El gigante asume (de momento) sus pecados

La Administraci¨®n Bush ten¨ªa dos opciones en Bali, comenta un veterano delegado en estas cumbres. "O hund¨ªa el barco porque ya se va y le da igual o se arrepent¨ªa en el ¨²ltimo momento de sus pecados y se redim¨ªa". Eligi¨® inicialmente la primera (rebajar todo lo posible el acuerdo) y finalmente la segunda (sumarse al pacto). EE UU no s¨®lo llega tarde a la lucha contra el cambio clim¨¢tico sino que lo hace en muy mala posici¨®n. Sus coches consumen el doble de combustible que los europeos, sus casas requieren mucha energ¨ªa porque est¨¢n mal aisladas y en Florida venden aire acondicionado para el jard¨ªn.

Es el resultado de d¨¦cadas sin apenas impuestos sobre los combustibles. Un estadounidense emite 20 toneladas de CO2 al a?o y un europeo, con un nivel de vida no muy alejado emite 10. Por eso, entre otras razones, para la Casa Blanca es un problema afrontar el calentamiento.

Pero ante las evidencias cient¨ªficas y la presi¨®n dentro y fuera de EE UU su situaci¨®n era insostenible. La delegaci¨®n estadounidense en Bali (varios cientos de personas, seg¨²n una portavoz) ha soportado una amenaza de veto de la UE, la acusaci¨®n de Al Gore, recibido como un h¨¦roe, de que obstru¨ªan la negociaci¨®n y, lo peor, la traici¨®n del ¨²nico socio en el rechazo a Kioto. Australia, que acaba de cambiar de Gobierno ha ratificado el protocolo esta semana.

En Bali, EE UU logr¨® rebajar el acuerdo para que no incluyera cifras de reducci¨®n de emisiones con el machac¨®n argumento de que eso "prejuzga" la negociaci¨®n en los pr¨®ximos dos a?os. Para compensar, la jefa de la delegaci¨®n, Paula Dobriansky, en su discurso final ante el plenario, propuso seguir "la ciencia que el Panel Intergubernamental de Cambio Clim¨¢tico nos ha dado en su ¨²ltimo informe", una frase que desmonta cualquier acusaci¨®n de escepticismo. Los estadounidenses est¨¢n molestos con la acusaci¨®n de que no hacen nada, y replican que en 2006 sus emisiones de gases de efecto invernadero cayeron un 1,6%.

A cambio de no introducir cifras en el texto, EE UU se compromete a estar en Kioto II. Queda por ver c¨®mo la Cumbre del Clima de los pr¨®ximos a?os articula el acuerdo, ya que dif¨ªcilmente EE UU va a aceptar un compromiso legalmente vinculante de un organismo de Naciones Unidas.