Bolivia, Constituci¨®n o exclusi¨®n
El proceso constituyente, si dependiera de los partidos conservadores, no se habr¨ªa iniciado y se mantendr¨ªa la exclusi¨®n de m¨¢s de la mitad de la poblaci¨®n. O el proceso se alargar¨ªa indefinidamente para neutralizar al Gobierno de Evo Morales. Si no lo consiguen, optan por fracturar el pa¨ªs. La oposici¨®n, sin embargo, est¨¢ hoy mal representada por sus partidos, relativamente d¨¦biles y fragmentados, los cuales han optado por abandonar la Asamblea Constituyente. Los medios titulan que el MAS y Evo han "impuesto su Constituci¨®n", pero la oposici¨®n abandon¨® la Asamblea y pretende hacer durar indefinidamente el proceso constituyente, que lleva ya m¨¢s de un a?o, para paralizar la acci¨®n de gobierno. Es negativo, evidentemente, que unos y otros hayan optado por el enfrentamiento en lugar del necesario consenso que requiere el marco constitucional. Pero las responsabilidades no est¨¢n repartidas por igual. Se ha aprobado un proyecto de Constituci¨®n con una mayor¨ªa superior a dos tercios por la ausencia voluntaria de la oposici¨®n. L¨®gicamente, ahora deber¨ªa plantearse un refer¨¦ndum para despejar las dudas sobre los asuntos m¨¢s conflictivos.
El caballo de batalla de la oposici¨®n es la reivindicaci¨®n de la autonom¨ªa y la capitalidad para Sucre
La m¨²sica es l¨®gicamente indigenista. El MAS se comprometi¨® a iniciar un proceso institucional para terminar con la exclusi¨®n hist¨®rica de la poblaci¨®n ind¨ªgena, pero defiende la democracia representativa y participativa. La derecha econ¨®mica no creo que quiera derribar a Evo Morales, que aparece como el ¨²nico l¨ªder capaz de evitar el caos. Y resulta demag¨®gico ironizar sobre el lenguaje de un movimiento que representa a unas mayor¨ªas populares a las que durante siglos se ha dejado al margen de la vida pol¨ªtica. Las propuestas de "democracia directa" son imprecisas y no muy diferentes de los consejos c¨ªvicos de la presidenciable S¨¦gol¨¨ne Royal o el voto program¨¢tico de la Constituci¨®n colombiana, que en teor¨ªa permite desposeer a los cargos electos de su mandato. Las referencias al colectivismo de las tierras ind¨ªgenas y a su peculiar justicia no hace sino reconocer una situaci¨®n de hecho que se mantiene desde la independencia. Su posible inclusi¨®n en la Constituci¨®n estar¨ªa condicionada por el respeto de los derechos fundamentales y la adhesi¨®n a la Carta Internacional de Derechos Humanos, lo cual permitir¨ªa ilegalizar los comportamientos y las penas que conculquen estos derechos. Estas cuestiones, que afectan ¨²nicamente a las comunidades territoriales ind¨ªgenas -es decir, un cuarto de la poblaci¨®n, aproximadamente-, no parece que preocupen especialmente a los criollos, excepto como arma de propaganda contra el Gobierno.
La reacci¨®n opositora ha hecho de la reivindicaci¨®n de la autonom¨ªa regional y de la capitalidad para Sucre su caballo de batalla. Antes de las elecciones presidenciales se convocaron las primeras elecciones de prefectos y en cuatro de los nueve departamentos ganaron candidatos opositores. Hoy son estos prefectos y los comit¨¦s c¨ªvicos que se han creado en Santa Cruz, Tarija, Pando y Beni, la llamada Media Luna, la principal estructura de la movilizaci¨®n opositora. El movimiento se ha ampliado a Sucre y a Cochabamba, ciudades que siguen en importancia a La Paz y Santa Cruz. Pero reducir la cuesti¨®n a un enfrentamiento entre centralistas y autonomistas es inexacto.
El Gobierno de Evo Morales propone una ambiciosa descentralizaci¨®n a favor de las regiones, los municipios y las comunidades ind¨ªgenas. Plantea una regionalizaci¨®n del pa¨ªs y se discute la idoneidad de los departamentos actuales. Se apunta la posibilidad de crear regiones de menor tama?o como marco de programas econ¨®mico-sociales compartidos sin menoscabar las competencias de los departamentos. En los encuentros que tuve con los actuales gobernantes suger¨ª evitar el incrementalismo institucional y apoyarse en los actuales departamentos para promover el desarrollo regional. No se quiere sustituir el actual centralismo por otro y se enfatiza tambi¨¦n la autonom¨ªa de los municipios y de las "36 nacionalidades ind¨ªgenas" (l¨¦ase comunidades territoriales). Hay que tener en cuenta que en Bolivia, excepto en el caso de Santa Cruz (cuyo movimiento recuerda la Liga Norte de Italia), el regionalismo era hasta ahora un movimiento casi inexistente. El presidente propone ahora someter a refer¨¦ndum su cargo y tambi¨¦n los de los nueve prefectos. Es quiz¨¢ un ¨²ltimo recurso para evitar la fractura social si los protagonistas aceptan el resultado.
La demanda de capitalidad plena de Sucre ha terminado de agudizar el conflicto. Capital fundacional del pa¨ªs, fue desplazada progresivamente por La Paz, cuatro veces m¨¢s grande, sede del Gobierno y del Parlamento. Sucre es sede del poder judicial, y en la nueva Constituci¨®n ver¨¢ reconocida su capitalidad hist¨®rica y recibir¨¢ otras instituciones de la naci¨®n. Pero hasta la presidencia de Evo Morales no se hab¨ªa planteado una exigencia de recuperar las instituciones propias de la capitalidad con la radicalidad actual. Otra operaci¨®n manipulada por las minor¨ªas que se consideran las ¨²nicas legitimadas para ejercer el poder.
Como indicador de esta voluntad de reconocimiento hist¨®rico, la Asamblea constituyente se convoc¨® en Sucre. Desde Santa Cruz y otras zonas opositoras, los comit¨¦s c¨ªvicos, que han suplantado a sus partidos, se movilizaron y miles de sus miembros fueron a Sucre para manifestarse contra los constituyentes. Paralelamente, se radicaliz¨® la demanda de capitalidad plena y las organizaciones gremiales y universitarias se a?adieron a los manifestantes opositores llegados de fuera. El resultado es conocido: enfrentamientos entre los opositores y las fuerzas policiales que proteg¨ªan a los constituyentes. Hubo algunos muertos, pero no hay indicios de que la polic¨ªa disparara y s¨ª de que hubiera manifestantes armados. El Gobierno evit¨® que llegaran a Sucre las columnas ind¨ªgenas que se movilizaron en defensa de la Constituci¨®n.
Este detalle ayuda a entender el rechazo intolerante de los comit¨¦s c¨ªvicos contra los constituyentes, entre los cuales hay muchos ind¨ªgenas: los gremios sucre?os han hecho campa?a y han logrado que en la ciudad no se les permita el acceso ni a los hoteles, ni a los restaurantes, ni a los comercios, ni siquiera a los equipamientos o locales adecuados para reunirse. El racismo originario de Bolivia est¨¢ a¨²n muy presente.
Jordi Borja es profesor de la UOC.
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