Empujados al exilio por una superproducci¨®n de Hollywood
El estreno de 'Cometas en el cielo' obliga a dejar su pa¨ªs a cuatro ni?os afganos
Un luminoso despliegue de cometas sobre los cielos de Kabul proyecta el universo id¨ªlico, casi m¨¢gico, de dos ni?os afganos ajenos a las tensiones que presagian un pronto descenso al infierno de la violencia. Son los peque?os protagonistas de una historia de amistad, familia y redenci¨®n que, por primera vez en una superproducci¨®n hollywoodiense, no busca en Afganist¨¢n un mero escenario de la guerra contra el terrorismo.
El director quer¨ªa "humanizar a los afganos; no son Bin Laden ni terroristas"
Los peque?os fueron fichados en dos escuelas distintas de Kabul
Cometas en el cielo, basada en el best seller hom¨®nimo de Khaled Hosseini, se estren¨® el viernes en Estados Unidos (llegar¨¢ a Espa?a el 7 de marzo) con el benepl¨¢cito general de la cr¨ªtica, incluidas dos candidaturas a los Globos de Oro: a la mejor pel¨ªcula de habla no inglesa y a la mejor banda sonora, una partitura del donostiarra Alberto Iglesias. Sin embargo, lleg¨® a las salas estadounidenses con seis semanas de retraso sobre la fecha originalmente prevista, a ra¨ªz de una delicada parte del filme que ha trastocado la vida de sus actores infantiles, forz¨¢ndolos al exilio.
Aunque filmada de forma no gr¨¢fica, la secuencia de la violaci¨®n de un ni?o hazara a manos de un banda de pastunes ha atizado las tensiones ¨¦tnicas entre el temor a represalias contra sus j¨®venes int¨¦rpretes, todos ellos locales sin experiencia interpretativa. Cuatro de los peque?os, de entre 11 y 13 a?os, han tenido que buscar refugio junto a sus progenitores en Dubai, donde quiz¨¢ se vean abocados a acabar sus a?os escolares. "No han recibido amenazas directas, se trata de una precauci¨®n de los estudios ante el deterioro de la situaci¨®n en el pa¨ªs en los ¨²ltimos meses", asegura el director del filme, el alem¨¢n educado en Suiza Marc Forster, de 38 a?os, obligado a dedicar gran parte de la promoci¨®n en Londres a hablar de la suerte de los cr¨ªos. Los cines afganos fueron destruidos por la intransigencia de los talibanes, pero las copias piratas de las principales pel¨ªculas circulan hoy con facilidad por las calles de Kabul.
Al autor de Descubriendo Nunca Jam¨¢s, M¨¢s extra?o que la ficci¨®n o Monster's ball -que adem¨¢s dirigir¨¢ la pr¨®xima entrega de la saga de James Bond- se le nota afectado por algunos comentarios que le acusan de falta de sensibilidad ante la compleja realidad del pa¨ªs: "Sent¨ª que la historia del libro aportar¨ªa nueva luz sobre Afganist¨¢n, la esperanza de un nuevo comienzo, y nunca se me pas¨® por la cabeza que los ni?os corrieran peligro".
El director ha buscado con su filme "humanizar a los afganos, que no son Osama Bin Laden ni terroristas suicidas, y reflejar de una forma diferente una parte del mundo que ha sido despreciada por Occidente". El largometraje narra la singladura de Amir, un past¨²n de clase privilegiada, desde el Kabul de los meses previos a la invasi¨®n sovi¨¦tica (1979), hasta su huida a Estados Unidos, y su posterior regreso a un pa¨ªs devastado en pleno terror del r¨¦gimen talib¨¢n (2001). Su infancia est¨¢ marcada por la amistad con Hassan, el joven sirviente hazara que le ayuda a volar sus cometas, y que acaba sufriendo una violaci¨®n ante el silencio c¨®mplice de Amir. Forster ve en esta secuencia "la met¨¢fora de la indiferencia del mundo ante la agresi¨®n que ha sufrido el pueblo de Afganist¨¢n" en las ¨²ltimas d¨¦cadas.
El actor brit¨¢nico de origen egipcio, Khalid Abadallah, que debut¨® en el cine como uno de secuestradores del cuarto avi¨®n del 11-S en United 93, presta su rostro al personaje del Amir adulto. Para ello tuvo que aprender el dari, uno de los principales dialectos del pa¨ªs, que surge en los di¨¢logos junto al ingl¨¦s, el past¨²n y el urd¨². Aunque la pel¨ªcula fue rodada en una remota provincia china fronteriza con Afganist¨¢n, Forster quiso aportar "autenticidad" con este despliegue de lenguas. "Fue un milagro convencer a los productores", que invirtieron 15 millones de euros en el filme.
Las perlas del reparto multicultural son los ni?os afganos, fichados en dos escuelas de Kabul y que aportan frescura y credibilidad a un relato fiel al libro de Hosseini. Sobre todo el peque?o Ahmad Khan Mahmidzada, que conmueve en su papel de Hassan y que ha merecido el elogio de The New York Times: "Una de las grandes interpretaciones infantiles del cine". El padre de Ahmad aduce ahora que nunca le hubiera permitido participar en el rodaje de haber sabido que inclu¨ªa la secuencia de la violaci¨®n. Forster replica que sus protagonistas la ensayaron varias veces sin que se produjeran quejas por parte de nadie.
La acogida de Cometas en el cielo huele a Oscar, aunque la controversia ha empa?ado, seg¨²n el cineasta, el objetivo de contrarrestar "el estereotipo err¨®neo que Hollywood suele ofrecer de la cultura musulmana". Khalid Abdallah, ¨¦l mismo musulm¨¢n tan orgulloso de sus ra¨ªces como de haber nacido en Glasgow, asiente: "Un grupo de tan s¨®lo 19 t¨ªos [los secuestradores del 11-S] dijeron que representaban a los millones de musulmanes del planeta. Y Occidente ha comprado esa idea".
![Marc Forster, a la derecha, dirige a los dos ni?os int¨¦rpretes de <i>Cometas en el cielo.</i>](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/AY7MUR24TYGKIAI7GCZ6KC7GHI.jpg?auth=6826535f5d7416e479644b2ab82dfbe75a243941ff6f036215ad605a212b0ede&width=414)
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