Despedida una empleada tras anunciar un cambio de sexo

"Ahora me queda una preocupaci¨®n: tendr¨¦ que operarme la cara para suavizar las facciones porque si no, no encontrar¨¦ trabajo". Sara Schulze, de 36 a?os, estaba radiante: acaba de ser indemnizada con 22.000 euros por la multinacional alemana T¨¹v Rheinland Group, que la despidi¨® en septiembre tras anunciar su intenci¨®n de cambiar de sexo. La direcci¨®n no encaj¨® que Matthias, un competente ingeniero alem¨¢n con empleados a su cargo, quisiera convertirse en Sara y poco despu¨¦s del verano le rescindi¨® el contrato, te¨®ricamente por bajo rendimiento y problemas con empleados y clientes. Sara siempre supo que la raz¨®n fue otra.

La normativa internacional obliga a quienes deseen cambiar de sexo a seguir un programa de control con psic¨®logos y psiquiatras para que certifiquen que no se trata de una fantas¨ªa pasajera. Y eso implicaba que Matthias viviera un a?o ya como Sara como requisito indispensable para pasar por el quir¨®fano. "Cuando se lo comuniqu¨¦ a mi jefe en mayo se le cayeron las gafas", recuerda. "Le dije que yo siempre fui as¨ª y ¨¦l me contest¨®. '?Pero si no se nota'!". Sara, que vive en Espa?a desde hace seis a?os, se qued¨® sin trabajo y pidi¨® apoyo en la Asociaci¨®n de Transexuales de Catalu?a (ATC). La UGT, que ya hab¨ªa ganado el caso de Gina, otra transexual ahora delegada sindical en su empresa, la asesor¨® y el caso no lleg¨® ni a juicio.

Sara ha recibido ya dos ofertas de trabajo, pero no regresar¨¢ al mundo laboral hasta que no se someta a las dos operaciones de sexo y la cara. "El resto se oculta, pero la voz y la cara no. Esa es la diferencia entre hombres y mujeres", cuenta.