"Tengo trabajo, familia y estudios, pero vivo en un cuchitril"

Todos sospechaban. "En el bajo vive demasiada gente", comentaban los vecinos al cruzarse en las escaleras. La rotura de una tuber¨ªa dej¨® al descubierto la realidad. En el piso que provocaba los cuchicheos, de unos 90 metros cuadrados, viv¨ªan 13 personas hacinadas. Menos de siete metros por cabeza. Tres o cuatro por habitaci¨®n. Cinco nacionalidades con una sola cocina. Un piso patera en un edificio de gente bien de cinco plantas en Carabanchel.

El accidente, ocurrido hace dos meses, confirma una de las conclusiones del ¨²ltimo estudio de C¨¢ritas: hay chabolas m¨¢s all¨¢ de los poblados, aunque sea un fen¨®meno casi invisible. En Madrid capital hay casi 122.000 infraviviendas verticales con 440.000 inquilinos. Son una de cada diez viviendas y la mayor¨ªa de las que hay en la regi¨®n, con 184.665 casas insalubres.

M¨¢s de la mitad de los vecinos que se levantan cada d¨ªa en una de esas chabolas verticales, en las que no disponen de intimidad, donde les toca sortear el fr¨ªo porque la calefacci¨®n no existe, en las que se asean en ba?o compartido o donde tapan las grietas moviendo de sitio los armarios se consideran personas sin graves problemas de exclusi¨®n. Con trabajo, con familia, sin un entorno violento ni casos de abandono. Su situaci¨®n no se puede considerar marginal aunque su casa s¨ª lo sea.

Son el 52% de hogares "incluidos" recogidos en el informe de C¨¢ritas de Madrid La infravivienda en la Di¨®cesis de Madrid, presentado ayer. Es la primera vez que esta ONG realiza un estudio de estas caracter¨ªsticas. Para alcanzar sus conclusiones, ha combinado las cifras de Madrid del Censo de Poblaci¨®n y Viviendas del INE -los ¨²ltimos datos disponibles son de 2004- m¨¢s otros datos del Instituto de Rehabilitaci¨®n e Integraci¨®n Social (IRIS) de la Comunidad de Madrid. Su aportaci¨®n es el trabajo del Equipo de Investigaci¨®n Sociol¨®gica (EDI) de C¨¢ritas, que realiz¨® 415 encuestas entre mayo y junio de 2007 a inquilinos, con un error previsto del 4,8%.

Entre las viviendas analizadas en el informe incluyen 1.100 chabolas de las tradicionales. No figuran las casas de poblados como Ca?ada Real en los que no existen censos oficiales.

Una infravivienda, seg¨²n la ONG, se define por cuatro medidores. El primero, la habitabilidad, analiza si la vivienda tiene servicios: agua corriente, electricidad... La accesibilidad se centra en los ingresos, la discriminaci¨®n a la hora de alquilar un piso, el racismo del entorno o si los alquileres son muy caros. El tercer elemento es la estabilidad: si la vivienda es prefabricada, de integraci¨®n social, subarrendada por habitaciones...

El ¨²ltimo es la adecuaci¨®n, si el inquilino vive en condiciones de hacinamiento (menos de 10 metros cuadrados por persona) o de lo que C¨¢ritas define como promiscuidad: m¨¢s de dos personas por habitaci¨®n. La adecuaci¨®n (74,7%) y la habitabilidad (55,7%) son los factores m¨¢s comunes.

Seg¨²n la encuesta, uno de cada cuatro inquilinos de esas chabolas en altura es extranjero. Los tres restantes son espa?oles, entre los que se encuentra un gitano. La mayor¨ªa de las infraviviendas est¨¢n al este y al sur de la capital. Pero no s¨®lo se concentran all¨ª.

El distrito Centro es donde se concentran m¨¢s edificios con problemas estructurales graves, sobre todo en los barrios de Embajadores y Universidad, con 2.389 y 1.157 viviendas. Son tambi¨¦n los barrios con m¨¢s casas sin cuarto de ba?o, 2.000 de las 12.000 de Madrid capital. Las viviendas con peor saneamiento est¨¢n en el distrito de Fuencarral-El Pardo (220 de las 1.260 sin agua corriente). Las casas con los vecinos m¨¢s hacinados se encuentran en el distrito de Puente de Vallecas (2.757 de las 26.240 de Madrid).

Aunque hagan falta sucesos inesperados como la rotura de una tuber¨ªa para sacarlos a la luz, este tipo de pisos est¨¢n al alcance de cualquiera. El 20% de los encuestados encontr¨® el suyo en un anuncio o por Internet. El 10% a trav¨¦s de una agencia inmobiliaria.