Arsenio el reincidente
Un conductor confiesa en un control de alcoholemia que conduce "con cinco cubatas 300 de los 365 d¨ªas del a?o"
En la autov¨ªa de acceso a Madrid A-1 los coches discurren despacio por el embudo de conos controlado por m¨¢s de una decena de agentes bajo el mando de la capit¨¢n Laura. Aleatoriamente, van desviando veh¨ªculos para que los conductores se sometan a la prueba de alcoholemia. Los etil¨®metros port¨¢tiles hacen la primera criba. Los automovilistas que sobrepasan el l¨ªmite permitido, 0,25 miligramos de alcohol por litro de aire espirado, tendr¨¢n que someterse a otra prueba con un sistema de precisi¨®n.
Son las tres de la madrugada del s¨¢bado. Le toca el turno a un potente coche alem¨¢n conducido por un hombre de unos 50 a?os. Antes de llegar a su altura, los guardias ya saben que ha ingerido tanto alcohol que superar¨¢ los 0,60 miligramos, la l¨ªnea que separa la infracci¨®n administrativa y el delito, seg¨²n la ¨²ltima reforma del C¨®digo Penal. "Pare el motor y saque la llave", le espeta un agente, tras ver que el resultado ha sido 0,78 miligramos.
Un control 'caza' a cuatro conductores con tasas de alcohol consideradas delito
Basta un poco de conversaci¨®n para que Arsenio, un gallego residente en Madrid, se destape como temerario y reincidente. Un calco perfecto del perfil de conductor al que a nadie le gustar¨ªa encontrarse en la carretera. "No pasa nada", comenta mientras se tambalea un poco, "hace dos a?os tuve un accidente en Algete con 0,70 de alcohol; el coche, siniestro total; pero gan¨¦ el juicio". Y confiesa: "De 365 d¨ªas del a?o, 300 conduzco en este estado". Hoy se ha tomado cinco copas de ron con coca-cola, pero mientras espera la segunda prueba arguye, euf¨®rico: "De aqu¨ª hoy salgo indemne". Pero el etil¨®metro le devuelve una mala noticia: 0,70 miligramos. La cosa se pone fea y comienza a protestar, aunque sin perder la educaci¨®n: "No s¨¦ a qui¨¦n par¨¢is, primero hay que meter en la c¨¢rcel a los que roban y matan. Yo no me considero un conductor peligroso".
Cuando los agentes comienzan a redactar el atestado, Arsenio se viene abajo, les comenta algo de un agente amigo, que nadie conoce. Le leen sus derechos y le comunican que est¨¢ detenido. Pasan las horas y al filo de las cinco de la madrugada Arsenio sigue sin bajar de 0,64. "Estoy de maravilla, eh, ahora mismo cojo el coche y llego a Alemania", espeta a un guardia que le recuerda que el veh¨ªculo est¨¢ inmovilizado y que en unos minutos le dir¨¢n cu¨¢ndo tiene que comparecer ante el juez por un delito que puede costarle una pena de c¨¢rcel de hasta seis meses.
Pateando el suelo para luchar contra cinco grados bajo cero, argumenta que con un coche como el suyo lo l¨®gico es apurar el acelerador, y se queja de los l¨ªmites de velocidad. "Lo que tienen que hacer es arreglar las carreteras", refunfu?a, mientras en alg¨²n arrebato de remordimiento asegura que beber "est¨¢ mal". Junto a ¨¦l dos hombres, que tambi¨¦n han dado positivo, murmuran: "Si a ¨¦ste ya le vimos antes de que nos pararan bicheando (haciendo cambios peligrosos de carril)". Un poco m¨¢s all¨¢, un dominicano de 22 a?os jura que s¨®lo ha tomado una copa, pero "con el est¨®mago vac¨ªo". "Todos dicen lo mismo", comenta un guardia civil. El aparato indica 0,58 miligramos. Cuando se le comenta que est¨¢ en el l¨ªmite del delito abre mucho los ojos y se queda mudo. Unos segundos antes, en el furg¨®n policial dec¨ªa optimista antes de soplar: "Alguna vez le toca a uno [los controles], son m¨¢s seguridad para todos".
Justo a esa hora, un hombre mayor recoge al joven que ha batido el r¨¦cord de la madrugada, 0,94 miligramos. Seg¨²n el sargento Jos¨¦ Luis, en diciembre se nota mucho que la gente bebe m¨¢s. La mayor¨ªa de los 13 denunciados esta noche -cuatro de ellos pasar¨¢n a disposici¨®n judicial- ven¨ªa de beber mucho y comer poco con los compa?eros de trabajo. El dispositivo ha controlado a 425 veh¨ªculos.
Los coches de los conductores ebrios son inmovilizados con una barra que va del embrague al volante. Todos tienen derecho a llamar para que una gr¨²a o alguien se haga cargo del veh¨ªculo. Pero tambi¨¦n pueden optar por esperar a que la tasa de alcohol baje de 0,25 miligramos, algo que puede llevar hasta cinco horas, en el caso de tasas tan altas. En principio, nadie es llevado a comisar¨ªa desde un control preventivo, a menos que tenga antecedentes; pero est¨¢n formalmente detenidos varias horas.
Cuando se levanta el dispositivo, cerca de las seis de la madrugada, los cuatro coches que quedan retenidos son llevados a una zona segura; a los conductores se les da un n¨²mero de tel¨¦fono para avisar a una patrulla cuando crean que est¨¢n sobrios, y s¨®lo cuando el medidor as¨ª lo corrobore podr¨¢n mover su veh¨ªculo.
Arsenio sabe que dentro de poco tendr¨¢ que ir a juicio, que como poco le pondr¨¢n una multa y que le quitar¨¢n el carn¨¦ una temporada. Tambi¨¦n sabe que lo que queda de noche lo pasar¨¢ durmiendo en su potente coche. Como se le ha se?alado un juicio ordinario en vez de uno r¨¢pido, pasar¨¢n unos meses hasta que rinda cuentas con la justicia. Hoy volver¨¢ a conducir.
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