¦ exponerse a represalias del integrismo isl¨¢mico cuando hay abundancia de conflictos propios? ?Para qu¨¦ someterse a las recetas fallidas del FMI y el Banco Mundial cuando hay recursos en otros lados para explorar nuevas rutas? La fiebre independentista es evidente por doquier. Por ejemplo, el presidente de Ecuador declar¨® que renovar¨¢ la autorizaci¨®n para la base militar que Estados Unidos tiene en su territorio si Washington autoriza una base ecuatoriana en Miami.
Otros pa¨ªses han ido llenando el hueco dejado por la superpotencia. Uno de ellos es Espa?a, cuya presencia en la regi¨®n entr¨® en una zona de turbulencias debidas, sobre todo, a las transformaciones que vive la Am¨¦rica Latina y a la complejidad de la misma relaci¨®n.
De Espa?a llegaron empresarios honestos y emprendedores junto con corsarios dispuestos a todo con tal de obtener la ganancia f¨¢cil. Tambi¨¦n han venido pol¨ªticos investidos de sensibilidad y respeto, y los arrogantes como Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, quien, en el 2006, se plant¨® en un M¨¦xico polarizado por una elecci¨®n competida, lodosa y dudosa para decirnos que deb¨ªamos votar por el candidato af¨ªn al Partido Popular. Estar¨ªa finalmente esa multiplicaci¨®n de redes culturales y sociales. Por ejemplo, en la direcci¨®n de la Consejer¨ªa se sienta la ecuatoriana M¨®nica Chuji al lado de Pilar del Barrio, espa?ola con a?os de compromiso con los marginados de la regi¨®n.
De ese crisol saldr¨¢ la nueva Am¨¦rica. No busquen precedentes para lo que est¨¢ pasando. No los hay. Tampoco existe certidumbre sobre el porvenir. S¨®lo persisten las necesidades y la b¨²squeda de soluciones en un mundo tan globalizado que un proceso iniciado por Europa y Canad¨¢ en Soweto reaparece, d¨¦cadas despu¨¦s, en la Amazonia.
Sergio Aguayo Quezada es profesor del Centro de Estudios Internacionales de El Colegio de M¨¦xico.
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